Hay leyes que buscan ordenar las conductas sociales de los ciudadanos, en busca de una convivencia más feliz y segura. Hay leyes que tratan de prevenir y controlar problemáticas sociales graves, que afectan a grandes segmentos de nuestra sociedad. Hay leyes que inducen mejoras en las relaciones humanas y la calidad de vida, a través de la implementación de polÃticas públicas que desde el Estado generan herramientas para lograr dicho objetivo.
La ley que reglamenta en Jujuy las actividades nocturnas, los horarios para la diversión, los controles de venta de bebidas alcohólicas, etc. no posee ninguna de aquellas caracterÃsticas. Se trata de una normativa escrita en la década del ´70, por algún militar que pretendió âreprimir el alcoholismoâ, como dice el mismo tÃtulo de la ley. Que ha recibido modificaciones últimamente por una Legislatura que no quiso o no pudo debatir los temas en cuestión, y decidió, simplemente modificar un artÃculo, disponiendo que el horario de cierre de los âboliches bailablesâ sea a las 4 AM.
Es una ley que yo considero ilegÃtima en su origen porque es una ley de la dictadura, pensada para un ordenamiento social que no representa la realidad hoy. Por lo tanto, no tiene en cuenta la plena garantÃa por parte del Estado de los derechos de los ciudadanos, ejercidos en libertad y democracia.
No dudo de la buena fe del legislador creyendo que a partir de esa metodologÃa creÃa generar el marco regulatorio necesario y suficiente para poder prevenir determinadas conductas y actividades que hacen a la vida nocturna en la provincia; pero sà me sorprende el superficial tratamiento de la problemática en cuestión al momento de modificar la ley, ¿habrán creÃdo que sólo con una acción (cerrar los boliches más temprano) se resolvÃan todos los problemas?
Se genera conflicto con la juventud. Y la juventud hoy no está siendo representada ni contenida. Creo que cada persona tiene que vivir experiencias de acuerdo a su edad. Y es durante la juventud, cuando los individuos buscan socializar, conocer a otras personas, participar de actividades recreativas, bailar y divertirse sanamente. Y es la sociedad en su conjunto quien debe generar las condiciones para que esa juventud pueda hacerlo sanamente, en los lugares que corresponde, y en las mejores condiciones posibles. Sin coartar sus libertades. Sin contrariar su propia naturaleza. Sin menoscabar sus posibilidades.
Pero en esta provincia, nada de eso sucede. Y siempre es más fácil recurrir a los âparchesâ en vez de tratar la integralidad del problema, sin menoscabar los derechos de todos los ciudadanos.
Esta ley ni siquiera tiene el acompañamiento de los padres, primeros responsables de las conductas de sus hijos. Lo sostengo porque cuando el Estado toma medidas restrictivas de las libertades, como en este caso, y esa decisión es compartida por quienes deben cumplirla (los jóvenes) o hacerla cumplir (los padres) se da una potenciación de la medida, logrando los efectos buscados. En este caso eso no ocurre. Quienes deben cumplir la norma, quienes ven limitados sus derechos, los jóvenes, no cumplen en absoluto ya que no salen a las 4 AM y van a sus casas; salen a las 4 AM de los boliches y se van a las plazas, a las plazoletas, a lugares descampados, debajo de los puentes, a las zonas rurales -en el caso de ciudades como San Pedro y Libertador- a seguir tomando, a seguir divirtiéndose; y en el mejor de los casos, a fiestas privadas o âafterâ. Y quienes deben hacerla cumplir, los padres, no exigen a sus hijos que regresen a sus casas en un tiempo razonable, posterior al cierre de los boliches. Al contrario, la mayorÃa de ellos dicen que no pueden obligarlos a volver a casa, y no saben adónde están sus hijos entre las 4 AM y las 6 AM, hora de regreso habitual.
Además, es errónea en su aplicación. Porque el Poder Ejecutivo, sólo se concentra en hacer cumplir el horario pero no hace nada en cuanto a la venta de bebidas alcohólicas, al control con respecto a la seguridad de nuestros jóvenes y adolescentes, al transporte público durante la noche, la violencia en las calles, la distribución de drogas, o el desorden público.
La PolicÃa no controla en absoluto la venta de bebidas alcohólicas ni fuera ni dentro de los boliches; es más, se multiplica después de las cuatro de la mañana y esto está comprobado, no solamente con los delivery, con los drugstores, con las despensas que abren a medianoche, sino también con los âafterâ que es una nueva figura de club nocturno que abren después de las cuatro de la mañana clandestinamente. Tampoco se realizan campañas de prevención del alcoholismo o de promoción de conductas más sanas a la hora de divertirse.
Con respecto a la situación de los jóvenes al salir del boliche e irse, se da una situación de inequidad e injusticia social inaceptable. SÃ, hay mucha comodidad en aquellos que tienen un auto estacionado, que llegan al boliche en sus autos o en el auto del amigo y se van del boliche a las 4 de la mañana en ese mismo auto. Pero esa es una Ãnfima minorÃa en la provincia de Jujuy; hay boliches donde entran 2000 ó 3000 personas y no hay 2000 ó 3000 vehÃculos afuera.
La gran mayorÃa utiliza el transporte público. Pero, a esa hora de la madrugada no hay servicio de colectivos, por lo que los chicos se ven obligados a esperar en la intemperie durante más de una hora, expuestos no sólo a las inclemencias del tiempo sino también a la inseguridad. Y aquellos que pueden económicamente usar el servicio de remises o de taxis, tienen que soportar una lucha cuerpo a cuerpo para poder conseguir alguno, y pagar por ese viaje el doble de lo que vale. ¿Por qué nadie quiere ver estos descuidos? ¿Por qué el Estado, que sostiene estas medidas, no garantiza el transporte público? Y tenemos una cantidad inmensa de jóvenes y adolescentes transitando por las zonas donde están los boliches y no tienen en que volver a sus casas.
Y en el interior de la provincia, el tránsito a esa hora es un descontrol total, y no hay ni el mas mÃnimo control vehicular por parte de las autoridades municipales. Y este es otro punto que demuestra que hablamos de una ley sin consenso. Los municipios no acompañan la implementación de estas medidas, no sóolo en el punto antedicho sino tampoco en lo que respecta a los controles de los puntos de venta de bebidas alcohólicas, que se realiza durante toda la noche, en locales habilitados y no habilitados para tal fin.
La venta de alcohol no disminuyó, lo que cambió es quién y dónde se vende. Quizás no lo sigue vendiendo el bolichero de 4 a 6 AM pero puedo asegurar que se venden en drugstores y en negocios que están abiertos al público como las pequeñas despensas, porque uno recorre los barrios y ve que en cualquier casa de cualquier barrio de cualquier ciudad de la provincia abren una ventana y venden alcohol. Y se ha generado otro sistema de venta clandestina, inexistente hasta que se implemento esta ley, que es el âdeliveryâ de bebidas, donde con un simple llamado telefónico la bebida llega a cualquier punto de la ciudad. ¿No se pretendÃa disminuir el consumo de alcohol con esta ley? ¿No se buscaba que los jóvenes estuvieran menos expuestos a estas facilidades de comercialización del alcohol? Eso no se consiguió; es más, se multiplico.
Y el problema de la seguridad y la violencia es lo más grave. No se ha resuelto ninguno de los problemas de seguridad que supuestamente este horario ayudarÃa a resolver, ni se disminuyeron las situaciones de violencia. Divido esta temática en dos aspectos. El primero es la seguridad para todo el segmento poblacional que sale de noche durante los fines de semana. Para ellos la realidad es peor ahora, no sólo por la falta de transporte nocturno sino también porque como salen todos juntos al mismo tiempo son blanco expuesto para los delincuentes. El gobierno dice que han disminuido los Ãndices de accidentes de tránsito, pero no brinda información sobre la cantidad de casos de emergencias que reciben las guardias hospitalarias durante los fines de semana, de las que no muestran estadÃstica alguna. Tengo información directa de los médicos que atienden dichas guardias y los problemas se han agravado. Por otra parte, está el tema de la seguridad en los barrios periféricos, especialmente en el interior de la provincia, que quedan sin efectivos policiales ya que la mayorÃa de ellos se encuentran afectados al cierre de los boliches bailables. Los centros vecinales se han quejado en reiteradas oportunidades ante las autoridades sin encontrar respuesta alguna. Porque todos sabemos la cantidad de agentes que hay de noche en nuestras ciudades, y que no son suficientes para el cuidado de la seguridad. Entonces, también me pregunto ¿ha disminuido o ha aumentado el Ãndice de robos, de hurtos o de asaltos en esas horas?
A todas las problemáticas descriptas se suma una indiscutible: la cuestión cultural. Hay cuestiones culturales de nuestra sociedad jujeña que por naturaleza hacen a nuestra identidad, a nuestras actitudes y a nuestra conducta como sociedad, que no se han tenido en cuenta en esta ley. Considero que las leyes deben ordenar, pero al mismo tiempo en ese ordenamiento reflejar la identidad cultural de la sociedad que pretende ordenar. Durante los carnavales, por ejemplo, se dieron situaciones muy violentas entre la gente y la policÃa, en contra de costumbres establecidas de una punta a la otra de la provincia. En San Pedro, los corsos terminaban más tarde que los bailes, llegando a haber más de 10 mil personas en las calles a las 5 AM, con la policÃa persiguiéndolos. O en Humahuaca, donde el intendente de la ciudad directamente expuso la imposibilidad de hacer cumplir la ley ya que la fiesta carnestolendas se vive en las calles, en los clubes, en las plazas, en las casas. Otro ejemplo de rechazo a la ley fueron las cenas de egresados, donde se tuvo que hacer excepciones lógicas dado que es imposible que dichas fiestas comiencen y terminen más temprano.
Otra situación molesta es la de las fiestas privadas, casamientos y cumpleaños, en las que los ciudadanos simplemente deciden compartir un momento de felicidad y distención con sus seres queridos, y sin embargo el Estado obliga a terminar, sin ninguna razón de orden público que justifique esa restricción. ¿Por qué razón, los adultos deben aceptar tal limitación? ¿O es que este tipo de festejos molestan al resto de la sociedad? ¿Será que la gente, en dichas situaciones, generan disturbios inmanejables?
Lo que sucede los viernes, los sábados, los domingos, los dÃas previos a los feriados, nadie quiere ver. La realidad es que los chicos quedan expuestos en vez de permanecer en lugares seguros. La realidad es que esta ley no genera los efectos que buscaba. La realidad es que esta ley ha multiplicado situaciones negativas, porque no se ha abordado las problemáticas en profundidad y porque el Estado se ha dedicado a una sola acción en vez de avanzar sobre los problemas integralmente. La realidad es que esta ley vulnera derechos civiles sin resolver nada.
Hay muchos aspectos de esta ley que hay que reconsiderar, porque cuando avanzamos sobre estos temas, son pocos los legisladores que conocen la realidad que viven nuestros jóvenes. Pero no midamos con nuestras creencias o nuestros modos de vida, las actitudes de toda una sociedad.
Los padres son responsables, muchos quieren saber y saben dónde están sus hijos, los controlan, les ponen lÃmites, y el Estado debe garantizar su seguridad. Pero también vemos cómo muchos otros padres, ante hechos mÃnimos, no se hacen cargo de sus hijos, y es a esos jóvenes a quienes debemos tutelar.
Como diputada provincial he presentado dos proyectos de ley alternativos. Uno tiene es la creación de un âPrograma Provincial de Prevención de los Riesgos vinculados con el Esparcimiento Nocturnoâ, donde se reglamenta fuertemente la actividad de todos los establecimientos, no solamente de los boliches, sino de todos aquellos locales que se dedican justamente al esparcimiento nocturno. Establezco una serie de medidas de seguridad, higiene y comodidad que deben cumplir; indica las conductas que se deben generar en los mismos; dispone las correspondientes multas y controles que se deben implementar en caso de incumplimiento; incluyo un segmento especÃfico de reglamentación de esparcimiento para menores de edad, âMatinéesâ o fiestas blancas; y un nuevo régimen horario, más acorde a nuestra realidad.
El otro proyecto regula el âExpendio de Bebidas Alcohólicasâ, disponiendo restricciones horarias estrictas a todos los locales de venta, como asà también requisitos muy complejos para quienes quieran ejercer el comercio de bebidas alcohólicas en todo el territorio provincial.
Creo que hay que abordar estos temas con dos herramientas distintas, complementarias, integrales. Y sólo podremos generar efectos positivos si se genera un ordenamiento consensuado con todos los actores sociales que se vean afectados por esta normativa. Y con el compromiso de todos los poderes del Estado para hacer efectivo su cumplimiento.
Desde la Comisión de Asuntos Sociales hemos abordado participativamente todos estos temas, en un marco de respeto a todos los actores involucrados, invitamos a los dirigentes de centros vecinales, a los dueños de locales nocturnos, a los remiseros y taxistas, a los jueces de menores, a los padres. El debate fue exitoso ya que todos pudieron expresar sus puntos de vista, y parte de los que expongo en este articulo son situaciones que se plantearon en estas reuniones. También los jóvenes participaron por Internet, a través de Facebook, con más 900 mensajes recibidos por medio de esta red social.
Pero en términos legislativos, lamentablemente, el resultado fue negativo. Los diputados, en su mayorÃa, no quisieron escuchar, no quisieron saber, y cerraron su posición en un âNOâ rotundo a la modificación de la ley en cuestión. A pesar de que todos los invitados expresaron su rechazo a esta normativa.
Sin argumentos que fundamenten dicha postura, simplemente decidieron que âhay que darle más tiempo al gobierno para que implemente estos horariosâ. Y el gobierno sólo respondió que âestán haciendo lo que puedenâ. Y âlo que puedenâ evidentemente es bastante poco dado que hace más de un año que están llevando adelante esta disposición y sólo se han multiplicado los efectos negativos.
La venta de alcohol no disminuyó. La seguridad no mejoró. Los actos de violencia e Ãndices delictivos no se modificaron. La vulnerabilidad que sufren los jóvenes en el ejercicio de sus derechos no ha cambiado. La drogadicción sigue creciendo. La molestia de los vecinos de los lugares de esparcimiento nocturno sigue siendo la misma, y sus quejas siguen sin solución. Las condiciones sociales del esparcimiento y diversión se han deteriorado. Los menores siguen sin control, saliendo durante las noches y accediendo a cualquier tipo de sustancias maliciosas. Los padres están más preocupados que antes sobre donde están sus hijos durante los fines de semana. Y la sociedad en su conjunto, sigue lidiando con los mismos problemas.
Pero el gobierno âhace lo que puedeâ y los legisladores se conforman con decir âvamos a esperarâ. Como si eso fuera suficiente.
Esta ley no ordenó las conductas sociales de los ciudadanos, no logró una convivencia más feliz y segura. Esta ley no consiguió prevenir ni controlar las problemáticas sociales graves, que afectan a grandes segmentos de nuestra sociedad. Esta ley no mejoró las relaciones humanas y la calidad de vida de los jujeños.
Y es un fracaso en su implementación, ya que no es una polÃtica pública que desde el Estado genere herramientas para lograr objetivos estables y duraderos. No tiene el acompañamiento de la sociedad no sólo por no haber logrado los objetivos que buscaba sino, especialmente, porque su fundamento es contrario a nuestras costumbres culturales y a las libertades civiles.
Por eso yo planteo estos proyectos para que los evaluemos, repensemos las cosas, y más allá de que todos tengamos la buena voluntad de generar un orden social distinto, que mejore justamente las condiciones de vida y de diversión de nuestra sociedad, que seamos respetuosos de la identidad y de la cultura de la sociedad que decimos representar.
*Diputada provincial. Pagina Web: www.carolinamoises.com.ar; www.legislaturadejujuy.gov.ar; Facebook: Grupo de debate âLey 5597â
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