El presidente de la Convención Radical, Carlos Oheler, analizó en la radio, como una cuestión fundamentalmente generacional, el distanciamiento cada vez mayor que hay entre los argentinos (y los jujeños) y la polÃtica. Y de ahà el callejón sin salida en el que se enfrasca la protesta de las organizaciones sociales.Â
-¿Qué le pasa la generación que hoy tiene entre cuarenta años y la polÃtica?
-Hay varias circunstancias que pueden evaluarse como causales. Por supuesto, la propia actitud de la clase polÃtica actual que tiene un alta responsabilidad pero también los hechos que tienen que ver con la historia trágica de la Argentina, especialmente en la segunda mitad del siglo pasado: la desaparición de una enorme cantidad de dirigentes polÃticos, sindicales, empresariales, gente de la cultura, lo que ha dejado un vacÃo, una brecha grande en la transmisión de información, métodos y hasta pautas ideológicas.
-Hubo poca escuela
-Asà es y eso estableció un divorcio entre la polÃtica y al sociedad. Me parece que es razonable que desde la dirigencia nos pongamos a mirar nuestras responsabilidades porque si no logramos que la gente se reencuentre con la polÃtica, no con la dirigencia, corremos serio riesgo que muchas cosas que pasan o que van a pasar en el futuro tengan más que ver con desvarÃos circunstanciales y no con un proyecto en serio para el progreso de la población.
-¿Tocamos fondo porqué no hay conducción?.
-No comparto mucho eso, creo que siempre se puede estar peor, por eso es que tenemos que tomar conciencia de donde estamos parados para tener una visión de lo que pasa en la vida de esta sociedad y en la polÃtica. Cuando uno habla de apolÃtico lo hace en referencia a la falta de  compromiso polÃtico partidario y no me refiero a eso, sino que la gente debe comprometerse con las cosas que tienen que ver con su vida y con la de sus hijos; tiene que estar atenta las decisiones que toman quienes nos gobiernan y que tienen trascendente influencia en nosotros y en nuestras familias. Respeto a quienes no quieren compromisos polÃtico-partidarios y admito que están en todo su derecho. Lo que no admito es el pretendido derecho de no tener nada que ver con la polÃtica porque cada hecho está vinculado con ella. Entonces, siempre hay que partir de la premisa que la polÃtica es una circunstancia que va definiendo el rumbo de la vida de todos, su nivel individual y general.
-Pero es muy difÃcil que la gente lo acepte mayoritariamente,
-No tengo ninguna duda porque se mezcla la actitud de lo personal con este concepto que es un tanto abstracto. Es lo mismo, salvando las distancias, cuando se mezcla el cuestionamiento a la actitud de los hombres de la Iglesia, con la fe, cuando uno cuestiona la fe a partir de los hombres. En la polÃtica pasa lo mismo. Cuando uno cuestiona a la polÃtica a partir de las malas actitudes de los hombres, nos estamos equivocando de blanco.
-¿Cómo ves los cortes de rutas y de calles que hay en la provincia?.
-La culpa es del chancho y del que le da de comer, de ambos. Porque tanto unos como otros tienen responsabilidades. Hubo muchos que se convencieron tanto de la validez de la herramienta que terminó siendo âel objetivo deâ ¿Cual fue la herramienta que se utilizó para frenar ese proceso de disgregación social? Los planes sociales. Extraordinario, sirvió, fue muy útil, pero estamos casi a seis años de la crisis del 2001 y un hubo soluciones de fondo.
-Vos integrás el Consejo Consultivo provincial, cómo se ve este tema desde ah�
-Se lo ve muy mal porque en algún momento se descubrió el corte como medida de protesta, pero ahora es algo cotidiano. En la medida que no desarticulemos todo este sistema de contención social permitiéndole a la gente que recupere la dignidad del trabajo seguiremos instalando al clientelismo como una polÃtica de Estado. Fijate las diferencias de las consignas: hoy se corta la ruta para que mejoremos los planes sociales, no para que se genere trabajo genuino. Fijate hasta donde llega la distorsión del sentido de una lucha.
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