Escribe desde Burundi-Este, Oladipo Obelar
Organizada por la conocida ONG de Burundi Sur (traducción) No existÃs, Tarzán, se llevó a cabo en ese paÃs el I Simposio Internacional de Propalación PolÃtica No Convencional. Allà acudimos como enviados de The Eye of Storm Limited con el fotógrafo Helmut Mullicundo y su señora madre, doña Ignes Vacaflor de Mullicundo. El escenario habÃa sido erigido junto a las márgenes de un otrora extenso rÃo pero que al momento del simposio se hallaba en inusual bajante, tal lo que relató un albino anciano nativo de nombre Francoise. Esto conspiró contra el éxito del evento pues cuando lográbamos que los zancudos nos dieran algún respiro (merced a la humareda de estiércol de elefante) debÃamos huir del intempestivo ataque de unos necios hipopótamos pugnando por alejarnos de su hábitat natural.
Echada al olvido la impresión causada por el aplastamiento de algún descuidado concurrente y las convulsiones que las picaduras provocaron a la mamá de Helmut, el suceso nos resultó encantador. Tanto más cuando vimos que subÃan al escenario dos copleros comprovincianos, munidos de sendas cajas con su chirlera y pecana y el más alto con un moderno erke o corneta cuyo tubo aerófono estaba fabricado de teflón con tramos telescópicos que se extendÃan y retraÃan a voluntad.
Se trataba nada menos que del dúo  Los Tercos de Tilquiza. Lo que sigue es parte de la actuación de estos magnÃficos exponentes del copleo polÃtico norteño.
â ¿Y ahora qué hacemos, compadre,
que El Ruso ha desensillado.
â Mire usted, recién me entero:
que Sofóvi anda a caballo.
â Me refiero al ruso nuestro,
al actual Gobernador;
parece que el Presidente
no apoya la reeleción.
â SÃ, claro, creaseló.
Vea, no me haga enojar,
seguro que los muchachos
largan todo sin chistar.
â Le juro, y hasta parece
(no sé si esto será cierto)
que en el seno del PJ
ya están reviviendo muertos.
â No diga âsenoâ, guarango;
si es cierto, serÃa un sismo;
¿se postula una mujer?
o siempre suenan los mismos?
â¿Una mujer? , ¡¿los muchachos!?
vea, no me haga reÃr
si la única que ha llegado
es la Pilar, y hasta ahÃ.
â Ma ver, entonces ¿quién suena?
âSonar, sonar, suenan muchos:
suena un gringo y dos pelados, |
dos chatos y un larguirucho.
â Casi a todos los ubico,
a uno solo no registro;
¡qué!.., ¿se refiere al Jacinto?
âAl mismo. â ¡Válgame Cristo!
¿Es que ya no hay peronistas
y Perassi y Tell y Ferraro?;
bueno, ¡perdón!, De Aparici.
â ¿De Aparici?, sÃ, sÃ, claro.
â Entonces lárgueme nombres.
â Le largo, está Martiarena,
Dazarrollo o Alderete,
¿ninguno de esos le suena?
â Suenan mucho y hacen poco
y no tienen mucho arrastre:
han dejado Jujuy roto
y Palpalá hecha un dazastre.
â Digo, ¿Huáscar no le gusta?
â ¡Pare ya de guarangadas!
o a usted le gusta si digo
que a mà me encanta su hermana.
â No se caliente, Compadre,
ni se me ponga atrevido
¿y algún radical, lo atrae?
â ¿Es que queda alguno vivo?
â ¡Cómo no!, Baca y Pizarro,
un tal Fado, bueno, no.
âSÃ, realmente está difÃcil
hallar un gobernador.
â Sigamos tirando nombres:
la Roja y Blanca, la Con;
el morocho Figueroa;
eran la Alianza, ¿qué, no?
â ¿Y por lao del periodismo?
â Nombre nomás que yo elijo.
â Guilarte, Marcos, SolÃs.
â ¡Queeé!, no escucho lo que dijo.
â De la cultura no hay muchos:
Lipán, El Bacha y se agota.
â SÃ, también están los Chañi.
â Y el Tucuta. â ¡Cucha Mota!
â ¿Y gente del interior:
El Diaga, Llanos o Tito?
â Otito, si es mermelada;
los otros, ni en regalito. |
Terminada la estupenda actuación de Los Tercos, me volvà hacia Helmut y viendo sus lágrimas, no pude menos que confundirme con mi amigo en una jujeña y nostálgica expresión de emoción por la lejana y extrañada tierra. Luego supe que el llanto de Helmut tenÃa un origen muy distinto del mÃo. Fue cuando con inaudible voz me confió al oÃdo âloco, creo que mi vieja está muerta por la cantidad de picadurasâ.
No alcanzó el desgraciado suceso a morigerar nuestro entusiasmo y por eso seguimos aquà desde hace cuatro meses. Tuvimos que abandonar a Ignes pero nunca la olvidaremos. En realidad Helmut se enamoró de una bailarina paraguaya y se fueron para el lado de Burundi Oeste y me dejó el cadáver de su mami, que lamentablemente en breve me veré obligado a abandonar porque los mosquitos ya me están matando. Pero nunca te olvidaremos, Ignes, nunca.
|