Â¿Al Pirulero le habrán antepuesto el Don por lo mismo que se lo decían a Don Corleone? Porque la verdad que aquél entretenimiento infantil que tantas generaciones de argentinos nos transmitimos inocentemente los unos a los otros, con aquello de “cada cual atiende su juego” parece haber ido incidiendo implacablemente en la conformación del misterioso y nunca demasiado definido ser nacional.
En el siglo XX la cuestión del ser nacional dio lugar a numerosos ensayos y estudios, de algunos de los cuales devinieron verdaderos tratados sobre la argentinidad, que a su vez se transformaron en corrientes políticas, más o menos pasajeras y cambiantes, más o menos exaltadas y patrioteras, todas bastantes estúpidas.
      Pero nunca pensamos como nos fue condicionando lo de “cada cual atienda su juego”, lo digo por lo del efecto repetitivo ¿vió? Como aquello de que “las Malvinas son argentinas”, lo dijimos durante más de ciento cincuenta años y lo seguimos creyendo.
      Y nada como los argentinos para atender exclusivamente al  juego individual y/o sectorial.
      En ese sentido Jujuy es una verdadera avanzada, estamos los primeros, por lo menos visto desde acá. Somos profesores -profes, como le gusta decir al gobernador Barrionuevo- en mantener todo cuidadosamente separado, haciendo cada uno la suya y así, no hay presente que aguante ni futuro que se proyecte.
      La interrelación, lo interdisciplinario, las planificaciones conjuntas, los equipos son en nuestra provincia de aquellas utopías que no tienen fin, diga lo que diga Fukuyama. No se nos cae lo de la planificación de la boca pero a la hora de acarrear agua es sólo para nuestro molino.
      Siempre apostamos a la necesidad de unirnos detrás de los objetivos comunes, “¡como lo hicieron por Jama”!, pero parece que la impronta del Don Pirulero pudo más en el inconciente colectivo local que la de aquellos esforzados y aventureros pioneros del Paso.
      El asunto de que cada uno atienda a su juego fue creciendo en intensidad y multiplicándose hacia cada costado en alternativas imprevisibles, que a su vez vuelven y vuelven a derivar en otros juegos individuales o sectoriales y vaya a saber en qué terminará todo esto, si es que algún día termina en algo o, simplemente, se convertirá en un círculo perfecto (por lo vicioso) adentro del que deambularán ingenuos y cada vez más pobres y confundidos los miles y miles de jujeños del futuro.

      No es que no quiera escribir sobre que en Jujuy no hubo ningún debate sobre los medios de difusión locales, a pesar de que se hicieron varias y amplias reuniones sobre el proyecto de ley del ejecutivo nacional, pero de lo que nos pasa aquí con los medios masivos, ni pío, ni un comentario, el menor análisis. Para qué, si todo está tan, pero tan bien.
      Tampoco es que no quiera escribir sobre las dos  sorpresas que les dio la vida a las mujeres militantes del justicialismo con lo del Consejo Provincial. Sorpresas parentales diría Freud. ¿Porqué los hombres del poder en Jujuy sólo resisten, soportan, a sus parientas?
      O que no quiera opinar sobre el último paro estatal y el supino final que sus dirigentes le supieron conseguir.
      O cómo nos vamos depreciando económicamente en una aceleración temible.
      O de la manera en qué los unos y los otros se están preparando para el 2011 mientras la sociedad va y viene sin rumbo y con destino cruel.
      No. No es que no quiera escribir sobre todo eso y tantos otros temas. Realmente creo que estamos fatalmente atados al determinismo del juego de cada uno, atendido astuta y duramente, venga la que venga.
      Para peor, los juegos decisivos cuentan cada uno con un magíster ludi cada vez más egoísta, ignorante y bruto. Así que habrá que seguir esperando a ver para dónde va la historia con todos nosotros en el medio. Por que el que no, el que no, una prenda tendrá.

      En este número de La Revista hay una noticia que, como decía López Merino, “da calor a mis tardes” y es la publicación del décimo tomo de los Anuarios del Tiempo de Néstor Groppa, con el que concluye la colección que contiene las notas/poemas/crónicas que durante casi cuatro décadas aparecieron todas las semanas en Pregón. Y lo de Groppa sí que es un juego que se atiende solo, de verdad, porque así es;  irradia y convoca, como lo hizo domingo a domingo desde el diario.
      También hay una nota con Los Tekis, que no sólo son aplaudidos en todo el país, sino que vuelven siempre a Jujuy, haciendo que su juego incluya el retorno a los suyos como resguardo de su propia producción. Volvedores Los Tekis.

      Me acabo de enterar, red mediante, que hace dos siglos los niños cantaban “Antón, Antón Pirulero” y las glosas resaltaban, por ejemplo, la confrontación de ideas entre Cornelio Saavedra y Mariano Moreno. ¿Qué tal?