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Entrevista a Carlos Mosquera

Trabajadores de la educación

      Carlos Felipe Mosquera es doctor en Física, luchador, creador de gremios de docentes universitarios como la CONADU y actual secretario general de la comisión directiva de la Unidad Académica Ingeniería, de la Asociación Gremial Docente de la Ciudad de Buenos Aires. En esta entrevista, concretada en Jujuy, dónde se encontraba de vacacionesen el pasado febrero, habla de la pelea de todos los días en las reivindicaciones de los trabajadores, de la situación de la UBA, de las responsabilidades y también del amor por la docencia.

-¿Cómo empezó tu militancia gremial universitaria?
-Me gradué en la Universidad de La Plata y estuve en el Movimiento Estudiantil, tuve una militancia en la universidad hasta que con la dictadura de Lanusse, ocurrió un hecho que marcó toda mi vida: me detuvieron cuando participaba en un movimiento en la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata, ya como docente, donde habíamos generado una asociación docente. Después de que salí de la cárcel, que fue cuando se restableció el orden constitucional con el gobierno de Cámpora, primero, y el de Perón después, tuve una participación muy activa en esta asociación. Después vino el golpe de estado del ’76, cuando fui inmediatamente cesanteado, tuve que abandonar la Universidad de La Plata, no me fui del país y fui uno de los perseguidos, pero tuve la fortuna de no haber caído en manos de ellos. Con el restablecimiento del orden constitucional en el ’83, con la asunción de Raúl Alfonsín, tramité mi reingreso a la Universidad de La Plata, pero no lo logré en los términos en que creo que me correspondía y nos correspondía a todos los que habíamos sido sancionados ideológicamente, porque fuimos perseguidos por la dictadura. Y, simultáneamente logré ingresar como docente en la Universidad de Buenos Aires, en la Facultad de Ingeniería en 1984 y todavía trabajo allí, en el Departamento de Física.

-¿Actualmente cuál es tu participación el gremio?
-Desde mi reingreso a Ingeniería en la UBA participé activamente en la gestación de la organización docente dentro de la UBA y nacionalmente. Soy uno de los que ha protagonizado la creación de la CONADU, también del gremio docente de la Universidad de Buenos Aires, y, siempre, desde distintos cargos, he estado vinculado al gremio docente de la Facultad de Ingeniería. Actualmente, soy el secretario general de la comisión directiva de la Unidad Académica Ingeniería, de la Asociación Gremial Docente de la Ciudad de Buenos Aires.

-¿Cómo ves históricamente la construcción del gremio de los docentes universitarios, hacia atrás?
-Fue una lucha muy dura, porque si uno lo ve retrospectivamente, pensemos, que en general los docentes universitarios no se calificaban como trabajadores de la educación. Les hemos dado un camino a todos aquellos compañeros que entienden que somos trabajadores de la educación, y que, por lo tanto, nuestro destino no está fuera del de los trabajadores en general. Esto es lo que lleva a la construcción de los gremios, después, por supuesto, dentro de los gremios hay corrientes de opinión. Yo siempre participé en aquellas corrientes del sindicalismo que buscan unir a los trabajadores docentes universitarios junto al resto de los trabajadores del país. Tenemos claro que los docentes universitarios también tienen otras facetas: esto no lo descubro yo, pero tampoco lo dejo de tener en cuenta. La actividad gremial es la que ayuda a defender que las condiciones de trabajo sean dignas. Estamos en una pelea muy dura, no es fácil. En ese marco tuvimos que abordar divisiones orgánicas. El gremio de Buenos Aires, después de cuatro años de estar constituido se dividió. Y actualmente hay dos asociaciones docentes. También se dividió, como consecuencia, la CONADU. Y luego se generó la CONADU Histórica. La CONADU terminó teniendo un desprendimiento de asociaciones que conformaron la FEDUN. Hoy vos tenés a la FEDUN, que es parte de la CGT, y a la CONDU y a la CONADU Histórica, integrantes de la CTA. Son organizaciones totalmente diferentes y con líneas políticas distintas. Pero fijate que la CONADU Histórica, el frente que ganó las últimas elecciones es la alianza entre la Corriente Nacional Protagonismo y Lucha y el Frente Gremial Docente, ganó las elecciones en número de votos, pero después por el sistema no logró la mayoría de delgados en el Congreso para la Mesa Ejecutiva. Esa alianza, que triunfó numéricamente, tiene alianzas –coincidencias- con las direcciones de algunas asociaciones que están en CONADU. Y ahí tenemos situaciones difíciles porque simultáneamente quienes tienen la mayoría en CONADU no tienen ningún interés en llevar adelante la reunificación del gremialismo docente. Y hay sectores en CONADU Histórica que se oponen fuertemente también; no somos nosotros.

-¿Cómo ves la situación de la UBA, con la asunción del nuevo rector?
-El rector habla como si recién aterrizara y se bajara del plato volador, y el plato volador hubiera descendido frente al rectorado de la UBA y él hubiera entrado y lo hubieran nombrado rector: habla con una total desvinculación de la situación que atraviesa la UBA; él y el grupo que lo llevó allí, como si no hubieran tenido nada que ver en lo institucional en todos estos años. El rector Allú no debe haber sido el decano de la Facultad de Veterinaria; el vicerrector Sorín no debe haber sido el decano de la Facultad de Arquitectura, electo hace un poco más de un año y no debe haber integrado ningún Consejo Directivo. Y lo mismo podemos decir de todos los demás. Entonces, el primer problema que hay que tener claro es que los que sumieron a la UBA en una crisis son ellos. Los dos grupos que inicialmente estaban enfrentados, y que luego se unieron con el gobierno para poner a Allú como rector, son los responsables de la situación en que se encuentra la UBA y tienen que dar explicaciones, porque venían ejercitando la gestión de la universidad; si bien estaban en corrientes diferentes luego se unieron aceptando la fórmula Allú-Sorín, que fuera bendecida por Filmus y el gobierno, que puso la Policía Federal y se armara ese dispositivo, de forma tal de que no hicieran la Asamblea Universitaria en dependencias de la UBA, sino en un congreso que la verdad, después de la Banelco, está sospechado. La primera declaración del rector Allú en esa Asamblea –todavía no se sabe cuántos lo votaron y cuántos no- fue tratar de delincuentes a los estudiantes que reclamaban que así no se podía elegir. Cuando digo que ellos son los responsables no lo digo sólo a partir de las candidaturas que motivaron la reacción del Movimiento Estudiantil, sino desde antes. Ahora, con las candidaturas no ofrecían ningún cambio sino más de lo mismo. Contra esto reaccionó el Movimiento Estudiantil y reaccionamos también un conjunto de docentes que no aceptamos el manoseo de la UBA: reclamamos que se democratice, queremos romper las trenzas y camarillas, porque quienes la han gestionado hasta ahora son los responsables de su existencia. Este es el nudo de los problemas en la UBA.

-De todas maneras, la democratización es un tema recurrente en todas las universidades nacionales.
-Sí, porque el sistema de gobierno, con pequeñas variantes, es el mismo. Pero en las universidades, en la mayoría, los organismos colegiados de gobierno caen en manos de los profesores, que son los únicos representantes docentes; a los que se denomina “auxiliares de la docencia”, se les permite la participación en el claustro de graduados, que también es una representación que disputan quienes están fuera de la universidad, generalmente vinculados a corporaciones que de la universidad buscan llevar adelante ciertos negocios.

-Potenciado en la década menemista.
-Claro, y los radicales que conducían universidades, como el caso de la UBA, no tuvieron una actitud de enfrentamiento a esta política que trascendía al menemismo, que estaba orientada desde los organismos internacionales, en particular los de crédito como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Consideran que la educación es una mercancía, un bien transable. Y si es una mercancía, el profesional es un producto, que tiene que cumplir con ciertas normas de calidad, que, a su vez, son las que se aplican a cualquier empresa que produce una commodity particular.

-¿Hay salida?
-En la UBA a través de todo el debate que se ha planteado se ha ido generando un muy amplio consenso de que esta situación debe ser modificada. Cuando se empieza a plantear esto, son ellos mismos los que hablan de modificar los estatutos, pero hay que ver si esta modificación es parte de un proceso mayor en la sociedad argentina en beneficio de los sectores populares o es sólo un barniz que se va a aplicar al mejor estilo gatopardista para que las cosas cambien y que todo quede como estaba. Esta es la disputa hasta ahora, porque que Allú y Sorín hablen de cambiar los estatutos y otras cuestiones, cosas que previamente veníamos diciendo el Movimiento Docente y el Movimiento Estudiantil, y que ellos nunca las tuvieran en la cabeza y ahora las repitan, no nos ofrece ninguna garantía. Seguiremos la pelea.

-¿Cómo?
-Tenemos una profunda confianza histórica en que vamos a tener, a partir de nuestra lucha, una confluencia con otros sectores populares, en particular con los trabajadores, y que de allí va a surgir la posibilidad de cambiar la política, para beneficiar los intereses populares y nacionales. Sintéticamente: de esa confluencia surgirá la posibilidad de liberar al país de las ataduras respecto de los centros financieros internacionales, romper la dependencia de los monopolios internacionales y de los gobiernos que los representan; vamos a poder hacer una desarrollo industrial independiente, llevar adelante una transformación agraria que resuelva el problema de la tierra, no para favorecer a los terratenientes sino a aquellos que hoy no tienen tierra y modificar el mercado interno. Pensamos que vamos a seguir ese proceso, que en última instancia busca liberar al hombre de toda explotación, como transformación más profunda. No vamos a bajar los brazos porque no nos arredran las derrotas que pudieron haber sufrido los pueblos en su lucha por transformar la realidad. Somos concientes de todas las cosas que han pasado y de que atesoramos una fuerza inmensa. Nuestra tarea es tratar de unir todo eso que tiene que ser el núcleo que pueda transformar a la sociedad. En eso estamos. La pelea por democratizar la universidad es una, pero siempre pensando que el objetivo es mayor. Somos concientes de que no todos piensan lo mismo, pero hay una mayoría que nos podemos unir para hacer esto realidad. Desde ya que no hay nada que esté garantizado, hay que pelearla y la pelea es de todos los días.

(RECUADRO)
TEORÍA Y PRÁCTICA
-¿Cuántos alumnos tenés?
-Entre 80 y 90 alumnos por cuatrimestre en el turno o comisión de trabajo; hay 13 turnos que se completan de acuerdo al puntaje, lo que se denomina “prioridades”: aquellos que tienen puntaje más alto pueden inscribirse primero.

 -¿Cómo es tu relación con ellos?
-Como profesor adjunto con dedicación exclusiva del Departamento de Física de la UBA, si bien estuve en prácticamente todas las materias que dicta el departamento, ahora –desde hace unos cuantos cuatrimestres- descubrí que me encanta trabajar con los estudiantes que recién ingresan a la universidad, que escuchan y participan del primer curso de Física, a pesar de que también tienen esta materia en el Ciclo Básico Común, pero Física I es la materia en la que soy uno de los profesores a cargo. Me gusta mucho trabajar con estos estudiantes, creo que el equipo de trabajo que hemos integrado tiene buenos vínculos con ellos. Y, por otro lado, indudablemente esto tiene que tener alguna incidencia en su rendimiento elevado, que es lo que uno pretende.

-¿Qué es lo que hace que te interesen estos alumnos en particular?
-Quizá el hecho de que sean los más jóvenes, aunque no es totalmente terreno que no ha sido trabajado.

-¿Tienen una “escucha” distinta?
-Bueno, en general, los docentes, y en particular los de esta materia en la que trabajo, tenemos una particular preocupación, que es la de trabajar el contexto en el que ellos están tratando de asimilar el programa de la materia. Obviamente que se imparten conocimientos clásicos, que se pueden enfocar desde diversos puntos de vista. Uno de ellos, es totalmente desprovisto de incidencias prácticas, o se puede hacerlo, desde el punto de vista de tratar de integrarlo con los fenómenos que el estudiante observa a diario y muchos de los cuales sufre a diario, o los percibe por propia experiencia. Entonces, una de las preocupaciones es que esos conocimientos que el estudiante trae, que denominamos “preteóricos” se transformen en conocimientos teóricos de la realidad, que les permitan tener una visión de la realidad que no sea solamente aquella que se les presenta en forma inmediata a través de las percepciones, sino que tenga detrás una teoría elaborada, lo suficientemente flexible en su composición y sus determinaciones para que el estudiante pueda seguir integrando en esa visión los nuevos conocimientos que va a ir adquiriendo. Es una forma de dar un enfoque de la realidad. No sé si lo logramos, pero esa es la intención. No creo que no valoren nuestro esfuerzo y que no vean la intención.

-Es muy interesante, porque cuando uno estudia, más allá de la carrera, va viendo que hay una fuerte escisión entre lo teórico y la vida, la realidad.
-Creo que los estudiantes cuando llegan a la Facultad tienen conocimientos, opiniones, creencias: suponen que tales fenómenos ocurren por tal o cual razón, y muchas veces no se han preguntado por qué algunos fenómenos acontecen. Lo que tratamos de impulsar es que esas experiencias y explicaciones que traen las revean a la luz de lo que denominamos la teoría, que incluye ciertas dificultades, que no son solamente la comprensión profunda de los fenómenos, desde lo argumental, sino también desde el punto de vista matemático. Tratamos de que puedan pensar a través del formalismo matemático, lo cual sería una forma abstracta del pensamiento. A partir de ese formalismo pueden sacar deducciones que apliquen a aquellos fenómenos que forman parte de la vida cotidiana y que como tales no se perciben como fenómenos que se explican dentro de una teoría física. Pero, bueno, tenemos a esos estudiantes durante un cuatrimestre, y dentro de ese tiempo tenemos que cumplir con una serie de obligaciones, y, por otro lado, los cuatrimestres se ven afectados por las medidas de fuerza que nos vemos obligados a llevar adelante medidas de fuerza, imprescindibles para que no se nos desbarranquen las condiciones de trabajo y el salario, pero simultáneamente afectan el desenvolvimiento de esta relación enseñanza-aprendizaje. (Entrevista de Ariadna Tabera).






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