La dignidad humana depende del buen vivir entre las personas.
El buen vivir depende de la vivienda entre las personas.
La vivienda depende del suelo entre las personas.
El buen vivir depende del dúo vivienda â suelo y las personas.
La dignidad humana depende del trÃo buen vivir â vivienda â suelo y las personas.
La dignidad humana es la base jurÃdica y filosófica de todos los derechos humanos
civiles, polÃticos, económicos, sociales y culturales.
AsÃ, el trÃo buen vivir â vivienda â suelo es parte de todos los derechos humanos.
(...)En dignidad y en función de los derechos humanos.
 Sin olvidar entre las personas
un orden social que sostenga la nave Tierra
Davinder Lamba**
Numerosos instrumentos del derecho internacional y nuestra Constitución Nacional reconocen el derecho a la vivienda digna.
En Jujuy y con un saldo trágico (cuatro jóvenes asesinados) se instaló durante este último mes en la agenda pública el tema de la problemática habitacional. Los âacontecimientosâ, sin embargo, incluso con su densidad, fueron sólo el emergente de una más densa trama de modos de ejercer, detentar y administrar poder desde el Estado, encarnado en personas concretas.
Quienes tienen la obligación de planificar y ejecutar polÃticas que nos conduzcan hacia una provincia más igualitaria y respetuosa de los derechos humanos de su ciudadanÃa (en pocas palabras: más humana) son quienes deberÃan poder evitar este tipo de situaciones extremas. Pero esto, además de una planificación concreta, exige la noción de dignidad como punto de partida, lo que implica la perspectiva de respeto por la vida de uno mismo y por la de los otros en el abordaje de las cuestiones; y ahà es donde fallamos.
Por ilustrar con sólo una imagen el actual panorama, al dÃa de hoy tenemos conviviendo en la provincia tres situaciones distintas que desnudan la misma problemática:
-Comunidades de pueblos originarios sin los tÃtulos de propiedad comunitaria, derecho que les reconoce la Constitución;
-El programa âUn lote para cada familia jujeña que lo necesiteâ;
-Y al mismo tiempo, vecinos asentados hace más de 20 años en terrenos sobre los que se otorgaron algunos permisos precarios pero que ahora reciben intimaciones de desalojo, como es el caso de los vecinos de (y que planificaron y ejecutaron obras de luz, agua e instituciones barriales en) Campo Verde.
La polÃtica habitacional en Jujuy, por más spots propagandÃsticos que intentan presentarla como tal, no es precisamente eso, una polÃtica. Un programa nacido ante emergentes lÃmites, sin enmarcarlo en una planificación del territorio no es una polÃtica. Que sea respuesta frente a condiciones extremas de vulnerabilidad y tensión y se lo quiera significar como un logro de la polÃtica, es casi un cachetazo a la dignidad del pueblo. Todos coincidimos que cada familia que necesita un lote pueda obtenerlo. Será trascendental para la sociedad y la historia de Jujuy la consecución de tamaño objetivo (ya que por obrar sobre el suelo, la tierra, involucra a quienes vivimos ahora pero también a las generaciones futuras). Lo que nos preguntamos es si los actuales administradores circunstanciales del poder polÃtico en Jujuy le darán a la provincia la oportunidad de hacerlo pensando realmente en la dignidad humana como pilar de su tarea y también como objetivo de esa tarea.
El estado provincial tiene una deuda con la sociedad en la temática de los derechos humanos. âLa dignidad humana es la base jurÃdica y filosófica de todos los derechos humanos civiles, polÃticos, económicos, sociales y culturalesâ bien nos recuerda D. Lamba, pero haciendo hincapié en que sin las personas, sin la noción de dignidad humana entre las personas, ninguna fórmula enunciada para el bienestar, ni aún atenta a la importancia de la tierra y la vivienda en ese objetivo, puede funcionar. Y asÃ, en Jujuy venimos hace tiempo emprendiendo proyectos que se inician en condiciones de irrespeto a la dignidad humana, como tener que ocupar terrenos al amparo sólo de un plástico y unos cuantos palos para que el Estado empiece a pensar una respuesta.
Crecà con la idea de que la dignidad humana se consolida al pensar que el bienestar debe ser de todos, y que el que me vaya bien a mà en perjuicio de otros es precisamente lo contrario a la meta de una sociedad más justa. Hoy reafirmo esa idea, y tristemente veo que quienes administran el poder polÃtico y delÃnean los destinos de la ciudadanÃa actúan en contrario a esa idea, porque no es una polÃtica planificar âhacer grande a Jujuyâ cuando lo que se hace es solamente hacer grande los negocios de quienes gobiernan.
Los modos de hacer van configurando el paisaje social, y con eso las condiciones para la sociedad en donde se hace. Lamentablemente, los modos de hacer de las personas que gobiernan Jujuy desde hace 28 años (y que desde hace 14 gestiona con una lógica profundamente corporativa), se oponen a la lógica de que cuando mejor nos vaya a todos, mejor le va a cada uno. Anteponen sus intereses empresariales a los de todos los jujeños. Y cada polÃtica que planifican surge pensada para el beneficio de ese pequeño grupo y sus amigos, imponiéndose como proveedores a la vez que administradores y también fiscalizadores del Estado. Mientras tanto, miles de jujeños y jujeñas siguen sin poder gozar de derechos humanos fundamentales. Porque la vivienda, por continuar en el tema de esta reflexión, es el lugar de refugio que necesitan las personas para protegerse, resguardarse, preservar su intimidad, y en la mayorÃa de los casos, representa el lugar de asentamiento no solo de personas individuales sino de núcleos familiares, estructuras básicas del cuerpo social. Es una necesidad humana básica, como el alimento, el abrigo o el descanso. Es condición para la dignidad.
El ejercicio de poder que beneficia sólo a quienes lo ejercen (a través de empresas contratistas en la construcción de viviendas, terrenos que se expropian con enormes sobreprecios, entregas de viviendas a punteros polÃticos), opuestamente, es contrario a la dignidad.
Reflexionar a partir de la noción de dignidad humana como horizonte de acción, considero, nos llevará a pensar en planificaciones que realmente nos conduzcan a eso. Para eso es necesario un ejercicio social y de cada persona: no podemos como sociedad aceptar caminos indignos para alcanzar derechos, y quienes gobiernan no deben planificar resguardando sus beneficios en desmedro de cientos de miles de otros.
Creo que esta coyuntura deberÃa ser la bisagra para una nueva perspectiva de provincia, que implique condiciones dignas para la vida de quienes la habitamos. Esto deberá empezar, mÃnimamente, con posibilidades reales de control público de la ejecución de los programas. La autonomÃa polÃtica de los organismos que fiscalizan como también la voluntad de transparencia y habilitación del acceso a la información del desarrollo de programas y planificaciones desde los organismos ejecutivos, serán las señales de que estamos encaminados hacia gestiones efectivamente respetuosas del bien de la sociedad y no del de personas particulares.
Sirvan estas lÃneas como un humilde llamamiento a pensar la problemática habitacional y la planificación territorial desde la noción constitutiva de los derechos: la dignidad humana. Para un presente digno, y para permitirles la posibilidad de dignidad también a las generaciones que vendrán.
*Diputado provincial, UCR.
**Declaración de HIC (Habitat International Coalition) para el DÃa Mundial del derecho a la vivienda y la tierra 2010. Modifiqué el texto traducido para una mejor comprensión; en el original, en lugar de âlas personasâ, se utiliza la forma âotr@s
|