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Entrevista a Juan Ljungberg y Mario Mallagray

Cruda mirada sobre Jujuy

      Juan Ljungberg y Mario Mallagray en una entrevista en La U, Radio Universidad, hablaron largamente sobre la realidad local en cuanto a la anomia que hay en Jujuy, la falta de debate, las cosas que no se hacen, los cambios que no se producen. Esta nota es un resumen, sólo una aproximación, pero por los perfiles intelectuales y profesionales de ambos, nos pareció importante dejar constancia de algunas de sus ideas en La Revista.

-Las campañas políticas fueron decayendo en ideas y propuestas a lo largo de los años de esta democracia, ¿cómo vieron ustedes esta última?
-Ljungberg: Creo que estas elecciones se caracterizaron en primer lugar por la nacionalización de las campañas, donde se marcó aún más el real unitarismo que tenemos en el país, a partir del cual lo único que importa es Capital Federal y el Gran Buenos Aires; como segunda característica fue la puesta en evidencia de la lucha por mantener espacios de poder; en estas dos pujas se  perdió la posibilidad de debatir ideas y propuestas, propuestas que deben pasar por los cómo y no por los qué, en los que estamos todos de acuerdo porque todos queremos salud, educación, seguridad; etc.; la gran discusión que nunca se da es cómo hacerlo, discutir los medios, las formas, las mecánicas, porque de esto se trata la política, cómo hacer las cosas para que la sociedad progrese y mejore la calidad de vida de la gente, y es en esto donde padecemos de una gran carencia, por eso todo acaba después en buenas intenciones difíciles de concretar. En una palabra no pasa nada.
-Mallagray: Esta ha sido una campaña que parecía de fórmulas presidenciales; a mí me hubiera gustado que acá en Jujuy los políticos debatieran cómo mejorar la calidad institucional, la educación, la  seguridad, la justicia. ¿Cómo cambiamos el sentimiento de inseguridad e injusticia que tiene la gente? ¿Cómo hacemos para mejorar el funcionamiento del Poder Judicial, para modificar la ley de selección y designación de magistrados, el tema del presupuesto, vacantes; en fin, me hubiera gustado una campaña con más contenido de ideas de cómo hacer para resolver los problemas de la provincia y no ver a los medios con fórmulas presidenciales, como si los resultados de la provincia de Buenos Aires determinaran qué sucede en Jujuy.

-¿Qué es lo que pasa en Jujuy que no se debate nada? ¿Cómo hace una sociedad para que sus dirigentes confluyan en un debate, en propuestas, en mirar el presente con criterio de realidad?
-Mallagray: En ese sentido la verdad es que fue lamentable; me hubiera gustado que los candidatos propusieran ideas de qué hay que hacer para mejorar escuelas, colegios, universidades; los problemas de la inserción laboral de los jóvenes; de la estructura de la policía; de los jubilados. Muchas cosas que nosotros desde el Colegio de Abogados de Jujuy intentamos instalar en la sociedad, dando propuestas para que los sectores políticos se conmuevan, comprendan, se interesen, y poder lograr así la sanción de las leyes necesarias para que el sistema funcione como corresponde, porque esto hace a la calidad de la vida institucional de la provincia.
-Ljungberg: A mi juicio, el problema de fondo es el deterioro del sistema político, la pérdida de sustancialidad de los partidos que, más allá de las declamaciones legales y constitucionales del discurso, no funcionan en la práctica ni en la realidad; son problemas de la política y debieran resolverse desde ahí. Pero como los partidos han quedado encapsulados sin un intercambio fluido y permanente con la sociedad, sin la discusión interna suficiente -porque parece que la discusión implica rupturas- olvidando que en democracia el disenso es lo que construye, y se lo cambia por la imposición, por la obediencia debida, cambiando el rol de los partidos. Haciendo una analogía con la biología es como si los casamientos fueran dentro de la misma familia produciendo el deterioro de la calidad genética. Se da así en los partidos que cualquier incidencia externa o del propio partido se ve como un atentado a la conducción o autoridad partidaria. Y a todo esto hay que sumar lo que se ha hecho carne lamentablemente en la Argentina, que es que para lograr crecimiento económico el mejor negocio o la mejor profesión es la política.

-La comunidad jujeña, con su baja autoestima, parece no ser conciente de sus intelectuales, artistas, pensadores, artesanos, etc.; de su historia. Y al respecto no se puede obviar que hoy, en la mayor parte de los casos, los asesores de los legisladores de todos los niveles y muchos funcionarios son punteros políticos.
-Mallagray: Coincido y veo esto con mucha tristeza, por eso es que milito en una organización no gubernamental. Muchos como yo no podemos acceder al sistema de partidos políticos porque somos expulsados o no nos sentimos cómodos al no comulgar con todos los vicios que aquejan hoy a ese sistema y nos sentimos más útiles en estas asociaciones intermedias sin intereses políticos o económicos. Por lo menos desde donde estamos podemos influir formando opinión, transmitiendo ideas, conceptos concretos, hacer aportes de ideas que nosotros vemos desde una óptica distinta, desde un ámbito más independiente.

-¿Hemos tocado fondo en Jujuy respecto de la falta de ejercicio de la inteligencia? No hablo de utopías, hablo de si esto todavía sigue para abajo, más aún, con el inexorable correlato de deterioro social, económico, cultural, etc.
-Ljungberg: Estamos muy lejos del siglo de oro de Jujuy, pero hay que pensar que el fondo no existe, siempre se puede estar peor, es mi concepción del mundo. Al no haber fondo no hay que esperar en una posición cómoda, pasiva, la única forma es lograr por acción de la comunidad que haya un cambio, pero este cambio tiene que empezar en los ámbitos institucionales. Y esto es muy difícil que se dé en el corto plazo, porque los que no conducen cuando debieran hacerlo, están muy cómodos donde están, no buscan cambiar nada; la presión social a través de distintas entidades, como las profesionales, vecinales, cámaras, etc., perdieron muchísima participación, producto de la cultura de la comodidad en la que espera el maná del cielo, el cielo-estado; es todo un cambio cultural el que se dio de unos años a esta parte y la política se inscribió para mal, para peor, en este cambio. No sé, no imagino cómo se puede lograr un cambio sustancial en la orientación de nuestro estar actual, pero sí estoy seguro de que tiene que empezar por la conciencia de quienes dirigen y desde ahí, hacerla efectiva y consistente en el tiempo.

-Empezar por lo poquito, algo así dice Tomás Abraham, ir mejorando el desastre estructural de a poquito pero con consistencia.
-Ljungberg: Me siento atraído por la ideas de Abraham, pero creo que lo que en ultima instancia plantea es una resignación frente a la realidad y quizás tenga razón, pero es como dejarnos vencer y esperar. Uno no va a vivir mil años y necesitamos ver mejorías en el horizonte teórico de vida; estos cambios de a poco son buenos pero creo que no es el camino que una sociedad necesita, sino se pierden generaciones, veamos otros países como Chile, Brasil, o España, que hace treinta años nos miraban con envidia. España en veinte años cambió muchísimo, pero a los cinco se comenzaron a notar esos cambios. Las dirigencias son las que tienen que conducir esos cambios y hay que demandarles que no deben preservar el statu quo que mantienen. Yo creo que desde el advenimiento de la democracia todas las líneas políticas son conservadoras independientemente del partido al que pertenezcan, lo defino desde el punto de vista de que no hacen nada por cambiar las estructuras, que primero son políticas, y es allí donde se empantanan.
-Mallagray: Debe haber un profundo cambio en la ley de los partidos políticos y nunca se hace, coincido con Juan en que las dirigencias de los partidos mayoritarios en el fondo son conservadoras, arman un esquema para que no cambie nada. Es necesario ir a una profunda reforma de la ley de partidos políticos para cambiar el juego y sólo así habrá más incentivos para que todos nos insertemos y nos metamos en los problemas que hacen al bien común.          

-Los dirigentes nos dicen que la gente no se acerca a los partidos, no participa, entonces  me pregunto cómo hacemos para encarar de otra manera, de intentar pelear y no dejar que la historia nos arrastre.
-Mallagray: Los dirigentes más importantes de los partidos mayoritarios son los que tienen que llegar al convencimiento de que este estado de cosas nos hacen descender en la calidad institucional, y coincido con Juan en que el fondo no existe, siempre podemos estar peor. Para que esto cambie todos debemos llegar al convencimiento de que son ellos los que deben reflexionar y producir cambios profundos.

-Principales dirigentes como Eduardo Fellner (PJ) y Gerardo Morales (UCR) de una manera u otra han dicho en el marco de estas mismas entrevistas, que aunque no es fácil, hay que propiciar profundas reformas en el sistema político y en la estructura del estado.
-Ljungberg: Entonces acabo de escuchar una buena noticia, ya que si los conductores de los dos partidos mayoritarios de la provincia, ambos con fuertes espacios en la política nacional, tienen ese convencimiento de que realmente se puede cambiar sabiendo y reconociendo que no es fácil, estamos salvados porque ellos tienen los medios y el poder para hacerlo.

-¿Cómo?
-Ljungberg: Un solo ejemplo: no permitir la reelección en ningún cargo público y de la única forma que esto se consigue es que la mayoría de los 48 diputados levanten la mano y sancionen la ley correspondiente, lo que va a afectarlos ya que la gran mayoría está en la Legislatura, un promedio no menor de quince años, pero es la conducción partidaria la que tiene que poner el peso y el límite y decir ésta es la transformación institucional que se va a dar en primer término y hacerlo ahora, en estos días pos electorales. Antes yo pensaba que dos períodos y volver al llano hubiera estado bien. Pero ahora, como están las cosas, creo que firmemente que sólo uno ayudaría a sanear profundamente la situación que viven los partidos y las instituciones, para que los elegidos hagan lo que corresponde y no estén rosqueando para la próxima. Sería un mecanismo fundamental para que se incorpore nueva gente, oxigenando a la Legislatura, dándole otra dinámica al estado en general. Ya ni siquiera es una cuestión de ideologías, sino de esta cultura de pérdida de la esencia de la política que es la mirada del trabajo y del servicio.
-Mallagray: Lo que nosotros tenemos que hacer son cuestiones evidentemente prácticas que hagan al mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, sin importar la ideología política porque lo que interesa es la práctica,  hay que ser evidentemente pragmáticos.

-No podría inventariar la cantidad de reuniones, propuestas, negociaciones que se hicieron por el tema de la elección de jueces en Jujuy, y nada.
-Mallagray; Se insiste en el tema. Tuvimos en Jujuy la visita de los presidentes de los distintos colegios de abogados del país, de la FACA, y de la Federación Argentina de la Magistratura;   ambos, el de los jueces y el de los abogados activos, vinieron a reclamar y proponer el cambio del sistema de selección de jueces. No es sano como está planteado en Jujuy, al margen de que no da soluciones a los problemas que tiene la justicia actual. Como se sabe los jueces y los magistrados no surgen de un concurso de antecedentes y oposición, no tienen currículo presentado, no han sido designados por ningún organismo que tenga que ver con el tema. Necesitamos dar un salto de calidad institucional y para esto es imprescindible que todo el mundo concurse, no sólo los camaristas, jueces, secretarios, sino todos hasta los propios empleados. En las provincias serias todo el mundo rinde un examen, tienen entrevistas; el más humilde de los empleados tiene que presentar sus antecedentes. Es tan importante porque hemos llegado al punto en el que es común en el común de la gente quitarle importancia a las ordenanzas y a las leyes, parafraseando a Lincoln “para ser libres hay que ser esclavos de la Ley” pero acá no somos esclavos de la ley sino de pasiones cotidianas; se pelea desde el Colegio de Abogados y el que no pase nada en tantos años es la prueba irrefutable de ese conservadorismo que se ostenta desde la dirigencia, sino ya lo hubieran  hecho.

-La escueta descripción de la realidad que se dio en esta entrevista deja un halo de desaliento.
-Mallagray: Las posibilidades de la provincia de Jujuy son enormes, es necesario hacer un click en la mentalidad de los jujeños, producir cambios fundamentales que permitan un crecimiento vigoroso, de manera que podamos vivir a partir de la riqueza que sí tenemos. Hoy todo es estado provincial y el 20% de actividad privada, tenemos que revertir la ecuación.
-Ljungberg: Creo que los cambios son posibles pero no será fácil. Si los líderes fundamentales de Jujuy tienen una inquietud seria al respecto, estamos a la puerta de hacer transformaciones; si esto se queda en discurso, perdemos. Debiéramos invitar a toda la dirigencia a que en un acto de grandeza renuncie a seguir teniendo cargos y trabaje desde el llano por la provincia y por la gente, así producirían un shock, un cambio hacia mejores perspectivas, liberando las potencialidades de todos los que aquí vivimos. El cambio tiene que ser desde arriba empezando por el ejemplo, porque cuando el pescado se pudre comienza por la cabeza; es necesario una toma de conciencia de la dirigencia, de quienes tienen el poder.






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