Se acerca el final y cuando muchos asegurábamos que el Lobo se levantaría de una vez por todas para ocupar los primeros lugares del torneo de fútbol más importante de la Argentina; cuando casi la mayoría estábamos convencidos que Omar Labruna sacaría adelante el plantel, haciéndonos olvidar del maldito descenso y poder aspirar a otra cosa que no fueran promedios; cuando los más ilusionados decíamos que ésta era la oportunidad para clasificar a alguna copa importante, porque el entrenador había elegido a sus propios jugadores; cuando Labruna manifestaba que este equipo terminaría el torneo entre los siete primeros; cuando esas ilusiones estaban en marcha, una vez más todo se derrumbó.

      Gimnasia luchó constantemente contra la promoción y el descenso directo en la mayoría del campeonato y faltando tres fechas para el final, el equilibrio no aparece. Sin dudas que la realidad del equipo del interior que más temporadas permaneció en el fútbol de primera, está complicada y pensando en lo que viene deberá sumar más de 30 puntos en el Clausura, con o sin Labruna. Sí, aunque parezca increíble, la continuidad del entrenador está en duda por varios motivos; el primero pasa por el pensamiento y la decisión del mismo técnico que durante un torneo y medio, probó con distintos esquemas tácticos, alternó jugadores en diferentes posiciones y, salvo en raras excepciones no obtuvo buenos resultados, especialmente de visitante. Este motivo es fundamental y aunque Labruna lo niegue, en más de una oportunidad pensó en abandonar el barco, porque no obtenía respuestas en sus dirigidos que siempre tenían la mala suerte de cometer un error al borde del área o perder por goleada, cuando lo más justo hubiese sido un empate.
      Es más, Labruna en dialogo con su conciencia le confesó que ya no sabía que hacer, que había probado todas las formas y  posibilidades de juego pero que no entendía por donde pasaba el tema. Esto no quiere decir que los jugadores jueguen mal a propósito, porque salvo un cruce del técnico con los jugadores después del partido ante Rosario Central, la relación entre el D.T y el plantel aparenta ser buena. El segundo motivo es el desgaste del hincha, que en Jujuy siempre exige más de lo que da, esto es así y parece que no va a cambiar. El que va a la cancha está cansado de ganar sobre la hora o sufrir hasta el final, aunque en el juego muchas veces no hay nada que discutirle a Labruna y compañía.
      La campaña de local es la que todavía mantiene una esperanza en el simpatizante jujeño y no es para menos, Gimnasia ha sumado la mayoría de los puntos que tiene cuando jugó de local. Pero cada vez que salió del Fortín, los delanteros contrarios se convirtieron en estrellas y resurgieron entre las cenizas, Sand, Nuñez, Vizcarra, Leguizamón y muchos más fueron protagonistas gracias al Lobo. Ese es el peso que llevan los jugadores y el cuerpo técnico de Gimnasia, tienen un karma de visitante y eso puede costarles caro en junio del año que viene.
      El tercer motivo y el último que me gustaría señalar, aunque les puedo asegurar que hay más, pasa por la dirigencia, que son los que cortan la torta y al final deciden, pero como en Gimnasia no se estila echar técnicos antes que cumplan sus contratos, no esperemos por ese lado el desenlace, es más, una de las razones fundamentales por la que Labruna no se fue todavía, es esa.
      Los muchachos de Labruna necesitan ligar en goles todo el juego que generan, el equipo ha tenido mala suerte en algunos partidos, en otros ha jugado maravillosamente pero siempre ocurrió algo, el fulano hizo falta en la puerta del área o el mengano que las mete a todas en los entrenamientos, no le hace un gol ni al arco iris durante los encuentros oficiales. Pero Labruna también tiene sus caprichos y el día que considere poner en cancha a los jugadores que se merecen ser titulares, habrá un cambio importante, y no porque Ramírez, Loeschbor y Montenegro, jugadores reconocidos y de mucha experiencia en el fútbol mundial, sean los culpables de todos los males del Lobo, pero que generalmente son los signados por la gente como los intrusos del plantel.
      Lamentablemente la ausencia de figuras en Gimnasia se nota, se lesionó Fabio Pieters y el equipo lo extraña a horrores, es más, Labruna no puede encontrarle reemplazante. Faltó en algunas fechas Carranza y es increíble pero el equipo perdió sorpresa, lucha y hasta jerarquía;  estos jugadores fundamentales, salvo lesiones no deben estar afuera. Nadie va a negar que Gimnasia tiene un plantel numeroso y jugadores con apellidos conocidos dentro del fútbol internacional, pero tampoco podemos mirar para otro lado sin decir que estos nombres por los que nos ilusionamos al principio del torneo, están en el ocaso de su carrera, aunque nos cueste reconocerlo, porque mire que hay jugadores con experiencia que les ha tocado volver de graves lesiones y cuando regresan a la cancha la rompen, ejemplo el “Bichi” Fuertes.
      Sin embargo desde que Gimnasia llegó a primera, todo fue intermitente y se la pasó  más peleando el descenso que otra cosa. En el único momento que el equipo estuvo a salvo fue cuando el técnico Mario Gómez agarró una rachita importante en la sumatoria de puntos, pero el equipo no jugaba bien y eso también alejó al hincha de las canchas. En ese momento la gente sabía que Gimnasia se iba a quedar en primera; ahora sucede lo contrario desde que se hizo cargo Labruna el equipo juega bien y hasta merece ganar por goleada pero sólo lo merece y las intenciones lamentablemente no se reflejan  en los fríos números del promedio. Hace tiempo que Gimnasia necesita un cambio, una racha positiva que le permita asegurarse un colchón de puntos que después sirvan para no tener la soga al cuello y perder de vez en cuando, pero no perder siempre.
      Algún personaje del fútbol mundial habla siempre del estado de ánimo del jugador y, lamentablemente, cuando uno se acostumbra a perder es muy difícil salir. Estos jugadores salen a la cancha pensando que en algún momento se van a equivocar y así es como les va. Si ustedes leyeron bien no estoy dando razones tácticas o técnicas por las que el plantel no gana dos partidos seguidos; salvo la inclusión de dos o tres jugadores en el equipo titular no hay mucho más que reclamar, porque los muchachos tan mal no han jugado. Todas las discusiones pasan por otro lado, la liga, la suerte, la mufa, la racha, el estado de ánimo y otro detalle importante que me olvidaba, la camiseta. Dice el hincha “cuando juega con la azul gana, no se da cuenta Labruna”.
      Bueno amigos no se por donde pasará el problema, por las brujas no creo, aunque que las hay, las hay. La historia va más allá y en algún momento nos explayamos en la actitud de algunos jugadores, esa actitud que no se muestra de la misma forma en todos los partidos. La actitud del Newell`s de Gamboa, o la del Tigre de Cagna, o la del Argentinos de Gorosito, la actitud de jugadores que dejan la vida en una cancha y no se dan por vencidos, que pelean una pelota hasta el final y están convencidos que la camiseta que tienen puesta es la que tienen que transpirar. Se dieron cuenta no pasa tanto por si pones tres o cuatro atrás, o si invadís el mediocampo, si juegan uno o dos adelante, o si el arquero vuela o hace la de Dios. Creo que más allá de la táctica que es importante y Gimnasia la tiene con un técnico inteligente y preparado, el problema del Lobo está en la actitud de algunos jugadores que tienen que luchar hasta el final y disputar cada pelota como si fuese la última, para justamente no dejar último al equipo que les dio la oportunidad de jugar nuevamente en primera. Quedan tres finales frente a planteles que también luchan por no descender y el Lobo las debe pelear a muerte, el clásico con San Martín de Tucumán que se jugará en Jujuy, la temible visita al Cilindro de Avellaneda para jugar contra Racing, con el que casi siempre perdió y el choque ante su homónimo de La Plata, el otro Lobo que quiere quedarse en primera.

      Se acerca el final del primer capítulo del año, se asoman los balances de los exitosos y los fracasados, ¿de qué lado estará Gimnasia? No se pierdan la próxima entrega de esta escalofriante obra maestra del terror. Deberán estar atentos, muy atentos. Hasta la vista baby…