Esa es la única esperanza que le queda a Gimnasia de Jujuy, que finalizó último en la tabla de los promedios del Torneo Apertura de AFA. La campaña no fue demasiado buena en cuanto a resultados, pero en volumen de juego no hay demasiado que reprocharle al equipo de Labruna. No quedan dudas que el Lobo deberÃa tener más puntos en la tabla, pero por merecimientos nadie gana ni se salva del descenso y si ahora terminarÃa el torneo, Gimnasia estarÃa descendido.      Por eso el año que viene el equipo norteño deberá hacer un campañón para salvarse, pero también depender de los resultados de Gimnasia de La Plata, San MartÃn de Tucumán, Godoy Cruz, Racing, Rosario Central y otros más que vienen en camino.
Los partidos de local no fueron malos, salvo los perdidos contra Colón y Arsenal y los empates ante Argentinos y el Lobo Platense, Gimnasia sumó casi todo en su casa. De los 21 puntos con los que quedó, sólo uno rescató de visitante ante Racing en la penúltima fecha del campeonato. De los demás encuentros fuera del 23 de Agosto, nada sumó, pero si hizo buenos partidos, fundamentalmente los que jugó contra Lanús, Independiente, Estudiantes y San Lorenzo, rivales grandes que pelearon el tÃtulo hasta dos fechas que terminara el torneo y sin embargo no superaron claramente al Lobo, que por desinteligencias y errores groseros se quedaba con las manos vacÃas.
Nadie puede negar que la propuesta de Labruna fue casi siempre buscar los partidos inteligentemente, pero también no le dio continuidad a un mismo equipo y eso le quitó confianza a los propios jugadores, que salvo por lesiones o amonestaciones, no entendÃan porque a la otra fecha salÃan de los titulares. Lo cierto es que siempre ocurrÃa algo, por poner un ejemplo, si a Loeschbor no le bajaba antes la pelota o reaccionaba tarde, a Desvaux se le desviaba hacia su propio arco. Si Ramasco era figura en el medio, se lesionaba uno de atrás y el 5 pasaba a la defensa. Si el partido era malo como pasó contra Tigre, Central o Arsenal, los errores siempre los cometÃa el Lobo, y los demás terminaban festejando sin merecerlo. De local Gimnasia hizo relativamente bien las cosas, le ganó a Newellâs y Huracán, empató con Argentinos, luego venció a Godoy Cruz, doblegó a River, Banfield y San MartÃn de Tucumán y estuvo a punto de sumar de a tres contra Argentinos, triunfo que le impidió el malo de Saúl Laverni, árbitro candidato al mayor escándalo del año, y cerrando la fecha pudo haberle ganado al âtriperoâ de La Plata.
Sin embargo, y a pesar de haber sumado en la mayorÃa de los partidos que jugó de local, Gimnasia terminó como empezó, comprometido en la zona de descenso directo y coqueteando con la promoción. No hay mucha diferencia con los que están arriba, es cierto, pero no deja de ser malo terminar el torneo en la última posición y más si es en la tabla del descenso. Hasta ahora analizamos sólo los puntos y la ubicación en la tabla, pero como fueron los esquemas de juego del equipo. Casi siempre ofensivos, no se le puede achacar al entrenador que salió a meterse atrás y cuando lo hizo no estuvo mal, ya que hasta la mitad del torneo jugó de local y visitante con tres hombres en el fondo, lo que a veces le generó un gran dolor de cabeza. Hasta los hinchas decÃan que con una defensa lenta compuesta por Pezutti o Fernández en el arco, Franco, Acuña, Loeschbor y Desvaux, otras veces Rocco y Ramón, no se podÃa dar tanta ventaja. Labruna se hizo cargo y de visitante terminó jugando con cuatro, aunque igual las desinteligencias persistÃan. En el medio hubo más regularidad, hasta que se lesionó Fabio Pieters, pieza fundamental en el equipo y al que Labruna aún terminado el torneo no le encontró reemplazante por el carril derecho, a pesar de lo realizado por Walter Busse que parece ser el que se va a quedar con el puesto. Por izquierda el puesto fue del indiscutido Ricky Gómez, ahora con un pie en el exterior, quizá el hombre elegido por Labruna para el ida y vuelta permanente por su sector. Los puestos de volantes se los disputaron Daniel Ramasco, que algunas veces también jugó atrás, Silvio Iuvalé y Diego Mateo, en estos tres hombres no hay discusión, pero también alternó Ariel Montenegro que en la última fecha marcó su primer gol en el Lobo. Como el enganche o media punta, no terminaba de aparecer, Labruna recurrió a Fileppi, Luna, RamÃrez, retrasó a Carranza pero tampoco ese lugar tiene dueño. En el ataque las alternativas no fueron muchas, Carranza el más veloz, pÃcaro, habilidoso y goleador, jugó varios partidos y en pocos se quedó afuera por lesión o decisión del técnico. Juan Arraya, el único representante jujeño fue muy pedido por la gente hasta que se quedó con el lugar, pero luego la gente misma lo terminó discutiendo, ya que muy pocas veces aprovechó su oportunidad, es más en los últimos encuentros no arrancó siendo titular, porque Labruna le volvió a dar la oportunidad a Pablo Calandria, quien arrancó jugando desde el vamos en el primer partido del torneo. La lesión de Mauricio Ferradas le jugó una mala pasada al técnico, que no tuvo muchas variantes para cambiar en el ataque. Esto, sumado a la falta de recuperación de la âPocholaâ Silva que ya va para el segundo año de inactividad y la desgracia del paraguayo Diego Miranda, quien se lesionó de nuevo gravemente. Muchos problemas tuvo que pasar Labruna sin un número nueve neto, ya que en varias oportunidades generó muchÃsimas jugadas de gol, pero siempre le faltó el oportunista que la mande al fondo del arco. Dicen algunos que Antonio Romero, jugador de las inferiores, debió tener una oportunidad. El âchaqueñoâ se quedó con las ganas en el último partido en el que fue incluido en el banco de los suplentes, pero no jugó. Otra de las contras que tuvo Gimnasia, fueron las lesiones, primero fue Pieters, luego Acuña, Ramasco, Carranza, Rocco, Loeschbor y algunas más que complicaron sin duda al entrenador. Sin embargo y a pesar de que el jugador más regular del plantel como el tucumano Gómez está a punto de ser transferido, o a lo mejor Carranza también pueda partir, el futuro para Gimnasia y Esgrima de Jujuy no es desalentador. El equipo propuso jugar y lo seguirá haciendo con un técnico que varias veces se equivocó, pero que la mayorÃa acertó y no se achica. No hay que olvidarse que Gimnasia no ligó en varios partidos, que de local el Lobo se hace casi invencible y de visitante juega bien. Salvando gruesos errores y equilibrando las lÃneas, Labruna y compañÃa pueden hacer un buen papel en el Clausura, que será el torneo definitivo para saber si seguimos siendo de primera. El tiempo dirá, por ahora el hincha se ilusiona y prefiere mantener la esperanza de ver a su equipo por muchos años más en el fútbol más competitivo del mundo.    El hincha sueña y cree que las frases viejas de la abuela o los sabios refranes de Don MartÃn, no fallarán. Si Lobo, los últimos serán los primeros.
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