La delegación de deportistas jujeños, que este año se redujo por decisión del ministerio de Desarrollo Social, área de la que hoy depende la secretaría de Deportes, obtuvo el noveno lugar en la tabla general del certamen internacional, que encabezó Salta. Los representantes de la provincia cosecharon 19 medallas en total; 7 de oro, 4 de plata y 8 de bronce y lograron viajar a Chile, después de haber participado en torneos locales en los que les exigieron marcas mínimas impuestas por la mencionada secretaría, organismo que supervisó la clasificación para los Juegos de Chile. Esta limitación, que bajo el punto de vista deportivo puede ser correcta, exige al atleta lograr un alto rendimiento y un mayor esfuerzo, pero también desilusiona al que, por unos segundos no llegó a la marca establecida. Reglas de juego que exigen a chicos ilusionados, cumplir con un tiempo determinado, haciendo que el deportista se encolumne en la elite de la competencia que en Jujuy casi no existe.
      Es decir, se impone una marca mínima, no para valorar al deportista que la logre, sino para filtrar al que no pueda obtenerla. Ese filtro determinó que 110 personas viajaran a Chile, entre profesores y atletas, y en consecuencia la cosecha de medallas fue menor que en otros años. Todo lo contrario a los salteños, que duplicaron la cantidad de los atletas jujeños y se quedaron con el primer lugar. No cayó bien en algunas asociaciones o federaciones que les dijeran que los Juegos sólo se utilizaban para pasear; con la mano en el corazón, turismo puede hacer una persona que tiene su economía organizada y que planea un viaje, pero los chicos participan con la ilusión de competir y hasta, por qué no, con la alegría de conocer un nuevo lugar como deportistas amateur y no como organizaciones sociales o sindicatos, a los que sí se beneficia. Ejemplos como éste hay muchos, “olimpiadas sindicales”, “juegos interfuerzas”, “encuentros nacionales”, organizados por “luchadores” que presionan al gobierno para conseguir apoyo y lo peor de todo es que lo logran.
      En consecuencia, les sacamos a los chicos la ilusión de un viaje y no limitamos a otros sectores sociales que recorren el país y el mundo, levantando la bandera del “deporte para todos”. No está mal que a los deportistas jujeños se les exija un alto rendimiento, pero tampoco se puede limitar la cantidad de chicos, manifestando que van a hacer turismo. Qué pecado hay en que un atleta de 14 a 19 años pueda conocer otro lugar y que el pretexto sea el deporte. La determinación tomada es también desconfiar de la actividad deportiva que se hace en Jujuy y de quienes tienen a cargo la organización de la misma. En muchas oportunidades escuché hablar de los Trasandinos catalogándolos como “juegos mediocres”, entonces si no sirven para nada por qué se exige tan alta competencia.
Los Trasandinos fueron creados hace más de una década por directores de Deportes que tenían como principal objetivo confraternizar, unir y socializar. En ese momento, los funcionarios de las provincias del norte de Chile y Argentina y el sur de Perú y Bolivia, decidieron que en enero de 1998, se integraran deportivamente las regiones, provincias y departamentos de los cuatro países. La idea que nació del coordinador de Programa, profesor Luis Gallardo Osorio, estuvo siempre orientada a crear un encuentro deportivo, donde pudieran participar jóvenes de las regiones mencionadas. Tras una serie de reuniones de coordinación, en las que Antofagasta y Jujuy, actuaron como ciudades sedes; autoridades de alto nivel de los países involucrados sellaron el compromiso, a través de firmas de acuerdos y actas para materializar el proyecto deportivo integracionista. En esa oportunidad, participaron jóvenes de las provincias de Jujuy, Salta y La Rioja por Argentina; los departamentos de Arequipa y Tacna por el Perú; Chuquisaca, Oruro y Tarija por Bolivia y las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo por Chile, en las disciplinas de atletismo, básquetbol, gimnasia artística, judo, natación y tenis de mesa en damas y varones. La segunda versión de los JUDEJUT Argentina ‘99, marcó una ampliación de la competencia internacional, particularmente en el número de deportistas que llegó a 2.200.
      De igual modo se ampliaron las disciplinas deportivas y cantidad de delegaciones, incorporándose Catamarca por Argentina; Puno y Cusco por el Perú y Potosí por Bolivia. Así los Juegos fueron creciendo y de a poco convirtiéndose en más competitivos, a tal punto que hoy significa para Jujuy la única competencia internacional que tienen los atletas de disciplinas deportivas que no sea el fútbol. Una de las ganadoras históricas que más medallas obtuvo en los Juegos, es la nadadora de Jujuy Catalina Juárez, quien aún nadando para la Selección Nacional, nunca olvidará cómo inició su carrera deportiva en estos Juegos. A pesar de que las mismas autoridades no valoran este encuentro, en el que dicen no hay nivel competitivo, atletas como Jaime Rodriguez Baldiviezo, quieren estar porque se enfrentan con un peruano o un chileno que exige marca, para luego lograr un record en otra competencia nacional o internacional.
      No es cierto que para los jujeños dé lo mismo participar en estos Juegos, que se crearon a instancias de un director de Deporte de Chile y otro de Jujuy. El certamen debe ser respetado por los funcionarios de turno, porque la idea nació de la provincia y cada vez nuestra participación debería ser más exitosa. ¿Hay otro evento que iguale el nivel del certamen y que se realice todos los años? No lo hay y eso es sabido por provincias como Salta que tienen deportistas de élite que se destacan en el país y sin embargo viajan con una delegación numerosa, porque valoran el nivel internacional del certamen que es más profesional que los torneos de entre casa o interprovinciales que se organizan en disciplinas que dicen ser competitivas, por ejemplo el rugby, en el que los jujeños viven confraternizando pero nunca sale un jugador profesional . El resultado de la terquedad fue que nuestros jóvenes se quedaron con menos de 20 medallas, atrás de Salta, Arequipa, Coquimbo, Atacama, Tarapacá, Arica, Antofagasta y Catamarca. El resultado positivo se lo llevaron los que por suerte pudieron participar, como por ejemplo los integrantes de la Escuela de Atletismo de la Secretaría de Deportes, quienes cosecharon 7 medallas, con marcas importantes para Rodriguez Baldiviezo, corredor de 110 y 400 metros con valla, que éste año participará en el Mundial Juvenil de Atletismo de Canadá. Nadie puede negar que el vóley masculino es líder en los Juegos, con más de 10 medallas doradas y una de plata, como así también el femenino, con menos logros, pero llegando a instancias finales. Igual ocurre con el básquet femenino y masculino, deportes que nos hacen quedar muy bien y casi siempre ocupan el podio. La natación y el ciclismo, fueron disciplinas en las que los jujeños también aparecieron.
      A los Juegos Trasandinos se les debe dar la importancia que se merecen, ni más ni menos, y valorar que es la única competencia internacional, en la que el atleta mínimamente comienza a ser tenido en cuenta y mimado, porque viaja en un colectivo bien equipado, con ropa deportiva representativa de su provincia, se aloja en un hotel en el que es atendido con dedicación, compite en pisos sintéticos de alto nivel o piletas de grandes dimensiones que en su provincia no tiene. El atleta se siente importante y este evento internacional que se realiza todos los años, debería considerarse el primer paso hacia el profesionalismo. Los Juegos incentivan la cultura de la competencia sana, con o sin marcas mínimas. Los Trasandinos integran y marcan la vida de un deportista que tiene intenciones de ser profesional, porque se siente como en una villa olímpica, donde va conociendo a sus futuros rivales en otros eventos. Los Juegos no son una mentira, existen hace 12 años; algunos los aprovechan y arrasan en la cosecha de medallas, otros reniegan de ellos y reducen delegaciones porque no hay presupuesto, aunque sí existe apoyo para una escalada al cerro con fulanitos de Buenos Aires, que son tratados como reyes, porque nos muestran el cartelito de Viva Jujuy, propaganda que también deberían tener las camisetas de todos los chicos que nos representen fuera de la provincia en estos cuestionados Juegos de la Juventud Trasandina.