Escuela media ¿calidad o farsa educativa?

      Desde hace varios años, existe el plan invisible de disminuir la calidad educativa disfrazando el  hecho con una careta que pretende mostrar que se hace un tremendo esfuerzo por propiciarla. Por un lado, se intenta mostrar todo lo que se hace para elevar la calidad educativa y por otro, se la boicotea desde las mismas políticas educativas. Existen varios indicadores que permiten confirmar esta idea.
      Finalizados los recuperatorios de diciembre, cuando los docentes de Nivel Medio perdimos el contacto con los alumnos, nos notificaron que a partir del lunes 18 de febrero del 2008 hasta el jueves 21 del mismo año y mes (cuatro días) debíamos  concurrir en nuestros horarios habituales de clase para brindar apoyo a los alumnos que rendían exámenes en las semanas siguientes (previos, libres o por equivalencia). Por su lado, los alumnos podían asistir, sin obligación, en las horas de clases  correspondientes a la materia adeudada.
      Â¿Cuáles fueron los resultados de estas supuestas clases de apoyo? En principio, por ejemplo, los alumnos que debían rendir una materia  de la cual tenían clase  sólo los viernes, el 22 se vieron privados de este beneficio, pues quedaron fuera del cronograma determinado. Esto evidencia el sentido de justicia de las autoridades educativas. Pero esto no debió ser gran inconveniente, pues la mayoría de los alumnos no asistieron y los pocos que lo hicieron, se sentaron a esperar que  el profesor les enseñe, durante las dos o tres horas de clase, los temas dados en todo el año escolar, por supuesto, sin hacer el menor esfuerzo, el que tiene que elaborar las estrategias superadoras, es el profesor. Remarcamos esto de las estrategias superadoras, porque es la frase matadora que se usa para depositar toda la responsabilidad en el docente. Y así estamos de mal en peor, cuando sería tan sencillo que  alguna vez se entienda que el proceso de aprendizaje sólo es posible con un docente que quiera enseñar y con un alumno que quiera aprender. Sin embargo, de algo tenemos plena seguridad, si por algún motivo un docente tiene dificultades para enseñar, el alumno interesado por aprender lo logra, pero cuando el alumno no tiene interés, no existe docente que pueda injertarle el conocimiento. ¿Recuerdan las épocas en que el profesor, tras su tarea explicativa, decía lo que el alumno debía estudiar del libro y luego ejercía el control de lo que el alumno había aprendido? Tiempos en los que los alumnos eran capaces de leer y estudiar, que no se regalaban títulos, y que se aseguraba que los que ingresaban al trabajo o a estudios superiores tenían la preparación adecuada. 
      Actualmente, las cosas no son así, si el alumno no aprende es porque el profesor no sabe enseñar, no sabe despertar su interés o no aplica las estrategias adecuadas. Esto es toda una farsa  si no se tiene a un alumno que también esté dispuesto a poner el esfuerzo que le corresponde. En el mundo se dice que lo más importante es que los alumnos aprendan a buscar información, a resolver problemas  y desarrollar la creatividad. Pero nosotros los hacemos cada vez menos autónomos, más  dependientes y propiciamos que proyecten sus responsabilidades en el otro.
      Y así, el 18 de febrero pasado, esos pocos alumnos que ni siquiera recibieron las indicaciones necesarias sobre cómo funcionarían esos días de consulta, se presentaron con la utópica ilusión de que, asistiendo esos escasos días, tenían garantizada la aprobación de un examen con su responsabilidad  totalmente diluida. Si les iba mal, la culpa sería del profesor.
      Pero atención, durante esas clases de apoyo, los docentes que no tenían alumnos debieron cumplir el horario, pues esas horas son supuestamente pagas. Y… ¿qué pasa con las horas dedicadas a la planificación y preparación de clases, las de correcciones de trabajos y evaluaciones, más las empleadas para hacer promedios y elaborar los informes trimestrales? ¿Será que hacemos mal en hacerlo en nuestros hogares, fuera del horario escolar?
      Como si esto fuera poco, los exámenes previos, libres o por equivalencias del turno ordinario de diciembre del 2008, se adelantarán para el mes de octubre, sin suspensión de clases. Parece que esta decisión la tomó algún iluminado extraterrestre que desconoce que por día se toman  3 o 4 mesas en cada turno, lo que requiere 3 o 4 aulas y 9 o 12 profesores por turno, ¿En qué aulas y con qué profesores tendrán clases los alumnos que no rinden? Las respuestas a estos interrogantes no importan, la que vale es la de la obsesión de los 180 días de clase, sin que importe su contenido. Por otro lado, si algún profesor no es afectado en alguna mesa en uno de esos días y da su clase, el alumno que tiene esa clase pero que también debe rendir su previa en ese horario queda atrasado respecto de sus compañeros. ¡Qué brillante organización de la desorganización! ¡Altísima calidad educativa y con alto sentido de justicia!
      Y así, los docentes de escuela media, que después del corte  del proceso de enseñanza  producido en septiembre por la fiesta de los estudiantes, tendremos otro en el mes de octubre.
      Todos estos detalles puntuales, están enmarcados en una política general que propicia el hecho de que cada vez se enseñe menos y las escuelas de media se transformen en “guarderías de adolescentes” ya que es mejor el alumno en la escuela que en la calle. Proposición que consideramos válida, pero si las nuevas demandas sociales exigen nuevos roles a las escuelas de Nivel Medio, estas transformaciones también requieren sus propios cambios estructurales, básicamente en la competencia de títulos que otorga. Y por otro lado, ¿para qué seguir intentando forzar a los alumnos para que estudien todas las materias que componen la currícula, si esto hoy se está convirtiendo en una farsa? ¿No será que habrá que crear otro tipo de instituciones que cumplan el rol contenedor que se le asigna hoy a la escuela media, pero que a su vez cumpla una función formadora en el marco de las aptitudes e intereses de los alumnos? Esto permitiría que nuestros adolescentes puedan optar por este nuevo tipo de instituciones o por la que los prepare para estudios superiores, siempre con la posibilidad de pasar de una a otra según su decisión.  Esta libre opción mejoraría las condiciones para poder exigir su compromiso responsable.
      Así, como vamos, los alumnos entran a las aulas, sin compromisos, a la hora que quieren y los días que quieren, ya que por más que se computen sus tardanzas e inasistencias, después no pasa nada, ellos saben que lo mismo no pueden quedar afuera del sistema y que tengan que rendir libre, como está reglamentado, es muy riesgoso, no sea cosa que tengan que estudiar.
      Algo similar ocurre con los actos de indisciplina, para esto la frase matadora es que hay que reflexionar con el alumno, concepción válida en una primera instancia, pero que deja de serlo con los reincidentes que se matan de risa y siguen haciendo lo que quieren pues saben que son impunes.
      El broche de oro está dado con el informe que el docente debe acompañar cada cierre de trimestre junto a los promedios de las calificaciones de los alumnos. En este informe se debe indicar la cantidad de alumnos aprobados, desaprobados y aplazados, o sea la cantidad de alumnos por curso, que en su materia obtuvo de 6 a 10, entre 4 y 5 o menos de 4, respectivamente.
      Muchos docentes, que no declinan en su convicción de exigir estudio a sus alumnos y que tienen a muchos con bajas notas, son acusados  de no saber enseñar. Esta censura persecutoria sólo parte de los resultados numéricos informados, sin considerar las múltiples variables que intervienen en el aprendizaje; pero cualquiera sea el resultado la culpa siempre la tiene el docente. Eso sí, también debe informar las dificultades detectadas durante el trimestre y, nuevamente la frase matadora, debe consignar las estrategias superadoras de tales dificultades, como si en definitiva no sucediera siempre lo mismo, alumnos que son dedicados y brillantes, otros que no, ausentes, desinteresados, todo el espectro posible siempre está y estará en mayor o menor medida.
      Es así que a la destrozada escuela media se la disfraza con objetos materiales. Se reparten computadoras y libros a granel, lo que redunda en costos que toda la sociedad argentina sabe lo que implica, y seguimos con altísimo porcentaje de alumnos que ingresan a la Universidad o a los Institutos de Formación Docente, sin saber leer ni comprender textos. Esta carezca deviene, no por que los docentes guarden los libros en las bibliotecas, como muchos se encargan de hacer creer, sino porque a los docentes se los ha privado de toda posibilidad de exigir a sus alumnos que estudien. Sin exigencia no puede haber Calidad Educativa. Ni tampoco con un docente, del que se pretende que actúe como un profesional, pero al que no se lo trata como tal y que está cada vez más exigido, deteriorado y maltratado, con todas las consecuencias que esto implica.
      Por todo esto, confirmamos que lo que reina es una farsa educativa disfrazada de calidad educativa que expande su reinado en medio del desánimo. Y, como dijo la ministra de Educación a los medios periodísticos, en acto fallido el día de inicio del ciclo lectivo: “los 180 días son una obsesión”, lo que no implica que sean días de calidad educativa.

*Licenciada en Enseñanza de la Matemática; actuó como docente en el Nivel Primario; actualmente lo hace en los niveles Medio y Terciario; fué capacitadora de la Red Federal de Formación Docente Contínua en EGB 1 y 2 (1995 - 1996); integrante del Equipo Técnico para la elaboración de los Lineamientos Curriculares para la Formación Docente de la Proviancia de Jujuy (1998); Capacitadora en el Programa de Fortalecimiento Profesional de Capacitadoras para EGB 3 y Polimodal (2001 -2002)); integrante del equipo capacitador del proyecto: Articulación entre las escuelas Medias de la Provincia de Jujuy y la Universidad Nacional de Jujuy (2005-2006); capacitora de docentes de EGB 3 y Polimodal, en diversas provincias, en el marco de le Escuela Itinerante de Capacitación Docente del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación (2005-2007); además ha participado en diversos Congresos Nacionales e Internacionales dictando talleres y como expositora de diversas ponenecias, siempre encuadrada en  la Didáctica de la Matemática.
Y docentes colaboradores preocupados por una auténtica calidad educativa.