Think tanks y polÃticas públicas
âAl llegar a una esquina, mi sombra se separa de mÃ, y de pronto, se arroja entre las ruedas de un tranvÃaâ. La estrofa de Oliverio Girondo, tomada de Veinte poemas para ser leÃdos en el TranvÃa, contagia cierto escalofrÃo. ¿Quién muere en el suicidio de nuestra sombra?
En los últimos conflictos vividos a nivel provincial o nacional, asistimos a un sin número de opiniones de diferentes organizaciones no gubernamentales que tratan no sólo de legitimar opiniones, sino de acompañar e influir, no sólo el diseño de polÃticas públicas sino también el accionar de gobierno.
En algún lugar de la cadena, la lógica se invirtió. El Señor Hyde resulto más poderoso que el Doctor Jekill. AsÃ, la sombra amenaza arrojar al poeta bajo las ruedas del tranvÃa, a menos queâ¦.
En Estados Unidos se suele designar como think tanks a organizaciones, generalmente financiadas por empresas, especializadas en el análisis de polÃticas publicas. En otros paÃses la tarea de intentar mejorar la calidad de las polÃticas públicas a partir de la investigación tiende a ser realizada por instituciones estatales o por centros universitarios. En realidad, como cualquier otro fenómeno de carácter global, la expansión de las organizaciones (think tanks) se manifiesta de un modo especÃfico en los distintos contextos locales.
Diferenciar en qué términos comprendemos la relación entre conocimiento o acción social especializada y la acción de gobierno, nos parece importante ya que algunas experiencias recientes han cargado de connotación negativa la participación de expertos en el gobierno y de polÃticos en lo social.
Sin embargo, afirmar con énfasis que es preciso que en nuestros lugares se mejore el nexo entre organizaciones y polÃticas públicas no significa que estemos proponiendo que la tecnocracia tenga que tener supremacÃa sobre la polÃtica. Una activa y creciente participación ciudadana no es incompatible con la incorporación de los saberes. En realidad, no es difÃcil comprender que la fragilidad de la democracia aumenta cuando los gobiernos electos no logran resolver con eficacia y eficiencia los complejos problemas del desarrollo económico y social.
En segundo lugar afirmar que las think tanks juegan un papel importante y creciente en la vida de las sociedades modernas no implica cuestionar directamente el papel de los partidos polÃticos. De hecho, uno de los principales desafÃos de estas instituciones es y debe ser ayudar a construir instituciones polÃticas fuertes y sistemas de partidos competitivos y estables, imprescindibles para el desarrollo de las think tanks que quieran visionar su actividad hacia el futuro.
Es necesario considerar que las distintas organizaciones no tienen los mismos incentivos para involucrarse y participar en estos procesos. Asà más allá de los condicionantes que impone la dinámica del sistema polÃtico al nivel de involucramiento, es necesario considerar la predisposición de la organización a hacerlo y las posibilidades ciertas que cada una tiene de lograrlo. En un breve análisis podremos decir entonces, cómo es su participación hacia el sistema; y cómo el sistema y en qué situaciones les permite, o ellas se obligan, a la participación.
A mi entender podemos diferenciar cuatro ámbitos; actuar como ámbitos de difusión, de propuestas, debate y análisis, a través de seminarios o eventos que generan impactos directos en la idea y la toma de decisión, teniendo como mayor éxito el acceso de información de los actos gobiernos y polÃticas públicas.
Como legitimadores de la polÃtica, asesorando y diseñando. De esta manera, es posible considerar que las think tanks ponen en juego sus prestigio y la capacidad técnica para justificar aquellas polÃticas que actores polÃticos están impulsando o implementando. También puede darse el caso que un actor polÃtico recurra a estas organizaciones en busca de una posición ideológica determinada que no se halla presente en su partido, a fin de justificar o legitimar sus decisiones.
Como redes de conocimiento quizás sea una de las funciones más importantes de las organizaciones la construcción de redes, de ideas y de personas, que se convierte en un recurso de gran valor en la medida que estas redes pueden ser de interés para otros actores.
Como soporte de la actividad polÃtica, esta función se deriva de dos necesidades de los actores polÃticos. La primera con la necesidad de elaborar, difundir y adaptar las propuestas de un sector polÃtico o un candidato ante la falta de estructura de este tipo en el interior de los partidos polÃticos. La segunda necesidad está relacionada, que a través de las organizaciones ligadas a la actividad polÃtica sea posible canalizar recursos para legitimar el accionar gubernamental. Si bien creo que pueden desarrollar más de una de estas funciones cabrÃa esperar que una de ellas sea preeminente sobre el resto. De la misma manera es menester reconocer que existen dos momentos en la vida polÃtica que hace que las organizaciones definan su participación.
Un particular momento es el de las elecciones, ya que ahà concita también la atención de los medios de comunicación en los temas pendientes y demandados por distintos sectores de la ciudadanÃa, por lo cual también son contextos propicios para la promoción y difusión de estudios y proyectos, los mismos que para la organización de eventos permitan posicionarse como espacios de difusión con gran convocatoria.
Por el lado negativo, las elecciones generan un clima de incertidumbre post electoral, que hacen a la definición de posiciones. Además de las elecciones, los temas que conforman la agenda pública son otro factor que influyen sobre el comportamiento de las organizaciones y los cambios en la agenda publica pueden explicar ciertas variaciones en el comportamiento y su desarrollo en distintos perÃodos.
A su vez, existen una serie de tensiones comunes a las organizaciones que influyen en el proceso de las polÃticas públicas en función de sus objetivos, actividades y el financiamiento con el que cuentan. Estos factores son determinados en gran medida por los incentivos que cada organización tiene para establecer relaciones con actores polÃticos partidarios o, por lo contrario, para mantenerse distante.
Pero, a pesar de un menor o mayor nivel de participación, todas las organizaciones tienen como objetivo influir sobre las polÃticas públicas, por lo tanto buscan establecer relación con los actores polÃticos con poder de decisión sobre estos procesos. En nuestro paÃs pareciera en su mayorÃa estar en los extremos; en forma directa en la gestión con el oficialismo de turno o por el contrario, una postura excesivamente crÃtica sobre el gobierno. Esto acarrea riesgo sobre la permanencia futura de las organizaciones, principalmente por el impacto que estas decisiones tienen sobre las posibilidades de acceder al financiamiento.
El desinterés por la formación, el debilitamiento de los espacios públicos de discusión generaron, en los noventa y también después la multiplicación de think tanks o grupos de pensamiento. Los thinks tanks constituyeron no sólo verdaderas factorÃas de ideas, matrices de nuevos dirigentes y espacios de consulta de funcionarios, intendentes, legisladores o ministros. Más allá de su aporte, gran parte de las think tanks canalizaron en la práctica, polÃticas impulsadas por grupos de intereses particulares, como grandes empresas, sectores financieros y también sociales.
Sin duda que gestiones gubernamentales con predisposición a establecer un puente entre estos ámbitos es una condición previa e imprescindible. Pero en caso de presentarse una coyuntura favorable pareciera que las organizaciones no cuentan con una estrategia definida y las herramientas adecuadas, para una mejor interacción. A esta altura de la historia no descubriremos algo nuevo bajo el sol, pero si intentaremos iluminar ciertas caracterÃsticas comunes de estas organizaciones que nos ayuden a comprender mejor su funcionamiento y no sólo a interpretar la realidad; sino también a promover ideas, propuestas y consensos que permitan la implementación de reformas y la construcción de instituciones públicas que promuevan el cambio y el desarrollo de nuestras sociedades.
|
|
|
