Aunque todavía quedan cinco fechas hasta que termine el campeonato de la B Nacional, es casi un hecho que Gimnasia militará un año más en la segunda categoría del fútbol argentino. Salvo que ocurra un milagro, el Lobo jujeño deberá conformarse con terminar el campeonato entre los diez primeros y postergar su ilusión para el 2011. Atrás quedó el sueño de volver al fútbol de primera para jugar con los grandes.
      El equipo es muy intermitente, le gana a cualquiera pero también pierde con cualquiera, no tiene regularidad y la realidad indica que por cuestiones tácticas y futbolísticas, no está para ascender. Han pasado muchos encuentros claves en los cuales el plantel jujeño tenía la posibilidad de acercarse a los líderes y los jugadores no los aprovecharon. Los partidos ante Tiro Federal, Quilmes, CAI, Olimpo, Ferro, Platense y Sportivo Italiano, fueron los que marcaron el desequilibrio, algunos jugando muy mal como Quilmes, Olimpo, Ferro, Italiano, otros desarrollando un juego interesante pero que al final terminaba lamentando por errores claves, ya sea del arquero o de la defensa, que a esta altura no se la ve tan segura como en partidos anteriores. Los números demuestran que todavía Gimnasia puede soñar, pero la realidad indica que un equipo sin resto físico, falta de equilibrio en sus líneas, reacciones de los jugadores y cuerpo técnico, dentro y fuera de la cancha, no puede pelear por nada. Por diferentes motivos Gimnasia no se ubica en la tabla como uno de los candidatos para pelear una promoción, el mismo técnico reconoció que el Lobo se quedará un año más en la B.
      Sólo quedarán partidos para cumplir y engrosar el promedio para el campeonato que viene, Belgrano, Instituto, Boca Unidos de Corrientes, Defensa y Justicia y Deportivo Merlo, serán los próximos rivales, parece increíble que en la nota del mes pasado titulaba “Gimnasia vuelve a soñar”; dónde quedó la garra y actitud del partido ante San Martín de San Juan, en qué parte se escondieron las ideas que a Gimnasia le cuesta encontrar, por que es que el equipo nunca encuentra un goleador de raza que lo lleve a ganar un partido. En dónde quedó el equilibrio de los cuatro partidos ganados y la ilusión de la gente por pelear una promoción. Las respuestas no son fáciles de contestar por el simple hecho de que ni el propio técnico sabe cómo sacar su equipo adelante, porque la falta de ideas comienza en él y su cuerpo técnico. Es por eso que me animo a decir que si el ciclo de algunos jugadores termina en junio, debería ser lógico que el ciclo de un tipo bárbaro como Héctor Arzubialde, también culmine en esa fecha. Mucho intentó el técnico, pero su terquedad de mantener algunos jugadores en cancha, le jugó una mala pasada. El ejemplo más claro se llama Juan Arraya, jugador que no le retribuyó al técnico la confianza puesta en él, sin demasiada convicción en su juego, el delantero se ganó el rechazo de sus propios comprovincianos por falta de mentalidad y actitud, sin embargo el entrenador lo bancó en todas, pero Arraya no cumplió; pero no es la única falla del equipo, si hablamos del mediocampo, el técnico nunca encontró al carrilero por izquierda, probó con Castillo, Alonso, Manzano, Gil y algunos más, pero los muchachos no respondieron para acompañar a Lunita, el único jugador diferente del equipo, quien también debió jugar por derecha cuando Arzubialde lo necesitó. Para colmo cuando Luna no atravesó su mejor su día o no jugó, el equipo no tuvo creación ni generación. Otro de los grandes problemas del plantel fueron las lesiones sobre la mitad y final del campeonato, la mala suerte le jugó en contra y en un momento se lesionaron ocho jugadores titulares en un mismo partido. Sin embargo éstas no deben ser excusas para justificar el regular desempeño de Gimnasia en el campeonato. Los jujeños terminan el torneo sin ilusiones, porque también la defensa se cayó, la única línea que no había sido cuestionada por los hinchas y los periodistas, bajó su nivel y comenzó a sufrir desinteligencias que le costaron caro, con arqueros incluidos, primero De Georgi y después Bernacchia. Tampoco quedaran de lado los problemas de indisciplina dentro y fuera de la cancha, en los partidos y en los entrenamientos. El mediocampo combativo de Gimnasia, llevó a que Ramasco sume una amarilla por partido y eso en un equipo equilibrado no pasa nunca. En menor medida Ramasco junto a Iuvale, pagaron los platos rotos de la falta de equilibrio del plantel, que los extraña mucho cuando no están, pero que por otra parte los condiciona a quedarse con uno menos en cualquier momento cuando ellos juegan, porque son jugadores temperamentales que sienten la camiseta.
      Sentimiento, ese es otro de los ítems que no debo dejar de mencionar. En éste sentido caen muchos en la bolsa, incluso algunos jugadores que hace tiempo visten la camiseta de Gimnasia y que deberían tenerla pegada al cuerpo, sin embargo ni los propios jujeños la defienden con amor propio y aunque ellos lo nieguen -siempre lo niegan- en varios partidos hemos observado falta de actitud y jugadores sin alma, sin ganas, sin actitud. El juego no basta y eso ha quedado demostrado no sólo en partidos de fútbol, sino en la vida misma.
      Gimnasia deberá barajar y dar de nuevo, una vez más habrá que pensar en los que se marcharán y los que seguirán, los que estarán peleados con el técnico, si es que se queda, y los que son de su preferencia. Armar el rompecabezas de nuevo será el gran desafío y otra vez no se apostará demasiado a los Ferreira, Lavallen, Zelaya, Ortega, Gutiérrez, Romero y tantos chicos más que vienen de las inferiores. Ellos sólo pueden apagar el incendio, pero nunca ser la base del plantel, por lo menos es lo que demostró cada técnico que vino para hacerse cargo de Gimnasia de Jujuy, y Arzubialde más allá que los utilizó en algún que otro partido, no es la excepción. La ilusión del ascenso se esfuma de a poco y después de perder ante Platense e Italiano, mucho más, porque un equipo con aspiraciones de llegar a una promoción para ascender a primera, no puede perder con ellos, por más ilógico que sea el fútbol.
      Sin embargo las culpas no sólo pasan por el técnico y los jugadores, también son los dirigentes los que eligen, aunque ellos digan que es el técnico. Otra vez la dirigencia se equivocó trayendo a Jujuy lo que quedaba o salía más barato, en realidad no apostó demasiado en serio para volver cuanto antes, quien le dice que los dirigentes no se sientan tan mal viendo a su equipo jugar en la segunda categoría del fútbol nacional, al fin y al cabo, estará en ellos destinar un presupuesto importante para traer al Lobo lo mejorcito del mercado. Sin embargo y a pesar de todos los cuestionamientos y desahogos que hago en ésta nota, la esperanza siempre está y mientras haya una institución con bases firmes, la revancha llegará. Todos esperamos volver cuanto antes, creíamos que llegaba ahora, no estaba mal que una ex figura del club se consagrara como director técnico llevando a su equipo a primera un año antes de la Copa América.  Habrá que esperar y volver a empezar una vez más.