Laura Barberis
En el diario local (digital) El Paso, en una nota sobre un procedimiento federal vinculado al narcotráfico, arriba del tÃtulo que anunciaba la cantidad de droga incautada, el colgado decÃa: En la calle de la felicidad. El colgado duró sólo unas horas; quizás a alguien no le pareció correcto y lo sacaron. A mi me encantó, ya que ese colgadito rompÃa capciosa. y sobre todo muy felizmente, con el gris plomo del lenguaje periodÃstico que se abate sobre nosotros desde casi todos los medios.
Quien no sabe en Jujuy que la calle Escaya -al parecer asà llamada por un paraje en el Departamento de Yavi que forma parte de las estribaciones, de paso lo informo, de las Sierras de Escaya en Cochinoca-, es desde hace muchos años un ámbito de comercio sexual en el hoy Barrio San Francisco de Ãlava, ex Azopardo. Calle tradicional de putas -con todo respeto-, travestis, cafishios de ambos sexos, alternadoras venidas a menos, ladronzuelos y, supongo que por estas épocas, gente mucho más pesada también.
Decir en Jujuy se fue a Azopardo, al final terminamos en Azopardo, hay que llevarlo a Azopardo o en Azopardo estaban Fulano y Mengano y pasó tal cosa o tal otra, hace saber a todos de qué se trata; todos sabemos a qué y porqué se iba y se va a la Escaya y sus alrededores de Azopardo. Hablando de estas cuestiones nadie dice fueron a San Francisco de Ãlava, nombre qué sà se usa para tocar los tantos temas propios del barrio. Se ve que, inconcientemente, no queremos mezclar al pobre Santo con la vida real.
Como en la radio, al final me voy para cualquier lado. Pero el colgado de referencia me dejó pensando -qué quiere que le diga- si hay otras calles que por uno u otro motivo, puedan ser llamadas de la felicidad. En la ciudad, dejando de lado lo que tienen en común todas las calles: baches, mala iluminación, basura, cordones cunetas que parecen pozos sépticos y todos los otros males urbanos que nos dejó el anterior lord mayor, hay calles tranquilas, arboladas; las hay con viejas y hermosas casas; otras muy pobres; algunas con el atractivo de quiénes viven por ahÃ; de tierra; esquinas que son en sà mismas miradores del maravilloso enclave de San Salvador de Jujuy. Ahora ¿de la felicidad?, quizás, espero que para muchos, sólo la Escaya.
Este número de marzo, es el cuarenta de La Revista. Para quiénes la hacemos, toda una fiesta con la que empezamos decididamente el año. También, como pasa habitualmente en marzo, casi empezaron las clases; casi arrancó la Legislatura; casi nos enteramos de lo que pasa con La Esperanza; casi nos explican como van a reorganizar los partidos polÃticos y casi no tenemos inflación y casi todas las cosas. Y todo lo anterior sobre la Escaya no tiene nada que ver con lo que viene. Lo aclaro para los mal pensados. Más bien tiene que ver con lo horrible y aburridos que están los medios.
La Unión CÃvica Radical se prepara para una Convención Nacional en la que seguramente Gerardo Morales que encabeza la conducción del Partido, va a tener que soportar fuego cruzado. Lo que en esa Convención suceda entiendo que incidirá directamente en el destino del radicalismo local.
El Justicialismo jujeño avanza (¿o se mueve en el mismo lugar?) detrás también de la reorganización nacional, poniendo toda la carne en el asador por el liderazgo de Eduardo Fellner, con sus créditos sustancialmente aumentados desde la presidencia de la Cámara de Diputados.
Los dirigentes más importantes de los dos partidos dicen que las puertas están abiertas; nadie les cree, por supuesto. Y si es que están abiertas, estrecharon filas a más no poder, frente a las disidencias internas.
Los frentes y alianzas integrados para las generales del año pasado, prácticamente ya no existen, y los propios partidos chicos se han diluido bastante, por lo menos en la toma de posiciones ante los temas fundamentales de la provincia. Por ahora por lo menos.
A partir de aquÃ, para tener un poco de coherencia, tendrÃa que escribir algunas parrafadas sobre el Gobierno de la Provincia; gestión que estrenamos el pasado diciembre. Le confieso que a los cuatro meses, no se que decir. Tengo que hacer un ejercicio de imaginación, con muchas suposiciones a partir del relativo conocimiento de las personas que están en el gabinete y del propio gobernador y tomar algunos indicios sueltos de aquà y de allá para imaginar, se lo digo de nuevo, hacia dónde va la cosa o hacia donde quiere ir.
Si la gestión anterior tuvo innúmeras dificultades para difundir sus hechos, ésta acentuó la incomunicación desde el primer dÃa. No se si finalmente es una estrategia con un sentido insondable, que no adivino; si carecen de asesores y periodistas; si no se dan cuenta que nada bueno sale del silencio o de la distorsión informativa; si no saben que asà como para hacer una ruta o una operación al corazón se requiere de un ingeniero y de un médico, de la misma manera para comunicar se necesitan periodistas experimentados. O simplemente se trata de formas y maneras de manejar los tiempos. Si lo último fuera la cuestión, quizás deberÃan considerar que los dÃas, semanas y meses de la gente común, de todos nosotros, los que no estamos en el gabinete, no son los mismos evidentemente que se viven en los despachos de la Casa de Gobierno.
También me pregunto si sigue siendo necesario esperar que las crisis, demandas y reclamos lleguen al conflicto callejero para dialogar. ¿No habrá llegado la hora de hacer polÃtica?
Habrá que ir viendo si se puede.
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