La delincuencia funciona como el brazo ejecutor del terror contra la ciudadanÃa por parte del poder. Todos los estados tienen -cuando quieren- los medios suficientes para impedir la proliferación de los bandidos y de las bandas. Desde la noche de los sistemas de explotación, los poderes han tenido una Ãntima relación con el control de la delincuencia.
Lo que está sucediendo, es que se están agotando los medios y las posibilidades de especulación, manipulación, robo a cara descubierta pero con traje y corbata como el último traslado de fondos públicos a bancos, entidades financieras, fondos de pensiones y monopolios de toda laya. El aumento de beneficios por medio de actividades "lÃcitas y legales" ya no es suficiente.
Caen los derechos y las conquistas sociales, los estados del bien estar y las conquistas de todos los trabajadores, para que esos fondos que administran los estados, en otro y no muy lejano "sablazo" pasen a los nombrados.
Esperan y no sin razón, que "las gentes", nosotros, no aceptemos con tanta sumisión y parsimonia tales robos descarados, asà que arman a "sus chicos" para que nadie salga por ahà a manifestarse, organizar concentraciones fuera de horas laborales, etc. El mundo jerárquico está procurando desesperadamente pervivir en un sistema nazi mundial.
La única alternativa es colectivizarnos desde cada calle, cada barrio, en cada pueblo, los ciudadanos reunidos a cara descubierta y en las calles y plazas, debemos exigir la vigencia de nuestros derechos, la justa distribución de nuestros recursos, el final de la arbitrariedad caciquil, puntera o jerárquica, funcionado asambleariamente.
Con el compromiso perdurable de ser autores de nuestras iniciativas de organización y de su cumplimiento, lo que incluye, el mantenimiento del funcionamiento social en el nivel en el cual nos encontramos âpero sin coimas, sin hurtos, sin apaños- con la ética de quienes nos sentimos y nos sabemos iguales.
*Periodista y escritor jujeño que reside en Madrid desde hace más de cuarenta años.
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