a Guillemo G. Padilla

 

 

 

Vengo a buscar la luz que me ha mirado,

 

en el tímido tiempo de la infancia;

 

vengo a buscar mi casa y su fragancia

 

y el eco de los cantos que he cantado.

 

 

 

Vengo a buscar el río colorado,

 

el imperioso azul, la honda distancia,

 

los silenciosos sauces de la estancia

 

y el Cerro de las Rosas, perfumado.

 

 

 

Aquí están mis recuerdos más queridos;

 

aquí mi corazón y sus latidos,

 

aquí a mi madre, pálida, se nombra…

 

 

 

Vengo a buscarlo todo y a buscarme.

 

Aquí estoy y estaré. Aquí he de darme

 

ya poblado de sombras, a la Sombra.

 

 

 

De Libro de Homenaje”, 1957.