Si una mañana cualquiera,

Al sol de costumbre

Y los gestos de siempre,

Alguien

Con los ojos cargados de sueño y apuro,

Nos dice,

Se ha ido

Ya no vuelve

 

Miraremos en las plazas,

Buscaremos empecinados,

Tras los árboles y las esquinas,

Las huellas de su presencia,

Su equipaje.

 

Y si todo es inútil,

Nos armaremos de paciencia,

Guardaremos uno a uno los recuerdos compartidos,

Montaremos guardia contra el polvo del tiempo y el olvido

Y esperaremos a la noche,

Con café caliente,

Y la puerta sin cerrojo,

Y aunque no venga

Nunca diremos,

Se ha ido.