Laura Barberis
Solemos encontrarnos para hablar de lo malo, criticar sin piedad la mayorÃa de las cosas, buscar el lado más oscuro o más ridÃculo o más enfermo de las personas y las situaciones. En los dÃas pasados, el desestimiento de Eduardo Fellner a promover la Reforma Constitucional, y por ende la posibilidad de un tercer mandato, fue por supuesto tema obligado en casi todas las reuniones, fueran éstas o no, del circuito de la polÃtica o el periodismo, y la verdad que los aspectos a considerar en el tema son muchos, sobre todo cuándo no se tienen intereses especÃficos creados y se dejan de lado las opiniones que vienen de la malevolencia, el resentimiento, la codicia y la pavada por la pavada misma que campean entre muchos dirigentes de la oposición y no pocos, quizás más, del oficialismo.
Se asegura que una sucesión de hechos en el mes de octubre (la desaparición de Julio López, la violencia en San Vicente, la embestida de conocidas figuras y medios nacionales en Misiones, etc.) hicieron tascar el freno -hablando de frenos ecuestres, claro está- a la veloz dinámica en la que venÃa montado el presidente Kirchner, paralela a la fortÃsima imagen positiva que mantiene en todo el paÃs y que, en ese marco, bien explÃcito por otra parte, fue que se tomó la decisión de no intentar las reelecciones para gobernadores amigos como Fellner en Jujuy o Felipe Solá en Buenos Aires, reelecciones que hasta hace poco tiempo eran de cajón. Si bien la movida polÃtica decidida el pasado jueves 2 de noviembre no necesita de mayor análisis precisamente por la forma en que âblanqueóâ la cuestión en si misma Eduardo Fellner en su anuncio del viernes siguiente. Lo que sà necesita a mi entender varias consideraciones es cómo impacta en la actualidad provincial, y cuando digo actualidad, me refiero lógicamente, al corto y mediano plazo.
Para cuando esta edición esté en la calle muchos apresurados aprestos y posicionamientos van a estar más que definidos en el escenario de la polÃtica local, en lo que podrÃamos llamar la primera proyección hacia las generales del 2007, ya que más de uno en el PJ se siente con posibilidades y casi todos con derecho. No quiero volver a hacer el análisis de lo que le pasa al peronismo y la distorsión ideológica y metodológica de la inclusión y crecimiento de los âfactores de poder económicoâ en sus filas dirigenciales, por que el tema es harto conocido ya, baste decir que en el diario El Tribuno, salió inmediatamente a las primeras declaraciones de Fellner que âahora se viene una pugna entre los grupos de Rivarola y Jenefesâ, sin siquiera considerar que ninguno de los dos tendrÃan la indispensable bendición presidencial, la que sà podrÃa caerle a Barrionuevo, Snopek, Macedo o algún otro de parecidos perfiles.
Por otra parte, hay radicales y más de un afiliado al peronismo que, sin ningún disimulo, se preparan para debilitar al gobierno con la obvia intención de llevar más agua contaminada para su molino, o para sus supermercados, sus distribuidoras de vino o su canal de televisión, ¿podrán hacerlo? Lo dudo, ya que si Fellner pudo manejarse estos años atravesando las peores crisis provincial (atraso de meses en los sueldos, cero obra pública, ninguna, pero ninguna acción vinculada a la producción y todo lo que sabemos) y nacional (De la Grúa, el paÃs cayéndose ¿se acuerda de recursos tan locos como el de los Pataconesâ), seguramente va a poder sostener la dinámica del gobierno y hasta, quizás, mejorarla en muchos aspectos, contando como cuenta con el apoyo incondicional del presidente, que no es poco.
¿Y si Fellner renuncia ahora y se presenta en el 2007 como candidato? ¿y si se postula para la intendencia de Capital? ¿O cualquiera de los sectores del PJ está en condiciones de perder al único dirigente que tiene tanta aprobación por parte del electorado?
Otro punto, finalmente, en el que creo que hay que poner el acento a la hora de evaluar las cosas hasta fines del 2007 es cómo se va a plasmar en el imaginario colectivo y en los hechos también, la cuestión de que el actual gobernador, después de tantos años de gestión, con el 75 % de aprobación e imagen positiva de la población de Jujuy, no pueda acceder a una nueva candidatura; ¿qué va a pasar con eso, que tampoco es poco, que no es cualquier cosa? ¿cómo va a mirar todo ese 75% a los diputados en general y a la Unión CÃvica Radical en particular? Me dirá más de un legislador âyo estoy aquà por el voto de la genteâ lo cual, con el actual código electoral, es tan relativo que ni vale la pena aclararlo.
La UCR, por su parte, o por lo menos el pequeño grupo de los dirigentes de siempre: Gerardo y Fredy Morales, Alberto Bernis, etc., ¡ah! y ahora de nuevo Lucio Jiménez, con e4sa modalidad estilo carió que adoptaron de explicarlo todo, de ser dueños de la palabra y sus verdades, de criticar a todos los empresarios de la construcción, a todos los productores, a todos los presidentes de los colegios y las cámaras, de querer ignorar con total autoritarismo la propia corrupción, el propio, permanente, abuso de poder, poco va a portar de positivo al proceso que se inició por estos dÃas.
Me dirán algunos miembros de la cúpula radical ânosotros peleamos por la democracia y contra el hegemonismoâ lo que tiene tan poco sustento ideológico como mucho resentimiento y aprensión frente al descenso inversamente proporcional a las mediciones de Fellner, que les marcan las encuestas.
Al estar del panorama actual, el peronismo se va a quedar con todo de nuevo en el 2007, ahora bien ¿qué peronismo? Creo que Fellner tiene un nuevo tipo de desafÃo y quizás, sólo quizás, el viejo dilema que resaltábamos desde estas páginas, antes de las candidaturas del 2005, se le vuelva a plantear y lo considere en serio. Finalmente, hasta ahora, es el único que podrÃa hacerlo.
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