Aráoz 642
Laboriosas abejas
cotidianamente,
zumban por las mañanas
con el café caliente
y el mate compartido.
Asà era mi casa
Tranquila y silenciosa
En las siestas calientes del verano.
El agua para el mate,
la tarde compartida
(una mirada limpia
resbalando canillas).
Papá leyendo un libro
mamá regando el pasto
Estela con su sombra
deslizada en el patio.
AsÃ, asà era mi casa
una sonrisa tibia
abierta a la mañana.
HAY RUIDO DE MOTORES
de gritos apagados
Hay gente sometida
a la indefensa ternura del rebaño.
La sangre está quemando sus fronteras
porque hay un cerro que me llama.
Hay una casa abierta a los amigos
y un corazón en calma.
Hay tres rostros que miran desde lejos
y contemplan asombrados mi nostalgia.
Alcira Fidalgo. 9/3/68.
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