nácar bajo tus ojos
cuando el resto de nosotros es mar
y salpicar no alcanza
lo que uno quiere alcanzar
nácar bajo tu piel desvela
hiere toda la noche
cruza todo el miserable boulevard
nácar bajo el vientre
refuerza el deseo de los perdidos
tanteando la ajenidad de las pampas
nácar en la unión de tus dedos
remueve los tibios despertares de los sexos
siembra latidos en los miedos
nácar despertando el deseo fingido
nácar detrás de la nuca palpitando
donde empiezan a tocar
los que van a morir tocando
nácar rabioso agitando
el suelo donde los labios impuros
vienen hace rato galopando.