“Con el tiempo uno empieza a entrar en contacto con la experiencia de los compañeros, con la injusticia, con los problemas no resueltos y toma conciencia real de lo que pasa en el lugar de trabajo. La idea es escuchar las necesidades de los compañeros, no mentirles y proponer algo serio respecto de mejorar las condiciones de trabajo” comentó en una entrevista de El Ojo de la Tormenta, Rafael Vargas, secretario general del Sindicato del Azúcar de la Empresa Ledesma, donde está desde hace quince años, como técnico mecánico. Hay que destacar que, durante todos los años de esta democracia no hubo prácticamente reclamos ni tampoco, hay que decirlo, un sindicato que representara a los trabajadores de manera coherente con la realidad que viven. La nota tuvo lugar a poco tiempo de la primera asamblea multitudinaria, días después empezaron los paros en los ingenios locales en reclamo de las mejoras  más abajo enumeradas; por estos días siguen las negociaciones.

Rafael Vargas.

-¿Cómo empieza tu actividad sindical?
-Con el tiempo uno empieza a entrar en contacto con la experiencia de los compañeros, con la injusticia, con los problemas no resueltos y toma conciencia real de lo que pasa en el lugar de trabajo. La idea es escuchar las necesidades de los compañeros, no mentirles y proponerles algo serio. Se dice que cuando empieza a ver la realidad del trabajador lo hace de una manera izquierdista, es de la forma que nos empezaron a tildar, de “zurdos”, y cuando nosotros planteamos la realidad no sabemos de derecha ni de izquierda ni de centro. La política dentro de la vida gremial no la entendemos, pero yo entiendo esto: hay compañeros que sufren, a los que no les alcanza, compañeros que son maltratados, que necesitan que se levante la voz y se les busque una solución a sus problemas. Buscamos un sueldo digno para poder mandar a estudiar a nuestros hijos, que vayan a la universidad, soñar con tener un hijo profesional. Este grupo viene trabajando para forjar otro gremio, para darle una alternativa distinta a los compañeros. Busca solucionar de la mejor manera, siempre a través del diálogo, los problemas del trabajador azucarero. Nuestra intención es sentarnos a hablar con el dueño de la empresa y lograr que entienda que la gente tiene problemas y necesita soluciones: un salario justo, condiciones dignas de trabajo y que esto se soluciona hablando, no dando la espalda, como actualmente se está intentando hacer.

-Entiendo que en la asamblea que hicieron, a la que los medios masivos de Jujuy no le dieron casi importancia o ninguna, asistieron 800 trabajadores aproximadamente.
-Creemos que asistieron más personas. También estaban los veedores del ministerio de Trabajo, por lo cual todo se dio dentro del marco legal de los derechos del trabajador. Derechos que, lamentablemente, los trabajadores azucareros no estaban acostumbrados a ejercitar, por ejemplo, participando en asambleas, planteando sus necesidades y discutiendo sus condiciones y  salarios. Hemos tenido una dirigencia que iba y arreglaba “a gusto y paladar” con el empresariado. Lo que no tan sólo nos perjudicaba a nivel local sino también  regional, porque cuando un pulpo tan grande como la Empresa Ledesma pactaba salarios a la baja condicionaba al resto de los gremios.

-A los pocos días que se dio la asamblea en Ledesma, la empresa sacó un comunicado de media página, en los diarios Pregón y  Tribuno, donde se dice que la nueva tabla  establece una escala salarial que comienza con una suma de 3.175 por mes para la categoría más baja, con una gratificación de 200 pesos por mes trabajado. ¿Ustedes están de acuerdo con estas condiciones?
-No. Somos los obreros peor pagados de la industria azucarera, tenemos el peor salario del país en el sector.

-¿Ustedes cuánto reclaman de aumento?
-Lo que se acordó en la asamblea es un parámetro de 3.800 pesos como máximo y 3.500 como mínimo. Nosotros analizamos el precio del azúcar y vemos que en menos de un año y medio, las ganancias fueron de un trescientos por ciento, mientras que el salario de los trabajadores no ha subido un trescientos por ciento en el mismo período. Nosotros, cuando asumimos como dirigencia, fuimos a Buenos Aires  y ahí vimos la primeras “cosas raras” dentro del ministerio de Trabajo: se proponía la negociación en una mesa nacional, estaban todos los ingenios jujeños y salteños en una sala, pero los tucumanos estaban en otro lugar, en el mismo edificio, pero en otro lugar. Mientras que nosotros nos quedamos  hasta las cinco de la mañana intentando, en teoría, negociar, unas horas antes Tucumán ya estaba resolviendo su salario. Por eso nos desayunamos, al otro día, que Tucumán ya había hecho un acuerdo. ¿Cómo podemos nosotros entender entonces esta “unión nacional”? Lo que ha sucedido luego es todavía más indignante, porque han pretendido que ese acuerdo hecho por Tucumán sea homologado para todo el resto de los gremios. Pero nosotros y los gremios de la Esperanza, San Martín del Tabacal y La Mendieta, a  través de asambleas y trabajando de manera conjunta, hemos decidido no aceptar.  

-Todos sabemos en el país que Ledesma es una empresa muy sólida y de fortísima rentabilidad. Un aumento como el solicitado no puede crearle dificultades.
-Esperamos que Ledesma adopte una actitud más humilde de la que tuvo hasta ahora, porque es demasiado soberbio el no querer resolver los problemas que tiene la gente. Ellos están dispuestos a dialogar pero el tema de salarios no se va a tocar. El trato es cordial, eso no lo podemos negar, pero no se puede avanzar con las paritarias mientras no se trate el tema salarial.

-Cuando ustedes hablan de mejorar las condiciones de trabajo ¿a  qué se refieren concretamente?
-Lo que estamos pidiendo básicamente es que se anule la Ley Agraria, una ley perversa que se aprobó en la última dictadura militar, mediante la cual el trabajador de campo está sometido a trabajar el día domingo y que éste se le pague como un día normal.

-¿No les pagan horas extras?
-No existen las horas extras. En la Ley Agraria el compañero que trabaja el día domingo, sábado o feriado, después del mediodía, no se le considera absolutamente nada, para ellos en un día normal. Mientras que otros ingenios como La Esperanza y La Mendieta han logrado de manera progresiva deshacerse de la Ley Agraria y ganar beneficios para los compañeros, que se les paguen las extras y los adicionales por horas nocturnas, nosotros no hemos logrado negociar esas condiciones con la empresa. Otro problema es el de las condiciones climáticas: los días de lluvia, sobre todo en diciembre, enero y febrero, el compañero madruga, se va al lugar de trabajo y si llueve demasiado lo despachan a su casa, volviendo con las manos vacías, sin el día pagado.

-¡Increíble!
-Cualquier sector toma medidas de fuerza, pero allá meten miedo, se encargan los supervisores, los jefes de departamento, tienen órdenes directas de empezar con la amenaza.

-¿Y para adentro, cómo encontraron al Sindicato?
-El problema principal es de nuestra obra social: tenemos una deuda de 3.790.000 pesos. Hay  médicos que no cobran desde el mes de febrero, las clínicas nos están cortando los servicios y las droguerías los medicamentos. La comisión que se ha retirado nos ha dejado en una situación económica desastrosa y también arrasó con toda la documentación, no tenemos libros de actas, balances, convenios, etc.  Hay que rever muchas cosas y, en otras, empezar de cero.