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Ecología de la espera

Ariadna Tabera
       Si la ecología es la parte de la biología que estudia la relación entre los organismos y el medio en que viven, la llamada ecología humana, estudiará la relación entre los humanos y el planeta (y si no, sepan disculpar), una relación de fuerza en la que claramente el planeta está en desigualdad de condiciones, salvo por los tsunamis, huracanes, inundaciones y ese tipo de eventos. Pero reduzcamos el foco de nuestra atención, “recortemos” el objeto de estudio. El objetivo de este trabajo es delinear una ecología de la espera humana en un ámbito pequeño, un banco, en una ciudad pequeña de la República Argentina, San Salvador de Jujuy.
      En primer lugar, es fundamental contar con una definición de espera que habilite comenzar con el análisis. La palabra proviene del verbo esperar, del latín sperare, que significa, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española  “tener esperanza de conseguir lo que se desea”; “creer que ha de suceder alguna cosa, especialmente si es favorable”; “permanecer en sitio adonde se cree que ha de ir alguna persona o en donde se presume que ha de ocurrir alguna cosa”. Espera “acción y efecto de esperar”; “calma, paciencia, facultad de saberse contener y de no proceder en ligero”.
      Evidentemente, estas definiciones son aplicables a lo que sucede en la espera como temática planteada, en la cola de un banco jujeño. Tenemos la esperanza de que la cola vaya rápido; de que el vecino de cola no nos aturda; de que el policía no se dé cuenta de que usamos el celular; de que por los menos tres o cuatro esperantes huyan; de que abran algunas cajas más,  de que no se caiga el famoso sistema, entre otras. Esperamos que eso que ocurrirá sea llegar en menos tiempo a la caja. Sin embargo, hay que decir que si hay un adjetivo que no cabe en una cola es ligero, porque definitivamente nunca va rápido, ni ninguno de los humanos involucrados van ligeros de ropas (Sería una buena idea para el próximo show de Tinelli).
      En una espera, situación que requiere del sujeto involucrado una gran dosis de paciencia, se pueden establecer diversas etapas determinadas por el estado anímico del “paciente” que se va tornando impaciente. Cabe aclarar aquí que paciente, según el Diccionario Etimológico de Ernout y Meillet, proviene de la forma verbal latina patior, a su vez, préstamo del verbo griego paschor, significa “sufrir; ser pasivo o paciente; soportar”.

      Al inicio de la cola, el nivel de paciencia es mayor que al finalizarla, aunque el largo sea contundente, más aun si se trata  del Banco Nación. A medida que se avanza en tiempo (más no en espacio), el volumen de paciencia individual va disminuyendo y esto se va conjugando con la disminución de la de los otros individuos esperantes, convirtiéndose en un porcentaje mucho de menor de paciencia a lo que se suma la incomodidad y la bronca colectivas.
      Partiendo de la descripción del fenómeno, es posible plantear, además, una serie de mecanismos y estrategias que permitan que la acción y efecto de esperar no sean el aburrimiento, el cansancio, la bronca, para poder saber contenerse y no proceder en ligero, permitiendo que aquello favorable que se presume que va a ocurrir efectivamente ocurra; siempre y cuando lo que uno tenga que hacer esté relacionado al cobro y no al pago.
      De allí, la importancia de esta lista de tips de espera. Cabe aclarar que de ningún modo se pretende agotar las posibilidades, sino más bien, en primer lugar, abrir un camino hacia el reconocimiento de la importancia de estas estrategias a la hora u horas de la espera; y, en segundo lugar, permitir una apertura y discusión hacia otras modalidades de espera, pensando en nuevos mecanismos que permitan al esperante no desesperar.

      Algunas estrategias relevadas son:

-Leer el diario
Está probado que no es conveniente, dado que se acaba rápido, entretiene poco y cuesta dinero, lo que a los cinco minutos produce una gran irritación por el malgasto hecho.
-Chusmear con algún vecino
Sin palabras.

-Mirar el televisor
Desde hace un tiempo el único programa que se suele ver es “Mañanas informales”, sin volumen. Se ha dejado de lado la utilización de los canales nacionales de noticias, seguramente no colaboraban en el estado anímico de los pacientes. Una buena: no se utilizan los canales locales en sus propuestas matutinas.

-Mensajear
Esta práctica se puede tornar por momentos peligrosa, ya que se debe intentar hacerlo a escondidas del guardia, lo cual le pone un poco más de pimienta al momento. De todas maneras, está comprobado que los guardias de todos los bancos en algunos momentos de la mañana se hacen los “boludos”, para utilizar el vocabulario específico que conceptualiza su actitud.

-Masticar los propios problemas
Este tipo de acción rumiante no es aconsejable ya que el nivel de paciencia se encuentra ya muy bajo, y sumado a la automortificación produce un cóctel peligroso.

-Adivinación
Esta estrategia se basa en tratar de adivinar en qué caja lo atenderán, contando y recontando la cantidad de esperantes, los minutos que demoran los que van llegando a la caja y cuánto tiempo se toma el cajero para saludar a sus conocidos, contar dinero, ir al baño, etc. Todas las variables se combinan en una compleja ecuación que permitiría al esperante detectar con seguridad la caja de su suerte.
-Observación y escucha
Observar el comportamiento de los vecinos y escuchar sus conversaciones es sin dudas la más visitada de todas las estrategias mencionadas. Es placentera y permite además llegar a interesantes conclusiones acerca de la naturaleza humana. Para su práctica no es necesaria la utilización de ningún dispositivo técnico.

-Lectura de materiales varios (panfletos)
Una de las posibilidades más elegidas, ya que permite saber el estado de las relaciones entre el gobierno y APUAP, o entre Jenefes y la CTA.

-Respirar normalmente
Para evitar los efectos de la claustrofobia, es aconsejable llevar alguna clase de elemento que permita el movimiento del aire alrededor de la cara, produciendo ese efecto abanico.

-Escritura ocasional
Una manera de canalizar la furia contenida in media colae es tratar de escribir algún pensamiento de propia inventiva. Este trabajo fue ideado en la situación ya descripta.

Conclusiones
Teniendo en cuenta lo descripto hasta aquí, la potencia de los sentimientos que puede generar la realización de una cola en un banco (sobre todo ya sabemos en cuál)  es importante que el esperante se prepare correctamente para su tarea, que definitivamente lo modificará para el resto de su vida. El paso del tiempo en ese cautiverio causa cambios a niveles insospechados, produciendo el efecto “viaje de ida”, uno entra uno y sale otro muy distinto: con menos paciencia, más malhumor, más edad y menos tiempo de vida. Todo en la cola de un banco.

Nota al Lector: La utilización de todas o algunas de estas estrategias puede implicar que cuando finalmente el esperante llega a la caja no haya firmado el cheque que va a cobrar, ni tenga el DNI en mano, o las boletas y dinero para pagar, produciendo el consiguiente enojo de sus coesperantes.




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