El presente artÃculo pretende aclarar un hecho histórico en la vida de los jujeños, que se transmite de generación en generación en âforma parcialâ, ocultando parte de la verdad, tal vez por la comodidad de hacer una generalización o simplemente por desconocimiento. Y, además, pretende plantear un reconocimiento, que siempre estuvo ausente, hacia Don Nicolás Del Frari y su trabajo como artesano de la âpiedra y del mármolâ. Reconocimiento que seguramente surgirá por sà solo, a partir de la simple incomodidad de ser verdadero mi relato.
Por otro lado, también aclaro que con este artÃculo no quiero generar otro tipo de controversias.
Quizás se pueda considerar algo tardÃa esta aclaración, pero a las cosas personales siempre las vamos postergando en el tiempo por otros asuntos, que (erróneamente) consideramos âmás urgentesâ. AsÃ, cuando lamentablemente en forma demasiado frecuente aparece en los medios de prensa titulares como: âUna vez más restauran obras de Lola Mora por pintadas de protestaâ,  no son totalmente correctos.
Cuándo y cómo comenzó esta historia
Recuerdo que hace más de 20 años Nando Acosta me dijo: âJosé, mirá el quilombo que se armó porque alguien escribió las estatuas de Lola Mora y nuestro reclamo, que fue justo, quedó tapado por la noticiaâ. Inmediatamente, le contesté: âMás triste es para mÃ, que participé de la protesta, ya que la parte que se escribió, el pedestal, es la obra de mi abueloâ. Por supuesto, dicho esto tuve que aclararle que la estatua está formada, por un lado, la base en que se sustenta y, por otro, por la obra en sà misma; asumiendo el compromiso de trasmitir a âtodosâ lo jujeños esta situación.
Hoy cumplo con esta promesa.
Como esta explicación puede no resultar clara, me permito el siguiente ejemplo. Estas son algunas de las grandes obras de Lola Mora que hoy tenemos y que adornan nuestra provincia:
 Asà las tendrÃamos âsin la intervenciónâ de Don Nicolás.
Si apreciamos la diferencia, de la aclaración surge inmediatamente que lo se usa como mural de la protesta es precisamente lo que mi abuelo Don Nicolás Del Frari âaportóâ para resaltar la obra de Lola Mora.
Algunos datos más
Las fechas que figuran en los pedestales son de abril de 1924, aunque en realidad la fecha de inauguración fue en 1927. Puedo agregar además que por los trabajos realizados, quedó pendiente una deuda a âDon Nicolásâ, que âla artista nunca pagó ni reconocióâ, además de los conflictos familiares, en una sociedad victoriana como la jujeña, que no comprendÃa cómo se podÃa llevar adelante esta  relación laboral entre un hombre y una mujer.
Don Nicolás nació en Castelnuovo del Friuli (Udine), Italia en 1888 y falleció en Jujuy 14 de julio de 1947. Sus restos descansan en el cementerio El Salvador en el cuadro Nº 8 sección 25. Se casó con Doña Virginia MarÃa Gelmetti y tuvo tres hijos, uno de ellos, mi padre.
En muchos altares de templos, cementerios, plazas y lugares públicos de la provincia está presente su obra, como legado de un artesano que trabajó por una Argentina, que se hizo grande a partir del esfuerzo de muchas manos de inmigrantes y argentinas que âlucharon unidas por un futuro mejor para sus hijos y sus descendientes, al dejar de de lado las mezquindades personalesâ.
Algo de su generosidad y su obra se puede apreciar en la entrada del cementerio Del Salvador cuyo altar construyó y donó, idéntica situación para el altar del âBuen Pastorâ, o en otras tantas obras como las escalinatas de la Escuela Normal, en los cementerios de Perico, San Pedro, La Quiaca, etc.
Hasta acá mi relato.
Desde lo personal me parece oportuno y necesario un reconocimiento a su nombre, que aunque tardÃo pero no por eso es menos válido. Y si bien su obra y la de Lola Mora ya son de âtodo el Pueblo de Jujuyâ, para mi Ãntima y personalmente las bases de las estatuas âson el legado siempre presente de un artesano italiano-jujeño que luchó a su manera por una Argentina más justa y mejorâ. Mi abuelo.       Â
|