Ãšltimo momento. Hinchas de Gimnasia y algún que otro periodista visitan psicólogos. No crean esta noticia, pero si la mano sigue así, piénsenlo, yo ya me decidí. Si los simpatizantes optarían por psicoanalizarse, qué dirían. Esta es la historia de un grupo de hinchas y un periodista que van camino a la locura.

      No hay caso, Gimnasia no encuentra el rumbo y el equilibrio del equipo sigue sin aparecer. El plantel dirigido por Mario Gómez, no logra afianzarse en primera a pesar que ascendió hace tres años. Sin embargo se mantiene en el fútbol más importante de la Argentina, pero siempre al final de cada torneo sufre y esta vez no parece ser la excepción. La dirigencia en conjunto con el cuerpo técnico, tomaron la decisión al principio de la temporada, de renovar el plantel casi a la mitad. Se fueron varios y llegaron más de 15 refuerzos, pero aún cuando se llevan jugadas las tres cuartas partes del campeonato, la estabilidad no aparece. El técnico Gómez  rota, gira, cambia permanentemente de jugadores y sistemas, pero la tabla de posiciones muestra un Gimnasia que se estanca en un lugar y de vez en cuando sale de ese letargo y vuelve a caer. En la actualidad, el Lobo Jujeño es un equipo intermitente, inestable, sin rumbo y guiado por un entrenador que tampoco se decide por un esquema determinado y a pesar de los cambios, todo sigue igual. ¿Qué pasa entonces, por qué el hincha albiceleste no puede disfrutar de un Gimnasia protagonista? Bueno en realidad mal que nos pese el plantel jujeño ha sido actor principal de la “zona roja del descenso”, una película muy mala que ya hace poco vi y no quiero repetir esa mala elección. O sea, no le dieron el Oscar al mejor film, pero tampoco la condenaron por la peor de todas, sino que zafó; así como Gimnasia zafa torneo a torneo.
      Las ilusiones y las preguntas son siempre iguales para los simpatizantes lobos, “por dónde pasa el problema, hasta cuándo vamos a sufrir, por qué nos cuesta tanto ver un partido tranquilos”. Ustedes se darán cuenta de que las palabras que utilizan los hinchas, se orientan hacia el esfuerzo, la intranquilidad, el sufrimiento. En estos momentos el equipo demuestra eso en la cancha; llegar al arco rival le cuesta, puede dominar un partido pero convertir es el gran problema, se complica, da vueltas, se enmaraña, es decir no hay un planteo efectivo: una de las palabras que le falta aplicar más a los dirigidos por Don Gómez. Y después ese esfuerzo que a veces tiene su premio y la mayoría de las veces no, se convierte en sufrimiento y angustia, entonces surge la frase filosofal “hasta cuándo vamos a seguir así”. De los muchos que se toman su tiempo en leer este espacio, algunos opinarán cuántos mambos tiene el escritor, por qué se complica tanto, por qué esta nota parece más un psicoanálisis que un comentario futbolero. La respuesta es simple, señoras y señores, y no pasa porque nos estamos volviendo locos -aunque cerca estamos-, el tema pasa porque ya no nos quedan argumentos para justificar por qué el equipo no se asienta de una vez en el fútbol de primera de nuestro país y desde que ascendió aún sigue luchando por no descender. ¿Cuándo Gimnasia peleará por una Copa, o simplemente cuándo estará tranquilo, ganando, empatando o perdiendo, pero con un equilibrio y no siempre perdiendo, perdiendo, perdiendo, y alguna vez empatando y de vez en cuando ganando? Claro que otros, mientras siguen leyendo esta nota, también le buscarán el lado positivo y dirán que por los menos Gimnasia no se fue al descenso el primer año que ascendió, frase correcta que rescato, pero si el equipo se va a quedar en primera que se quede en serio, no como Boca por ejemplo, sino como un plantel que luche en mitad de tabla, complicando a todos los que vengan a jugar al 23 de Agosto y ganando como sea de local, salvo imprevistos. Si prestamos atención a las palabras de los técnicos o los jugadores de otros equipos que vienen a Jujuy, vamos a escuchar casi siempre que se refieren al estadio del Lobo como una cancha difícil, “aquí no gana cualquiera” tiró Passarella. Entonces, ya que la mayoría, como el técnico de Tigre Diego Cagna, valoriza el triunfo en un estadio y un clima muy complicado, hay que aprovecharlo de una vez. Eso es cuando el equipo juega de local, pero de visitante la cosa es peor y agarrate si a los 35 minutos del segundo tiempo el partido está cero a cero, seguro que se vienen tres cambios de golpe, ingresan dos defensores y un volante de contención, y listo. Listo nada, esas especulaciones le han costado partidos o puntos importantes a Mario Gómez. Se especuló con Vélez y faltando 10 minutos perdimos el partido, no sólo los jugadores se metieron atrás, el técnico con sus cambios obliga a eso, a un juego muy conservador, defensivo, amarrete.
      Los hinchas no me van a desmentir que la mejor defensa es el ataque, pero parece ser que eso en Gimnasia no existe, ni siquiera cuando estás ganando 1 a 0 un partido. Nos hemos cansado de los disgustos, que han generado cambios muy evidentes que demuestran que el técnico quiso cuidar un resultado y la mayoría de las veces se equivocó y salió mal. En muchas oportunidades, este loco columnista pidió que había que animarse a más, opinión que es compartida -modestia aparte- por la mayoría de los jugadores entrevistados, pero el que manda es Gómez. Después del partido frente a Tigre, el habilidoso César Carranza que sube y baja todo el tiempo porque la pelota no le llega limpia; dijo que hay que jugar de igual a igual en todas las canchas y capaz que por ahí pasa la solución, la prueba puede estar en las campañas que están haciendo Tigre, San Martín de San Juan o Huracán, equipos recién ascendidos al fútbol de primera, pero que sin embargo sus técnicos se atreven a salir a jugar de tu a tu y si después no se da, utilizan la inteligencia. Si te están cascoteando el rancho, tomo urgencias atrás o en el medio, pero no me suicido desde la entrada. Ese puede ser uno de los grandes problemas de la falta de equilibrio que tiene el equipo y que tranquilamente se puede solucionar. Plantel y variantes hay, y eso sí hay que reconocerle a Gómez, que al no encontrar quién lleve el juego en el equipo, busca y busca, pero los que él elige tampoco lo ayudan demasiado. Como volante por izquierda, media punta o semi enganche, como le quiera llamar a estas posiciones modernas en nuestro fútbol que le dan “volumen de juego” al equipo, han tenido sus oportunidades, la “Vizcacha” González y Ricky Gómez, hasta el técnico puso como lanzadores a Garré y Almada, cuando jugó de visitante.  Pero no acertó y Carranza y Miranda o Silva, siguen bajando a buscar la pelota. De la contención no hay que discutir demasiado, el “Gato” Daniel Ramasco sigue siendo el gran patrón de Gimnasia, ni Pérez Castro, Jiménez, Iuvalé o los que todavía no han jugado, le sacan el puesto. Por los costados, Marcelo Quinteros no es el mismo de otros torneos, está muy impreciso y a pesar de eso genera alguna que otra situación con su compinche Fabio Pieters que es otro de los jugadores más regulares del medio campo, salvo cuando le ha tocado jugar atrás. Por izquierda no hay quién, ya que quien creía que tenía el puesto asegurado de a poco lo está perdiendo. Sí, adivinó, es “Ricky” Gómez, quien precisamente no pasa por su mejor momento. En cuanto a la defensa, el arquero Valdiviezo está teniendo mucho trabajo últimamente y salva las papas aunque algunas las deja que se quemen, sobre todo en esos puñetazos que se manda o las malas salidas que pueden costar un partido. Pero, claro, no sólo del arquero depende, a esta defensa le llegaron más que planes sociales a las organizaciones de protesta. Desvaux, es uno de los más parejos, Loeschbor, Berza, Almada y Herbella son irregulares, ninguno se ha ganado la titularidad indiscutida y no hacen más que extrañar a un patrón como Gabriel Ramón que está lesionado, pero que debe estar tranquilo en su casa, pensando en que cuando se recupere vuelve a la titularidad. Claro que se han lesionado jugadores como Gabriel Ruiz, uno de los tapados que cuando le tocó jugar hizo buen papel, por los menos tuvo despliegue. Y la lista sigue con los que aún no han debutado, David Robles, Juan Arraya, Eric Schmill o los que llegaron tarde como Diego Mateo, que puede ser una de las soluciones para el medio campo. Bueno creo que si este grupo de hinchas y yo hemos podido plasmar cuales serían remotamente las fallas del equipo, cómo no lo va a hacer el cuerpo técnico, con mucha más sabiduría y experiencia que un simple columnista que de tanto análisis está quedando un poco loco; pero dicen que los locos, algunas veces tienen su momento de cordura. ¿Habrá sido esta nota uno de esos inspirados momentos?