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EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR

Las fábulas siempre ilustran

El conocido cuento de Hans Christian Andersen narra que dos audaces pillos hicieron creer al emperador que si se ponía las vestimentas mágicas que ellos habían inventado, podría saber al momento quiénes le eran leales, puesto que la extraordinaria propiedad de las prendas consistía en que resultaban invisibles para los traidores. Y así, tras entregar mucho oro y piedras preciosas, el ingenuo mandatario se "colocó" las singulares vestiduras y salió a saludar a sus súbditos, los que azorados por su desnudez, sólo atinaron a elogiar la belleza del "traje" por temor a terminar en la horca. Sólo un humildísimo aldeano, un poco pasado en aguardiente, exclamó a viva voz "digan lo que quieran, pero para mí el emperador está en bolas"(o la versión popular dinamarquesa de la época).

EL REINO
DE JUJUY
La clase política, sin distinciones, porque cada vez cuesta más encontrar las diferencias entre peronistas y radicales, sigue sumida en sus amoríos con el poder, aunque estos últimos, al parecer no se resignan de las perdidas municipales a mano de los justicialistas y no escatiman en poner piedras en las nuevas administraciones, prueba de ello son las crisis de San Pedro, Fraile Pintado, La Mendieta y otros, provocadas por las abultadas plantas de personal, dejadas como permanentes por los intendentes radicales salientes. Mientras la falta de ideas para otras cosas, de creatividad, de impulso –que es lo que interesan a todos los jujeños- es cada día más evidente.

Mejora que no es todo
Es cierto que la provincia ha mejorado su situación general si se la compara con la nefasta década de insolvencia estatal e inestabilidad política de los 90. Nadie puede negar los méritos del actual gobierno en cuanto a haber logrado un mejor posicionamiento para Jujuy en el plano nacional, lo que se ha expresado en un saludable aumento de los recursos federales que llegan a sus arcas. La distinción internacional obtenida para la Quebrada de Humahuaca , por otro lado, es una muestra de que el turismo por fin ha sido tomado en serio desde la órbita oficial y tal vez lo más importante: en Jujuy ha comenzado a pensarse en grande. Igual que con el salvataje de la pavimentación del Paso de Jama, un laurel que con justicia puede ceñirse a la cabeza el actual gobernador.
Pero si no se quiere ser un súbdito acobardado ante la desnudez del emperador, hay que decir también que los datos de la realidad de Jujuy no se agotan en aquellos y otros logros del fellnerismo. También es cierta la inquietante lentitud y falta de iniciativa a la hora de generar las transformaciones que verdaderamente necesita Jujuy para hacer de ésta una sociedad con menos injusticia social. Las medidas adoptadas para hacer frente al primer problema de Jujuy, el desempleo, han permitido bajar la tensión social por el momento, pero como contracara, han fortalecido el clientelismo y ahora no sólo en beneficio de la estructura político-partidaria que tradicionalmente medró con él, sino también del movimiento piquetero, nuevo factor de poder que ha demostrado una asombrosa eficiencia para asimilar los métodos más denigrantes de esta forma de hacer política.
En el medio, los desocupados, rehenes de unos o de otros. Y la ciudadanía, sin arte ni parte en los conflictos, acostumbrándose ya a supeditar su vida a la prepotencia de grupos que esgrimen tanta razón en sus demandas como arbitrariedad en sus métodos de protesta. Pero quien crea que este problema se puede mantener por más tiempo con piloto automático, podría ya irse probando las vestiduras mágicas que le quedarán seguramente a la medida.

VERLA PASAR
El panorama no es menos inquietante entre los miles de trabajadores del sector privado que, como siempre ha sucedido en la Argentina, son -indefectiblemente- socios en las malas y convidados de piedra en las buenas. Aunque los indicadores muestran una recuperación de la economía en el orden nacional y local, sobre todo en los ámbitos ligados a las exportaciones, la precarización de las relaciones laborales y el atraso de los salarios -ferozmente licuados por la devaluación duhaldista- son datos reales de un escenario en el que el malhumor social, un justificado malhumor social, es un dato para tener en cuenta.
Poco o casi nada han amortiguado el poder adquisitivo de la clase trabajadora los incrementos salariales dispuestos por el Poder Ejecutivo Nacional luego de la devaluación, aunque dicho sea de paso, las arcaicas luchas por mejoras en la Administración Pública están mas sosegadas que en otras desgraciadas épocas, donde nada conformaba al empleado público. Las interpretaciones son variadas al respecto: aspiramos a que sea madurez del sindicalismo jujeño.

De rumor a grito
La siesta jujeña, empero, no alcanza a todos los aspectos de la vida provinciana. De haber permanecido casi siempre dentro de los pasillos de Tribunales, en los despachos de los políticos y en los estudios jurídicos, las murmuraciones respecto a la corrupción e inoperancia de la justicia jujeña escaparon de esos círculos e instalaron en la calle un reclamo que no es nuevo pero sí un claro indicio que la gente común no está dispuesta a seguir de brazos cruzados ante esa sensación de que vive bajo un sistema donde es posible que haya ciudadanos más iguales que otros.
Las reacciones que originaron el caso del almacenero Fernández, el de los jóvenes Marcelo Cuellar y Cristian Ibáñez, de Libertador, y ahora el del remisero Carlos Uro, son sólo las expresiones más resonantes de la crisis de confianza en las instituciones judiciales y en los hombres que las manejan, y seguramente, la punta del iceberg. Aquel remisero que con bronca apenas contenida, pedía justicia por su compañero muerto en un incidente en el que está involucrado un juez federal, no estaba haciendo un reclamo intrascendente. No por su simpleza, el planteo fue menos contundente. Estaba exigiendo que la Justicia realmente se ponga una venda en los ojos y tenga sentido concreto el principio de igualdad ante la ley, piedra angular de nuestro orden jurídico y un valor evidentemente muchas veces inaccesible, lejano, para el ciudadano común. ¿Qué pensarán de nosotros, los jujeños de comienzos de siglo XXI, los historiadores que dentro de medio siglo examinen el funcionamiento de estas instituciones y las demandas de las que hablamos?. Quizás sea bueno preguntárselo para medir en su verdadera dimensión el alcance de ese rumor que ya pasó a categoría de grito.

oportunidad
para haceR
Pocas veces en su historia reciente, Jujuy asistió a una concentración de poder como la que se palpa hoy. De acuerdo o no en cuanto a la conveniencia de un estado de cosas así, es indudable que el gobierno está frente a una oportunidad excepcional para avanzar en los cambios que hagan posible construir una sociedad con menos desigualdades, evitando que se profundice la ya cruel brecha que separa a ricos de pobres. Uno de esos cambios debe necesariamente apuntar a la economía. pagar en forma puntual los sueldos de los empleados públicos es una gran cosa pero no todo. como decía Guillermo Snopek -vale recordarlo- más que dar soluciones a los trabajadores estatales que -como fuere- tienen un empleo y cobertura social, hay que pensar en los miles de jujeños sin empleo o subempleados cuyos ingresos no alcanzan ni para atender las necesidades básicas de sus familias.
No daremos crédito a lo que respondería algún cortesano mirando al emperador en paños menores: "con los planes Jefes de Hogar, ya está". Sí hay que decir algo que no es nada nuevo: la única manera de dar una respuesta seria a estos jujeños que sufren, es poner en marcha un modelo de desarrollo que se sustente en la producción y en el trabajo. En lo esencial, Jujuy necesita un modelo económico que ponga énfasis en la industrialización de las actividades primarias para dar mayor valor a nuestra producción, así como avanzar en una política de tierras que posibilite ampliar nuestras actividades agrícola-ganaderas.
Otra tarea pendiente y que urge, es darle al Paso de Jama el sentido productivo que visionariamente vislumbraron los pioneros de la integración porque de lo contrario, se habrán puesto muchos esfuerzos sólo para tener un camino por donde veremos pasar el progreso de otros. Para lograr este gran cometido, la Provincia tendrá necesariamente que articular una inteligente y agresiva política a nivel de cancillerías con el objeto de llegar a acuerdos que permitan colocar al menos una parte de su producción agrícola en el norte chileno, tarea difícil pero no imposible, dado el tradicional proteccionismo trasandino. Sólo por dar un caso, en el norte de Chile existe una gran demanda insatisfecha de trigo y harina y no son pocos los empresarios que sueñan con obtenerlos a mejores precios y calidad en el norte argentino, vía Jama. De cara a las posibilidades que se abrirían con China, Jujuy con su conexión a los grandes puertos del Pacífico se encuentra en una posición de privilegio. Pero para eso resulta indispensable pensar en grande porque grandes, muy grandes, son las demandas de ese y otros mercados asiáticos y Jujuy sola carece de capacidad para satisfacerlos. Entonces, habrá que construir rápidamente alianzas estratégicas con las otras provincias del NOA y del NEA, dejando de lado improductivos y pueriles enconos con Salta, que en definitiva nada suman a los intereses de Jujuy. Con la ayuda de la Nación, el estado jujeño debe convertirse en el principal motivador de la actividad privada y ésta no debe desaprovechar el excepcional escenario que se plantea. No hay otro camino. Salvo que el proyecto de provincia que se tiene pensado para Jujuy se asiente sobre la hipótesis de que por mucho más tiempo será posible contener el reclamo social. Esto en una provincia donde los chicos pobres de las escuelas secundarias -que son amplia mayoría- no piensan tanto en seguir estudiando ni en trabajar como en llegar a ser piqueteros, lo dice todo.
Pocas veces en su historia reciente, Jujuy asistió a una concentración de poder como la que se palpa hoy. De acuerdo o no en cuanto a la conveniencia de un estado de cosas así, es indudable que el Gobierno está frente a una oportunidad excepcional para avanzar en los cambios que necesitan los jujeños en la búsqueda de una sociedad más igualitaria y menos "feudal". Uno de esos cambios indudablemente debe apuntar a la generación de un modelo de desarrollo que en definitiva consiga lo que los planes estatales de desempleo no pueden lograr: oportunidades para todos a través del trabajo productivo. La reciente visita a China del gobernador, donde se promovió la inmejorable situación de Jujuy como núcleo del corredor bioceánico con nuestro Paso de Jama, abre expectativas esperanzadoras para la economía jujeña, esta es una materia no aprobada todavía, pero creemos que se esta estudiando para rendirla, hasta el 2007 tienen tiempo.

LAS DEUDAS
La administración Fellner que muestra logros interesantes, tiene dos grandes deudas para con la sociedad toda, una, como dijimos antes es el desarrollo de la economía, otra es la coparticipación municipal, ya que si analizamos en detalle este tema, veremos que mas allá de las malas administraciones municipales, mucha de la culpa es de la Provincia, que no reparte lo que les corresponde a las comunas, sumiéndolas en rehenes de las ayudas económicas provinciales que sirven también para mantenerlos obedientes a la hora de las definiciones políticas.
Por ultimo la reforma política que tiene que venir de la reforma de la constitución, es una deuda de los dos partidos con representación parlamentaria, aunque el justicialismo definió su aspiración a estos cambios, no tienen la fuerza necesaria para lograrlo, los radicales mientras tanto niegan los cambios que toda la provincia reclama. Así las cosas los cortesanos hacen creer al emperador que las vestiduras son magnificas, otros creen que las desnudez imperial es la que predomina en su vestuario. (JEN).





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