La modernidad, en términos polÃticos, significó el desarrollo del Estado y la cristalización de dispositivos de democracia y la libertad. Sin embargo, en Jujuy, parecerÃa que a pesar del paso de los siglos, no hemos logrado aún ser modernos. Como decÃa el mexicano Octavio Paz, respecto de las sociedades latinoamericanas, hay una herencia colonial, feudal que retorna insistentemente y orada las posibilidades de la libertad.
Hay en esta provincia un Estado que actúa la impostura de la modernidad. Por eso, también hay una deuda pendiente que, más tarde o más temprano, deberá resolverse, porque no habrá posibilidad de desarrollo con una tendencia conservadora que nos pone más cerca de un enclave feudal que de una sociedad moderna.
Habrá entonces, que construir un Estado e instituciones reconciliadas con el espÃritu democrático. Paz es categórico, âsin democracia no puede haber modernidad económicaâ. No habrá progreso si no hay instituciones que cumplan su cometido y que lo hagan en consonancia con toda la estructura normativa que rige la vida en democracia.
En Jujuy hay una institucionalidad configurada por la modernidad, sin embargo es deficitaria no sólo porque aún siendo materialmente moderna, no lo es finalmente, porque está atravesada por una cultura polÃtica arcaica que atrasa en el tiempo. Un indicador de ese déficit es justamente la calidad institucional. Pareciera que en medio de las acuciantes realidades que afectan la existencia, como la pobreza, la falta de trabajo, de vivienda y las dificultades de acceso a la salud y a la educación de calidad, la manera en que funcionan las instituciones y las normas son un dato de menor relevancia. Sin embargo sin esto, no habrá efectivamente resoluciones a las problemáticas que condicionan la existencia concreta de las comunidades.
En Jujuy perviven leyes avanzadas con aparatos legales arcaicos que amenazan el contenido de la democracia. ¿O es admisible acaso que aún rija un Código de Faltas como el que tenemos en Jujuy?
Pero también se han enraizado formas de gestión de lo público que pretenden sustraerse a la república. Hay, por ejemplo déficits en la publicidad de los actos de gobierno, aunque abunda la propaganda; también hay dificultades en el acceso a la información pública y una obstinada resistencia a la transparencia que debe garantizarse para facilitar el control público. Hay laxos mecanismos para auditar la distribución y ejecución de los fondos públicos y, además, las instituciones fundamentales siguen siendo dominadas por formas de selección de sus miembros que hacen posible su atrofia. No hay mecanismos de selección de jueces, ni de selección de los miembros del Tribunal de Cuentas, y no hay tampoco carrera en la administración pública, ni mecanismos que ayuden a capitalizar los mejores recursos humanos para el servicio civil.
Está habilitada en Jujuy una práctica y un discurso polÃtico, capaz de contravenir, sin ninguna consecuencia, los principios republicanos y democráticos y las disposiciones constitucionales, leyes o tratados internacionales que son derecho interno, desde la reforma constitucional de 1994 y que han definido un nuevo escenario para la ampliación de derechos.
En Jujuy puede ocurrir que se discutan los tratados internacionales, que se realicen interpretaciones restrictivas, caprichosas, arbitrarias, interesadas para limitar derechos. Un ejemplo claro de esto ha sido el debate por la ley de cupos, basta mirar las versiones taquigráficas para advertir cómo la lucha contra la modernidad está enraizada en voces del parlamento.
En Jujuy es posible la impunidad frente a actos sospechados de corrupción, también frente a muertes como las recientes de Libertador General San MartÃn. Es posible en Jujuy que haya jueces que no tengan la idoneidad para cumplir su función y es posible que haya legisladores que se nieguen a parlamentar porque no toleran las diferencias. Como es posible encontrar funcionarios públicos que pretendan sustraerse al escrutinio ciudadano.
Acá, es posible todavÃa ocultar la gestión en la función pública, por acción u omisión y es posible negar los mecanismos de participación ciudadana o desalentar su práctica. La iniciativa popular que está legislada para desalentar su uso, o la elaboración participada de normas, que ha sido resistida en al Legislatura, dan cuenta de la escasa valoración del aporte ciudadano en la construcción del espacio público.
Es posible en Jujuy que la Legislatura decida sesionar en secreto, arbitraria y discrecionalmente, vulnerando el carácter público de un debate que importa a la sociedad. Son posibles en el parlamento comisiones legislativas que parecen encuentros privados, sin acceso a la prensa y la ciudadanÃa.
Tal vez lo más definitorio de cómo en Jujuy se han resistido los avances democráticos, sea la manera como se ha constituido y consolidado el poder polÃtico, oligarquizándose, con elites que se eternizan y que instauran dogmas y verdades que se pretenden incuestionables y únicas.
Hay una democracia de baja intensidad porque existe una despreocupación por la calidad institucional. Las consecuencias de esto pueden ser diversas, una de ellas es sin dudas, la anomia, factor desestructurante de la sociedad jujeña, que permite que todo parezca posible. Todos reclaman el desgobierno en el espacio público, sin embargo eso no es más que el reflejo de las instituciones, también depreciadas.
Santiago Kovadlof en uno de los debate sobre el Bicentenario, decÃa que âno hay organización republicana sin instituciones y una comunidad sin instituciones se convierte en un conglomerado. El conglomerado lleva fatalmente a la lucha de todos contra todos al margen de la ley. Y, al margen de la ley, no hay naciónâ. Asà estamos en Jujuy
La calidad institucional es una exigencia democrática, sin ella no se podrá garantizar la seguridad jurÃdica, no habrá inversiones, no se podrán defender y afianzar derechos, no se podrá dar previsibilidad al futuro.Â
Hay reminiscencia del sistema colonial y del feudalismo que insisten, contra ellas hay que luchar. Jujuy, no es moderno, no se ha desarrollado ni polÃtica, ni económicamente, la débil democracia y las faltas de libertades, por un lado y la existencia de la pobreza y la desigualdad económica, por el otro, asà lo muestran.
Existen actualmente enormes posibilidades para hacer efectivo el ideal libertario de la modernidad, hay dispositivos, tecnologÃas y formas de gobierno que pueden ser aplicados para revertir este estado de situación de la democracia en Jujuy.
Necesitamos llevar adelante una modernización del Estado, que nos religue con los ideales de libertad y democracia que estuvieron en el origen de las instituciones. Y en esta lÃnea, será necesario pensar en un modelo de gobierno abierto que tiene tres pilares fundamentales: la transparencia radical en la acción de gobierno; la promoción de la participación para capitalizar la inteligencia colectiva de los ciudadanos; y un trabajo colaborativo y articulado con diferentes sectores, instituciones públicas, privadas, sociedad civil, etc.
Sólo a tÃtulo enumerativo, podemos mencionar otras reformas pendientes que inyectarán mayor calidad a las instituciones: sistema de selección de magistrados y de miembros del Tribunal de Cuentas, carrera en la administración pública, mejora de los órganos de control externo, leyes que faciliten e institucionalicen el aporte ciudadano en la cosa pública; mejoras en la norma de acceso a la información pública de manera que no solo se facilite este derecho ciudadano y deber estatal, sino que además promueva la transparencia activa de las instituciones. Necesitamos organismos capaces de desalentar la corrupción y el desapego a la ética pública y promover, en cambio, mejores prácticas y conductas en el estado.
Necesitamos reconfigurar una institucionalidad estatal en lÃnea con el espÃritu moderno y una cultura polÃtica, prácticas sociales y leyes capaces de cristalizar ese contenido y hacer posible la libertad y la democracia.
De verdad, hay un avance formal en el reconocimiento de derechos, pero hay un déficit profundo en la accesibilidad. La brecha que existe hoy entre el derecho y su goce efectivo depende, en gran medida, de la calidad de las instituciones, como de ella depende reestablecer la armonÃa social, la tolerancia, el diálogo colectivo. Y por supuesto, recuperar la república sustraÃda hoy por las múltiples resistencias que atrasan y nos reenvÃan a un estadÃo premoderno, cuasi feudal.
Construir la modernidad, puede parecer una invitación desfasada en esta etapa post - post moderna, sin embargo, parece tener una gran actualidad en Jujuy.
* Comunicadora Social.
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