Laura Barberis

      En la última década (y algo más) el peronismo local, salvo algún escarceo electoral o un hecho muy puntual, mantuvo una recatada actitud en sus críticas a la Unión Cívica Radical jujeña. Claro, entre otras cosas se puede aducir que pasaba así, porque el PJ siempre tuvo la sartén por el mango (y el mango también diría María Elena Walsh) o sea: no dejó de estar a cargo del gobierno de la provincia y casi en todos los períodos, desde el ’83,  tuvo mayoría en la Cámara de Diputados, en los concejos deliberantes y excluyente permanencia en intendencias y comisiones municipales. Cuando los radicales ganaron municipios como el de San Pedro, Libertador o El Carmen, los perdieron a la siguiente elección general. Las excepciones fueron la comuna de San Salvador de Jujuy, en la que Hugo Conde estuvo doce años (tres períodos) y Tilcara, dónde Félix Pérez anda ya por su tercer mandato.
      En esta Capital, recuperaron la comuna -con gran y constante ayuda del intendente José Luis Martiarena, aquel primer lord de tantos desaciertos y absurdos- con el actual intendente Raúl “Chuli” Jorge, uno de los pocos dirigentes políticos de la provincia que no deja de tener el afecto y la simpatía de la gente, más allá de los acuerdos y/o desacuerdos sobre la implementación de las políticas para la ciudad.
      Se habló mucho de que las cosas estaban acordadas entre el PJ y la UCR, en un equilibrio más o menos afín con el número de afiliados y de votantes de cada uno; se dijo por todos lados que cuando las cosas no salían de acuerdo a ese esquema, se las forzaba un poquito. Pero ahora, como sea, en la incertidumbre de estos primeros meses hacia las elecciones del 2011, hay quienes en el PJ que quieren ir por todo, considerando también la posibilidad de que la oposición recupere el gobierno nacional.       
      Concretamente, el vice gobernador Pedro Segura se promueve y se mueve como nadie, se multiplica en una gran diversidad de actos -rigurosamente difundidos- y su imagen nos mira desde paredes, carteles, colectivos y cuanta superficie sirva para la planificada instalación que él y su equipo han trazado, en el que no es menor el desarrollo que, conjuntamente con el diputado Rivarola, vienen haciendo desde hace años, a través de la creación de partidos municipales, actividades con clubes, fundaciones, centros vecinales y, obviamente, con organizaciones sociales, con las que no sólo hacen negocios -en el buen sentido de la palabra o sea venta de mercadería, de insumos para la construcción, ropa de trabajo, etc.- sino también acciones que hacen al discurrir sindical, como quedó evidenciado cuando el presidente del bloque de Diputados del PJ encabezaba por el oficialismo, las reuniones de los reclamos salariales y la protesta social y, algunas otras, que también se evidencian solas, como las arremetidas contra el municipio de Capital  y contra los concejales de la UCR, enancadas también en la estruendosa batalla, con ribetes nacionales, entre Milagro Sala y Gerardo Morales. Y de allí que la Tupac, ciertos centros vecinales, concejalas del PJ y otros, peguen con todo, con el agregado de que algún edil radical cae en la trampa fácilmente, desde la ingenuidad de su propia internita.
      Â¿Por qué me extendí tanto con los movimientos de este sector del PJ? Simplemente porque es el que más se muestra y, con seguridad, el que más trabaja detrás de sus propósitos.
No me gusta mucho decir esto porque se puede prestar a equívocas interpretaciones, pero la conducción de ciertos consensos al estilo con que se movía Eduardo Fellner, siempre me pareció mal, pero
ahora tengo como una añoranza, porque así como van las cosas, se van a enredar peor, porque creo que Pedro Segura todavía no se dio cuenta que siempre le hacen lo mismo, lo dejan correr y precipitarse y después le hacen tascar el freno con alguna elíptica estrategia o con otros hechos consumados en paralelo, pero me temo que, esta vez, su respuesta no va a ser tan mansa y, lo que no es considerado para nada desde el resto de la conducción del PJ es que, directa o indirectamente, ahora tiene el asesoramiento, la imaginación y el conocimiento de vueltas y revueltas del Chato Ferraro, que habrá sido un mal gobernador y un peor ¡presidente! del PJ, pero que es un hábil estratega (¿o un hábil táctico?) que, por otra parte, acerca a Jujuy Avanza, un aditamento que hasta ahora  le faltó: una inteligente y experimentada visión sobre los alrededores de la política.
      La cosa pinta fieruchi, ya que el PJ, con tanta obra pública y proyectos en desarrollo, puede dar por descontado su triunfo en el 2011, siempre y cuando la propia interna no se convierta en la Caldera del Diablo; como todos saben de puertas para adentro Fellner, Julio Frías, Barrionuevo y algún otro, desde hace más de una década, manejaron todo con una precisa y preciosista ingeniería, bastante maquiavélica, en pos de tres o cuatro objetivos principales, pero por estos tiempos hay liderazgos atenuados, otros dirigentes que no descansan nunca y, también como todos saben, las mismas estratagemas no resultan para siempre, hasta el más tonto termina dándose cuenta.
      Y como de costumbre, los radicales de Jujuy están mirando; nada, nunca, les es suficiente para entusiasmarse por ganar las elecciones.