Marta de la Killcana
Llorar con el espejo, (¿estoy mal?).
Lágrimas en el PrÃncipe de Gales y
escucharla hasta no ponerme triste.
El autor de una canción popular es un anónimo que en su cabeza tiene un maremagnum de miedos, tristezas, ilusiones, imágenes, esperanzas, dolores. Dice lo que los mortales no podemos decir, en su voz está la voz de los ausentes; la voz de los que no tiene voz. La palabra nace de la imposibilidad de decir el mundo y de ese juego-esfuerzo se crea la poesÃa.
âNada es comunicable por el arte de la escrituraâ .
El artista devela el barrio; lo descifra, traduce y trasforma y en esa metamorfosis que las palabras hacen de la realidad, crea una realidad más real que la real. Frente a un espejo dice la palabra y esa palabra se transforma como sucede con sus arrugas frente al mismo espejo que dice lo que no somos, lo que nos parecemos, lo que queremos ser, lo que necesitamos, lo que vamos a buscar. Las palabras escondidas, los rincones que no vemos, lo que perdimos, lo que nunca más vamos a ver, lo que nos dicta la memoria, lo que guardamos en secreto, lo que necesitamos como una salida: la palabra es el instrumento que ayuda, saca y salva. La palabra es el lenguaje, quizá más simple y limitado, que expresa nuestros âdramas interioresâ. Conocemos el mundo por la palabra. La palabra es la que nos dice como personas, la que nos hace únicos y relaciona con los otros. Es necesaria sólo si existe el resto pues sólo es posible conocer nuestra vida y la de la sociedad por el uso de la palabra.
La palabra está determinada por un tiempo que la carga de significación y que a la vez la vacÃa de sentido, pues el tiempo es el que se lleva lo mejor de cada uno. Una palabra, y una canción popular, están determinadas por el espÃritu de la época. La condición para que una canción sea popular, es que sobreviva al tiempo y que pueda ser revisada por nuevas generaciones. Mientras el autor reposa en un geriátrico, su canción sobrevive en el pueblo (quiero decir en la masa).
El Espejo es una canción que el grupo Todos Tus Muertos grabó en Nena De Hiroshima, disco editado en el año 1991. Pertenece al músico Jorge Serrano, de raÃz punk, que devino en guitarrista de los Auténticos Decadentes. Podemos decir que, en primera instancia, -disculpen el lenguaje de policÃa- la canción describe el espÃritu de la época, es decir, el final de los â80, la caÃda del Muro, oscuridad en el túnel hacia el futuro, el âFin de la Historiaâ, pocos caminos de opción. (Pensemos que) la canción no quiere decir la historia de la humanidad sino la historia de un pibe que vuelve a su casa: otra noche vuelvo a estar/ con ganas de morirme/ no sé por dónde escapar/ adónde poder irme. Las ganas de darse muerte no son naturales, innatas, sino que están circunscriptas por la sociedad, los padres, la familia, el trabajo, los amigos: el acto distraÃdo del sistema sobre las mentes sensibles.
Me miro en el espejo y no sé quién soy/ te miro en el espejo y no sé
quién soy , dice en el estribillo, y en el âteâ y el âmeâ, el autor juega con las personas que guerrean dentro suyo.
La figura del espejo quiere marcar la otredad que Borges llevó y concluyó como tópico. y sabemos como sus lectores, que el espejo es el juego que Lewis Carrol propone en Aliciaa través del espejo. Entre uno y el espejo hay una diferencia: uno esta acá y el espejo dice que no estás acá sino en otro lado, al frente que señala que estás acá. El espejo no sabe de la deixis. El espejo dice una cosa y nuestra cabeza, otra.
Nuestra cabeza habla y se responde y critica y consiente. Estamos solos y el espejo es una compañÃa que inventamos para pasar la noche. Necesitamos del otro y el espejo es el otro que nos consuela. Nos reta y nuestros gritos nos aturden. No estamos mejor, no estamos más limpios ni con menos arrugas; no somos los mismos que ayer; ni mejores ni peores. Somos diferentes y el espejo es el mismo.
El espejo es el tiempo que corre siempre. Frente al espejo somos presente, parecemos reales e ignoramos el pasado. La fotografÃa, que pretende detener el tiempo y que es pasado, no es real pero tampoco lo que vemos en el espejo es real. Nuestra interpretación frente al espejo, como la interpretación de los sueños y las estrellas, nos dicen lo que necesitamos, lo que buscamos, lo que nos puede hacer bien. Sabemos que no somos los de las fotografÃas pues esos son otros, que pensaban diferente, que adoraban a otros dioses muy distintos a los que nosotros glorificamos. Mirate que mal se te ve/ mirame, dice la letra y recordamos que hablar en tercera persona es un juego psicopático. Lavate la cara/ Tratá de vomitar/ Tomá un poco de aire y despabilate que no estás en tu casa y te teáes que volver en colectivo/ ¿Cómo
vas a hacer?
La canción popular tiene que ser simple. El lenguaje que utiliza es comprendido por todos. A la canción popular se la canta más con el corazón que con la cabeza. Nos desgarramos en las heridas de cada copla. Morimos al final de cada una y resucitamos en el silencio.
Con la palabra de otro dijimos el mundo y ya, después de cada lágrima, podemos volver a largar el aire. La canción es un autoconsuelo que ayuda a salir de lo que estamos cansados de caminar. Nosotros mismos decimos que tenemos que cambiar porque ya estamos cansados de todo y necesitamos de alguien que nos lo diga. Somos nosotros los que decimos y conocemos la salida; y somos nosotros los que nos vemos caer por los suburbios de la ciudad:
Volviste solo y hablando solo/ Volviste tambaleando y hablando solo/
Tuviste suerte/ No te pararon y ahora estás en tu casa y te das
cuenta/ que no se puede hablar con el televisor/ el cura no te
escucha/ largá la botella y pará de tomar/ andá y date una ducha/
que hoy dÃa sos un cadáver más/ de qué te sirvió tanto hablar y
hablar/ pensar/ ¿de qué te sirvió pensar?
El marginado es el que piensa, el punkito que es perseguido y no está de acuerdo con la realidad y cree que puede cambiarla. El insignificante que cree en la autonomÃa pero que muere en ese âdesierto que se expandeâ.
Y otra ves te despertás con ganas de morirte/ cada dÃa un dÃa más/ te estás cayendo a pique .La repetición de esta idea, del estado de ánimo del final de la guerra sólo deviene en paranoia. La agorafobia del final de una guerra ahora es la paranoia de la información. Un dÃa repetido es un dÃa muerto; un dÃa sin movimiento mental no corporal te dice que sos un muerto vivo.
Mirando el espejo te podés plantear una sola idea. Jorge Serrano
dice: me miro en el espejo y no sé quién soy.
La frase es de Nietzsche y es retomada en el diálogo que Octavio Paz mantiene con Cornelius Castoriadis.
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