Laura Barberis

      Todo pasa, todo pasa. Y es verdad. Porque es el tiempo que pasa. Ya fueron las elecciones. Ya supimos los resultados, Ya nos sorprendimos de cuánto corte hubo. Ya analizamos el corte dirigido y el espontáneo. Ya se felicitaron los unos a los otros, aunque no en todos los casos. Hubo ganadores y perdedores muy mezclados, porque hubo ganadores que perdieron mucho y hubo perdedores que ganaron una consideración que antes no tenían.
      Los últimos diez días antes del domingo 28 de Octubre se cruzaron encuestas y sondeos por doquier, la mayoría tendientes -sobre todo los nacionales- a que la gente votara a ganador; en Jujuy también se intentó esa inducción, especialmente desde el Frente para la Victoria y el Frente Primero Jujuy, los dos claramente ganadores. El uno porque ganó y se quedó con la Gobernación y la primera minoría en la Cámara y el otro porque casi ganó a pesar de los dos escasos meses de campaña. En cuanto el “voto a ganador” indudablemente que influyó en los resultados que obtuvieron Rubén Daza que, hasta hace tres meses pivoteaba un futuro electoral muy distinto o en la perfomance de Alejandro Nieva que, inventariando la división del Justicialismo, auguraba resultados mucho más abultados para el Frente Jujeño.
      El escenario para los próximos meses tiene sus misterios, no se crea. Y no me refiero a si Mengano va a ser ministro de Gobierno o Fulano de la Producción o si los diputados se van a mantener en los acuerdos previos o van a buscar “nuevos horizontes”. El suspenso (de suspendido; suspendido sobre el encuentro de violencias que hemos vivido, que parece haber tenido algún letargo post electoral, pero que ya sabemos como viene la mano) llega por el lado de cómo y desde dónde va a encarar su accionar Walter Barrionuevo en el gobierno que se supo conseguir, cuestión clave para todos los habitantes de Jujuy. Justo es decir que opino que es un hombre muy inteligente, conocedor del Estado, y que ni en la campaña lo acusaron de corrupto. Lo que ya es algo. Por esas cosas es que quizás se podría pensar que la suerte, el azar, el destino o simplemente la rosca partidaria, pudieron haberlo llevado a tan altos honores en momentos políticos más felices, menos confusos y sobre todo, menos degradados. Quizá se merecía otra instancia histórica, sobre todo en su partido.
      Ahora bien, lo escuché a Walter Barrionuevo, decir muchas veces, palabras más palabras menos “el peronismo es tan fuerte, tan centrípeto, tan avasallante, tan poderoso, que licua a cualquiera; a cualquier gorila, a cualquier ambicioso; de derecha, de izquierda, de arriba o de abajo; en fin, a cualquiera”. Y es verdad, coincido en que pasó eso desde los propios orígenes movimientistas del PJ. Pero en los últimos años, con algunas innegables motivaciones nacionales, el peronismo de Jujuy jugó demasiado a los opuestos, incorporó cada piedra para la honda, cada duro marlo que no se rompe ni aunque lo pise un tractor; se aceptó trenzar y transar, por el bien de la estabilidad, hasta límites que no eran necesarios. Si igual, hoy, se ganan o se pierden las elecciones independientemente de la televisión y funcionen como sea las licitaciones, igual hay violencia en las calles cotidianamente. ¿Me explico, no?.
      La cuestión del suspenso es que ahora estamos intrigados y preocupados por saber qué va a hacer Walter con el licuado en cuestión. Dijo que “no hay que pre-ocuparse, sino ocuparse” (ver nota en pág.13). Bueno.

      Indudablemente que el que haya ganado Chuli Jorge en Capital, es mucho más (o por lo menos otra cosa, también) que un triunfo de la Unión Cívica Radical. Porque es un buen hombre, porque está preparado para lo que hay que hacer, porque no es mesiánico y porque desde lo que se ha visto en su discurrir por la política local, es evidente que cree que el poder es para hacer. La gente respondió a eso, votó a la persona y si las cosas, a partir de enero, se desarrollan más o menos sin trabas, desde la sinergia, la dinámica, que el electo intendente les puede imprimir, Barrionuevo va a tener asegurada, lógicamente, una alta cuota de gobernabilidad.
      No se pueden cualificar los cambios, menos cuando recién empiezan, pero muchas cosas, con otra gente, con otra composición en la Legislatura, con otras voces, con “el mensaje de la sociedad”, seguramente se van a modificar en Jujuy.

      Y aquí quiero ir a la cuestión del tiempo, que tanto me ha inquietado siempre. Por ejemplo ¿no es estremecedor que se pueda recuperar un acercamiento muy, pero muy probable, a la cara del joven Rey-Dios egipcio, Tutankamon? ¿Cómo no aceptarlo, si cualquier editor sabe que con los actuales programas de computación se hacen cosas impensables en la gráfica hace cinco, ocho, diez años; cuánto más cuando se trata de investigaciones y procesos desarrollados en calificados laboratorios, por especialistas, con programas específicos?
      No se bien adonde iba … ¡Ah, si! … Ilustra esta nota la recuperación computarizada del rostro de Tuntancamon (algo bisexual el antiguo juvenzuelo); la máscara funeraria que hizo algún maravilloso y olvidado orfebre del antiguo Egipto y la genuina y tangible momia al desnudo del Rey, que todos los turistas del mundo pueden contemplar ahora en un museo. Creo que quién sea el próximo presidente del PJ tiene cuatro años para resolver un acertijo: cuál de las tres opciones tendrá lugar durante su mandato.