Municipalidad de Jujuy Jujuy en L�nea Diario Jujuy
San Salvador de Jujuy - ARGENTINA /

Hotel Gregorio
Finca La Colorada

Hotel Gregorio

 

 

Entrevista de Carlos Monterrosso

Charla abierta con Miguel Pereira

Esta charla tuvo lugar en el programa La bruja de las palabras (Radio Universidad). Se escribió buscando reflejar la forma de ver el mundo del cineasta jujeño Miguel Pereira, a partir de subtítulos que enmarcaran cada temática.

    Pereira En el Festival de Cine de Mar del Plata.


Identidad argentina

Una parte del país está invisibilizada. O está visible pero con una mirada externa. Lo que más nos cuesta es mostrarnos a nosotros mismos por nosotros mismos. Al país se lo mira a partir de la visión que tienen los medios nacionales. De esto siempre me he quejado. Cuando se muestra el interior, siempre se muestra lo malo: la pobreza, los niños desnutridos, las inundaciones. Y muy poquitas veces, la gran riqueza cultural que tiene este interior.
La dicotomía capital-interior me parece realmente estúpida. Hoy ya tengo que decirlo así. Más lo pienso y más ridículo me parece. Si un país no es su interior, ¿qué es? La Capital Federal, ¿qué es? ¿Un enclave europeo? La suma de todas las partes, provincias, culturas, etnias, geografías es lo que conforma este país llamado Argentina.

Identidad americana
La visión que yo tengo de lo que ha sido la conquista de América se asemeja a una violación. Acá existía un mundo viviendo su propio ritmo, su propio tiempo, su propia cultura. No los idealizo. El ser humano es malo, tiene un lobo adentro. Aquí los pueblos se atacaban unos a otros, se mataban, se ofrendaban, se arrancaban los corazones. Eran seres humanos.
Pero a esos pueblos americanos un día llegó otra cultura con una tecnología superior que los dominó, también con la ayuda de esos mismos pueblos americanos.
Ese mundo europeo vino y violó el mundo americano. Y producto de esa violación es lo que somos todos hoy. Somos los descendientes de esa violación. Yo creo que ésta es la Argentina.
Somos una mezcla, una gran mezcla. Han quedado reductos étnicos americanos muy acendrados, como en Bolivia y Perú, pero el resto es una gran mezcla. Y esa mezcla incluye también al porteño que ha seguido un modelo cultural europeo. Esa también es una parte de lo que somos.

El país está hecho a un modelo cultural y estético europeo. Seguimos con esa ilusión de copiar lo europeo. No por nada todos nuestros grandes escritores siempre se iban a París…
Por ejemplo, a veces nos regodeamos en la publicidad argentina. Ganamos premios internacionales, traemos los Clío, etc. Pero ¿alguna vez hemos visto un morocho en una publicidad argentina? Salvo que esté puesto para reírse o como ironía... Ahí se reproduce y se perpetúa la imagen de lo que quiere ser el argentino.
En estos días, aquí en Jujuy, he visto que, por un lado, tenemos una corriente que quiere reivindicar las raíces étnicas, la cultura ancestral, y por el otro,  nunca he visto tantas chicas teñidas de rubio, pero todas de piel morena. Eso me produce tristeza.

 

Cortometraje autobiográfico
Mi bisabuelo paterno vino de Vigo. Por el lado materno estoy profundamente enraizado con América, porque mi mamá era boliviana y su papá era peruano. Por eso, de algún modo, siento que soy una síntesis de esa esencia americana. Pienso a América a partir del encuentro de dos culturas.


Nací en San Salvador de Jujuy
, en el barrio de Cuyaya. Nací en mi casa. Estudié en la escuela Belgrano, después hice el Colegio Nacional y estando en cuarto año me fui a Estados Unidos con un programa de intercambio estudiantil. Fue un salto muy grande, imaginate: de Jujuy hasta allá. Esa ida a Estados Unidos me abrió la cabeza. Descubrí el mundo. Y quedé con ganas de seguir viajando. Me sentía ciudadano del mundo.

Después estudié traductorado de inglés dos años en Buenos Aires y luego comencé a estudiar Derecho en Tucumán, en aquel terrible 1975. Aquella época en ese lugar era tan difícil que me volví a Jujuy, para decepción de mis padres que esperaban el título universitario.
Entonces me fui con dos amigos a recorrer Brasil durante un año. Fue una experiencia muy intensa. Por eso me sentí muy identificado cuando vi la película “Diario de un motociclista”. Conocer nuestra América, las raíces profundas. A mí también me animaba ese idealismo que tenía Ernesto Guevara. Y ahí despuntó mi vocación por el cine. Al regreso de Brasil comencé con el cine y no lo dejé nunca más.

 

    Fortunato Ramos en Ecos de los Andes.

Cine y Malvinas
Estudié cine en Londres. Terminé la carrera y un día salí de mi casa para ir a recibir el diploma. Me encontré con las calles londinenses conmocionadas por grandes titulares en los diarios: “Argentina invade”. Era el 2 de abril de 1982. Esta increíble coincidencia marcaría profundamente mi carrera.

Malvinas fue el despertar de la conciencia de que no somos europeos en el exilio. Porque los europeos venían, disparaban y nos mataban, con el apoyo de toda Europa. Y ahí empezamos a decir: ¿no será que somos latinoamericanos? ¿No será que los peruanos, los venezolanos, los brasileños están dispuestos a venir a darnos una mano? ¿No será que tenemos que empezar a mirar y a entender nuestra historia y nuestro destino a partir de considerarnos habitantes de este continente latinoamericano? Yo creo que esto fue lo que se planteó durante la Guerra de Malvinas, ¿no?.

 

Con Federico Urioste (Hundan al Belgrano, 1996), que había estudiado conmigo en Inglaterra, nos dispusimos a hacer nuestro primer trabajo cinematográfico. ¿Qué podemos contar?, nos preguntamos. Y ambos coincidimos en comenzar a contar lo que son nuestras raíces culturales, nuestra identidad, movidos también por las aberraciones que habíamos visto durante la Guerra de Malvinas. Por ejemplo, durante esa guerra la película más vista en Argentina fue Carrozas de Fuego, una exaltación del hombre británico; la empresa petrolera Shell de Argentina proveía de combustible a la flota inglesa desde puertos patagónicos, etc.

La deuda interna
Apenas regresé a Argentina, en 1982, me acuerdo que una tarde estaba en casa escuchando radio Nacional. Era un maestro rural que contaba anécdotas y después pasaba música. Muy emotivo… la voz, todo. Me cautivó. Y le pregunté a mi padre: ¿quién es este hombre? Ese es Fortunato Ramos, un maestro, un poeta, un músico, de Humahuaca. Entonces fui a buscarlo, charlé con él, y así surgió la idea para nuestro primer documental con Federico Urioste. Se llamó Eco sobre los Andes (1983) y Fortunato era el conductor del relato. Lo mostramos a Fortunato en un recorrido por las distintas escuelas de la Quebrada y Puna jujeñas donde él se había desempeñado como docente. Así, registrábamos el encuentro con los viejos amigos que él había dejado ahí o algunos alumnos que habían retornado. Y se mostraba el entorno cultural y geográfico jujeño.

Durante las recorridas, un día Fortunato Ramos nos contó la historia de un chiquito que se llamaba Verónico Cruz, un alumno suyo del pueblo de Caspalá, que se le había “pegado” mucho y se convirtió casi en un hijo de Fortunato. Verónico vivía con sus abuelos, sus padres se habían marchado. Pero en un momento a Fortunato lo trasladan a otra escuela. Tres años después vuelve a Caspalá y pregunta por Verónico. Le cuentan que había muerto por una pulmonía que se complicó y, especialmente, porque nadie lo asistió. Cuando escuché esta historia me nació la idea de La Deuda Interna, que en inglés se llamó Verónico Cruz.
Esta historia que me contó Fortunato la ligué a otra gran ilusión de muchos jóvenes puneños de ese entonces: conocer el mar y, de ser posible, a bordo del crucero General Belgrano. Eso constituía el honor más grande, por la fuerte presencia de la figura de Belgrano acá en Jujuy. Y allí toda la historia se conecta con Malvinas y tiene un final trágico. Así terminó de fraguar la idea de La Deuda Interna.

En 1983 regresé a Inglaterra y allí escribí el guión. Lo presentamos en el INCAA, donde lo recibieron despectivamente, como “folclorismo barato”. Pero después de mucha insistencia logramos un crédito del INCAA con el cual sólo podíamos financiar la filmación pero no la postproducción. Entonces presenté el guión en el Instituto Británico de Cine. “Nos parece sensacional esta historia; nos encanta el guión”, me dijeron. “Pero no sabemos quién sos ni si tenés aptitudes para filmar esta película”. Así que quedamos en que yo filmaría la película y luego les enviaría algunas partes para que ellos evaluaran el material. Y así fue. Después de filmarla les llevé parte del material y finalmente los ingleses financiaron toda la postproducción e incluso se ocuparon de presentarla en el Festival de Berlín. Más tarde se armaría un lío bárbaro en el parlamento inglés porque un ente oficial inglés había financiado una película argentina relacionada con el tema Malvinas.
La filmación había sido toda una epopeya ya que la hicimos casi sin dinero, formando una cooperativa. Nuestro “catering” eran unas cajas PAN que conseguimos.

¿Película muy jujeña? Sí. Pero más que nada es auténtica. Y eso se percibe en La Deuda Interna. El gran mérito que respiraba esa película era su autenticidad. Y su autenticidad también emanaba que estaba hecha por jujeños, por actores jujeños, por “no actores” jujeños, técnicos jujeños formados improvisadamente. Y sólo una pequeña parte de ingleses, gente amiga mía que vino a darme una mano. Yo quería que el actor principal también fuera jujeño. Pero acepté el consejo de Julio Lencina, productor de la película, que me insistía que al menos debía haber una cara conocida.

Fuimos a la presentación de la película en el Festival de Berlín, el segundo más importante luego de Cannes, y nos sorprendimos con Julio Lencina al ver que a las 9 de la mañana, en la función para la prensa especializada, el cine más grande de Berlín estaba colmado con dos mil personas, su capacidad máxima. Cuando terminó la película comenzó un aplauso sostenido que no se detenía y no se detenía y no se detenía. Duró minutos. Julio y yo nos mirábamos y no entendíamos nada.
Con el empujón de haber logrado el Oso de Plata de Berlín, la película recibió otros veinte premios en otros festivales internacionales y fue vista en muy diversos países, como Turquía y la India, por ejemplo.

 

    Afiche de la Deuda interna en inglés.


Cine político y estético

Yo no he hecho un cine que no sea político. Mi cine es profundamente político. En mis 24 películas siempre he tratado de mostrar temas sociales de inequidad. Lo que sí, yo he tratado de narrar y contar desde una visión estética, no ideológica. Porque entendí tempranamente que cuando uno tiene una definición ideológica de la vida, de la sociedad, del mundo, y quiere imponérsela a los otros, se levantan enseguida las defensas de esos otros. Pero si me puedo comunicar con esa otra persona a través de otro discurso que no sea el ideológico sino el estético, entonces tengo muchas más posibilidades de que me abra la puerta y pueda escuchar lo que yo tengo que decirle.
Por eso mi cine está muy ligado a la estética. Lo concibo así. Para mí, la suma de la imagen más el tema que se está tratando más la música y los tiempos que utilizo para narrar, forman un cine muy poético, muy lírico, por así decirlo. Y creo que eso produce que el espectador sienta una empatía con los personajes y pueda emocionarse. Y si el espectador se emociona, va a estar más predispuesto a escuchar o a mirar el mensaje que está por ahí atrás.

 

Milagro en Jujuy
He recibido muchísimas críticas por haber realizado un documental sobre la organización barrial Tupac Amaru. Había regresado a Jujuy después de haber estado algunos años en Buenos Aires, donde trabajé como presidente del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Y decidí quedarme acá en Jujuy. Y la primera persona con la que tuve contacto en este regreso mío fue Raúl Noro, con quien nos conocíamos desde hacía muchos años. Y Raúl es la pareja de Milagro Sala.
Y un día Raúl me preguntó: “Miguel, ¿conocés el trabajo que está haciendo la organización barrial Tupac Amaru?” Y yo no conocía nada. Sólo sabía lo que decían los medios, el tema de los cortes de ruta, la violencia, la ciudad sitiada y todo eso. Y Raúl me dijo que le gustaría que yo hiciera un video institucional sobre la Tupac Amaru en el que se pudieran ver las obras, la escuela, la fábrica textil, etc.
Entonces comencé a recorrer todo, a hablar con la gente para dar un primer vistazo y hacer una primera evaluación. Cuando terminé, le dije a Raúl que un video así, sólo mostrando las obras, iba a ser como un cuerpo sin alma, porque la que moviliza todo esto es Milagro Sala. “Hay que mostrar quién es esta mujer, cuál es su historia, de dónde viene, qué la ha motivado a crear este gran movimiento”, le dije. Pero Milagro se resistía fuertemente: “¡Yo no quiero aparecer! Yo quiero que vos mostrés las obras”, me decía. Pero yo insistí. Porque para poder entender qué era la Tupac Amaru había que entender quién era ella. Porque, para mí, la Tupac Amaru es un reflejo, un espejo de lo que ella ha vivido, de dónde viene.

Hay que recordar que fue un trabajo por encargo. No fue una iniciativa mía de documentalista sino un trabajo profesional para alguien que me contrató. Sólo rechazo trabajos con los que tengo un fuerte desacuerdo ideológico o que van en contra de principios míos.

“Milagro en Jujuy” significó para mí el descubrimiento de un personaje jujeño que me sorprendió. Me sorprendió realmente lo que es Milagro Sala.  Mucho se puede decir de Milagro. A favor, en contra. Porque ella despierta esas pasiones. Despierta devoción y despierta odios. Más allá de eso, para mí lo más importante –y que es coincidente y coherente con toda la obra que vengo haciendo– es que Milagro Sala es una mujer jujeña. Y a todo lo que sea jujeño –en eso soy un chauvinista tremendo– lo valoro mucho más.
Y no deja de maravillarme que en este lugar tan pequeñito, alejado y perdido se sigue generando gente diferente e importante. Porque de la misma manera que uno habla de Milagro Sala también puede hablar del Perro Santillán. ¿Cómo puede ser que un sindicalista de un gremio así de chiquito, el SEOM, de una municipalidad, haya llegado a ser un referente nacional y haya podido decirle a la cara al menemato que había que cambiar el modelo? Esto es algo medio mágico, medio extraordinario que tiene Jujuy: cómo genera personajes que trascienden largamente nuestras fronteras. Podemos hablar de Héctor Tizón en las letras, músicos que descollaron en distintas partes del mundo, artistas plásticos.

Esencia de Jujuy: cultura + naturaleza
No sólo abordé la problemática jujeña desde el cine sino también por otros medios. Fui candidato a diputado nacional junto a Rubén Daza. Pensando a Jujuy desde ese otro plano, pensando qué encuadre usar para buscar las soluciones jujeñas, llegué a la síntesis de que en su esencia Jujuy es su cultura y su naturaleza. Para mí estos son los dos pilares fundamentales donde se asienta lo que es Jujuy, como un espacio geográfico y un espacio humano, su cultura y su naturaleza. Es lo que nos hace únicos, distintivos.

Minería jujeña
Hoy siento que esos dos componentes están amenazados. Y creo que no tenemos conciencia de esa amenaza que está ocurriendo a través de la depredación de los recursos naturales. Y la minería es una parte de esos recursos naturales. Por eso comencé a estudiar y a involucrarme muchísimo más en la defensa de esos recursos naturales. Este no es un problema que le pasa sólo a Jujuy sino a toda la Argentina y a todos los países del tercer mundo.
La dicotomía “minería sí” o “minería no” es engañosa. Uno no se puede oponer a la minería. La minería es madre de industrias que producen cosas que necesitamos todos los días. Lo que es cuestionable desde todo punto de vista es un modelo de minería: la megaminería contaminante a cielo abierto. A eso nos oponemos. Para nosotros, ese modelo no tiene sentido para nuestra provincia.
A cada rato escuchamos los cantos de sirena de los grandes capitales transnacionales y, obviamente, de quienes viven de la minería. Pero a largo plazo ese modelo es un gravísimo riesgo para el medio ambiente jujeño y no deja beneficios económicos tangibles.
También hay que desmentir que la minería es sustentable. El oro o el cobre no crecen, no se reproducen como las plantas o los animales. La minería es extractiva. Extrae, saca. Cuando se termina de sacar, no hay más.
En la semana de la Minería de Mayo de 2010 he visto muchas cosas. Pero desde un solo punto de vista. La minería se mueve en silencio, en secreto. Poco se habla y poco se sabe. No se ha invitado a ninguna asociación que no esté de acuerdo o simplemente que tenga otra mirada sobre el tema, de tal forma que se busque el equilibrio. Y creo que hay que buscar el equilibrio para que la minería sea realmente redituable para la Provincia, que no sea contaminante, que cuide el medio ambiente, que existan contralores, controles precisos sobre los procesos industriales, que la materia prima extraída se industrialice acá para generar valor agregado en la Provincia, etc.

El desembarco de las grandes compañías transnacionales en Argentina comenzó a gestarse en los años 90. En la reforma de la Constitución de 1994 se decidió que los recursos naturales de las provincias, que antes eran del estado nacional, pasaran a ser patrimonio de los estados provinciales. Pero allí hubo una trampa. Porque por otro lado se promulgó una ley de inversiones mineras que dio una gran cantidad de facilidades extraordinarias para quien quisiera invertir en minería. Y obligaron a las provincias a adherirse, mediante leyes provinciales, a esta ley federal. De modo que lo que se nos dio por un lado se nos quitó por el otro. Esa ley establecía, por ejemplo, que las regalías mineras no podían ser mayores al 3%, que los emprendimientos mineros debían tener seguridad jurídica por 30 años, que la actividad minera no pagaría derechos de importación y que estaría exenta de la mayoría de los impuestos.
En estas condiciones, la actividad minera no le aporta ningún tipo de beneficio a la provincia.
Por ejemplo, Mina Pirquitas dice que invirtió 200 millones de dólares. Pero la mayor parte de esa inversión no ingresó en la provincia sino que se destinó a la compra en el extranjero de la tecnología necesaria para la extracción. Y sin pagar derechos de importación.
Según las cifras del último presupuesto provincial, al estado jujeño ingresaron solo nueve millones de pesos en concepto de regalías mineras, en todo el 2009. Para un presupuesto total que ronda los cuatro mil millones, los ingresos por regalías apenas significan el 0,022%. No tiene sentido. ¿Genera puestos de trabajo? Sí, 1.500. Si los comparamos con los 100.000 que tiene la Provincia, no parece ser una cifra muy importante: 1,5%.
De modo que, realizada de esta forma, la actividad minera no le sirve a la Provincia. Lo que nos aporta no es proporcional a lo que se nos quita ni a lo que debería generar la actividad. Uno no puede entregar su patrimonio minero por el 0.022% del presupuesto y el 1,5% de los puestos de trabajo. Es ridículo.
Hoy las ganancias son pura y exclusivamente para las empresas transnacionales.

“Milagro en Jujuy” (2007).


También en minería tenemos que buscar el consenso de toda la sociedad jujeña. Hoy sólo se escucha la voz de las compañías extranjeras y sus socios locales. Y ellos buscan maximizar sus beneficios, como es lógico, así que no se los puede culpar. De modo que la responsabilidad cae sobre nuestros gobernantes, sobre los que les abren las puertas, los que deben ejercer el control, los que negocian qué vamos a dar a cambio de qué. Estamos igual que hace 200 años: nos llevaban el cuero y después nos vendían los zapatos. Ahora se van a llevar el litio de Jujuy y van a venir a vendernos las baterías para los celulares.
Esto va más allá de los partidos políticos. Esto tiene que ver con el futuro de todos los jujeños.

Integración y cultura popular
Lo que proclamo es la necesidad de integración. Creo que Jujuy no tiene futuro, no tiene rumbo, si no se integra. Pero no nos encontramos. Y lo veo de los dos lados: tanto de los sectores populares que se movilizan y patean la estantería con el legítimo derecho de reclamar una mínima dignidad, como también de nuestro lado, los “carapálidas”, que tampoco hacemos mucho por integrarnos. Y creo que Jujuy no tiene salida si no buscamos ese equilibrio y esa integración.
El único espacio transversal que tenemos los jujeños, donde todos nos encontramos, nos igualamos y nos integramos, es la cultura. En el Carnaval, en la Fiesta Nacional de los Estudiantes, en el Éxodo, en la Semana Santa. La cultura popular es el único elemento transversal capaz de lograr la integración en esta provincia.
Desgraciadamente, nuestros gobernantes creen que la cultura son las “artes”, las artes cultas. Y no es así. El valor patrimonial más grande que tiene este pueblo es la cultura popular y la diversidad.
Y la naturaleza. Porque todos sucumbimos ante la belleza y la variedad extraordinaria que nos ha dado la naturaleza en un lugar de apenas 53.000 kilómetros cuadrados.

Postdata
No me gusta quedar encasillado como cineasta. Yo soy un hombre preocupado por el destino de esta provincia. Y junto a mí hay un montón de gente que está preocupada por el destino de esta provincia. Estudiamos, analizamos, investigamos, trabajamos. Porque no nos resignamos a que Jujuy quede en manos de gente que no quiere a Jujuy.






espacio del lector
Nombre/seudónimo*
Edad * años
E-mail *
Comentario *
 
IMPORTANTE: Está terminantemente prohibido incluir agravios, calumnias, insultos, ataques a terceros, lenguaje inapropiado o cualquier comentario discriminatorio. Recordamos que no se publicarán comentarios que no respeten las reglas.


·
·
·

Copyright © 2008 El Ojo de la Tormenta - Reservados todos los derechos.

Lavalle 261, Oficina 5—Bº Centro - San Salvador de Jujuy (4600) - Jujuy - Argentina.
Teléfono: 0388-4235343 / Fax: 0388-4235343 - Correo: info@elojojujuy.com.ar

.   .