El conflicto del Gobierno con el campo ha dejado un sin fin de datos que sería largo enumerar pero en términos generales podemos decir que el panorama económico no es muy alentador para una gran parte del sector agrícola. Dado que la política que todavía se mantiene solamente pueden soportarla los grandes agricultores, ya que mantener el 35 % de retenciones en el caso de la soja dejará fuera de mercado a los pequeños y medianos productores toda vez que las subas en los insumos se hicieron sentir y mucho.
La rentabilidad agrícola para gran parte de los chacareros que siembren soja, trigo, maíz, sorgo y girasol, será buena en la medida que se modifiquen las retenciones actuales segmentándolas para favorecer a los mas chicos, y siempre y cuando se mantenga la actual coyuntura de precios internacionales altos.
El sector pecuario logró con la recuperación de los mercados extranjeros hacer alguna diferencia. La apertura de China, Malasia y los países extra UE, junto a la promesa que significa EEUU, abren una expectativa favorable. Sin embargo, existe una amenaza que hace peligrar el cumplimiento de los compromisos contraídos: que es la baja del porcentaje de nacimientos, el sacrificio de vientres y el escaso peso a gancho y especialmente la mala política en materia cárnica que lleva adelante el gobierno nacional . De todas formas el país mantuvo su rodeo en base al crecimiento del stock ganadero de algunas provincias, que serán las grandes proveedoras futuras al tener ya sus planes tenederos definidos con objetivos concretos y en marcha.
La otra amenaza para el sector, es la falta de un plan agropecuario que contemple este buen momento para nuestro país, ya que las medidas incorrectas que se están tomando a nivel gubernamental entorpecen el crecimiento de las exportaciones cárnicas. Si a esto, le sumamos los subsidios que mantienen los gobiernos extranjeros para sus producciones, veremos que hay un reclamo en principio justificado y digno de ser con toda seriedad escuchado, pues estamos ante una posibilidad histórica de inserción mundial que no se puede ni despreciar ni desperdiciar.
Además con el aumento del gasoil serán mucho más difícil la discusión y el acuerdo. Si tenemos en cuenta que el campo consume aproximadamente por año 4.500 millones de litros de gasoil, y si a esta cifra le sumamos lo que consume en lubricantes, el monto supera los 10 mil millones de pesos, o sea que un aumento de sólo el 3% de estos insumos, significaría un costo adicional importante.
Han aumentado considerablemente los costos de todos los insumos. Las retenciones hacen inviable, por lo menos al trigo y al maíz. Las mismas se pudieron tolerar cuando la situación era muy favorable para algunas zonas agrícolas, particularmente la Pampa Húmeda.
No se puede seguir tolerando retenciones tan altas, agravadas por el aumento de combustible. Estar a 500 o 600 kilómetros de los puertos significa un porcentaje decisivo de aumento de la tonelada por diferencia de flete, ni hablar de regiones como las nuestras que se encuentran a mayor distancia.
Los costos de transporte en particular, se vuelven especialmente onerosos en situaciones de precios bajos. El gobierno nacional tiene buenas perspectivas para el sector ganadero pero no tiene políticas claras para su desarrollo. En materia de diferimientos impositivos, de política financiera específica, no hay nada. Es decir, lejos de que haya un plan ganadero que promueva el desarrollo, el estatus sanitario recuperado es fruto del esfuerzo de los propios productores.
¿Cómo enfrentar el nuevo escenario agropecuario? Quizá la clave sea reducir impuestos ineficientes e invertir en el sector.
El aumento de eficiencia logrado por el sector en las últimas décadas resulta indispensable para amortiguar el impacto de esta caída de precios debido a las retenciones. El problema, sin embargo, es el siguiente: el empresario adopta tecnologías y reduce costos, pero esta mejora es capitalizada, no por él, sino por un sector público cuya eficiencia es lamentable, como bien saben los argentinos de todo el país.
Nos encontramos entonces con un sector de alta eficiencia (el agropecuario) rodeado por un entorno cuya eficiencia es mucho menor de lo deseable y, sobre todo, de lo necesario.
Tomemos por caso las retenciones a la exportación, las cuales constituyen un impuesto distorsivo: empeoran las relaciones de precio insumo-producto, por lo que se reduce la intensidad de uso de insumos, sean éstos fertilizantes, asesoramiento técnico o semillas de mayor potencial o analicemos el funcionamiento de las redes de transporte y de los puertos. ¿Están dadas las condiciones para que empresas privadas inviertan en estos rubros? ¿Qué consecuencias tiene, para el productor, una caída en la inversión en camiones para transporte, caminos, depósitos de almacenamiento y plantas de secada?
Claramente, los impactos son grandes: aumentan los "costos de transacción" y se reducen los incentivos para producir. Sin dudas el campo es la primera industria del país.
No hay que olvidar que el campo produce alimentos para el mercado interno y para el resto del mundo. En otros países lo respaldan con subsidios para aprovechar su potencial.
Sin embargo, en la Argentina, los productores tienen que soportar el asfixiante cóctel tributario que conjuga impuestos nacionales, provinciales y comunales.
Resumiendo: la adaptación a la caída de precios internacionales será menos traumática si se reduce el peso de impuestos claramente ineficientes, como lo son las retenciones a las exportaciones.
Asimismo ayudará a esta adaptación toda medida que facilite la inversión de empresas ligadas al mercado, tanto de insumos, como de productos en los que opera el productor rural.
Finalmente, el acomodamiento a condiciones desfavorables depende también de que el sector público argentino encare seriamente sus propios problemas de productividad.
El proyecto de un país agrícola ganadero no funciona sin una política agropecuaria acorde que involucre a distintos actores tanto a nivel nacional como provincial.
En cuanto a nuestra región, el desarrollo de la misma depende de la realización de grandes obras de vinculación física. La prioridad de las provincias del NOA pasa por aunar esfuerzos, para construir grandes obras de infraestructura, que son las únicas vías para el desarrollo y crecimiento económico y social de la región. Hay que establecer un fondo, con recursos extraídos de la coparticipación federal, que se destine a esas grandes obras, con gerenciamiento de los órganos regionales de los que habla la Constitución, según la reforma de 1994 (artículo 124). Al no ser esto posible hasta el momento, es la Nación la que debe contribuir al financiamiento genuino de las obras.
En ese sentido, es importante señalar que el actual gobierno nacional tiene la decisión de contribuir a superar la enorme brecha que existe entre el Norte Argentino y otras regiones más desarrolladas. Esto se puso de manifiesto con la licitación del Ferrocarril Belgrano Norte (cargas). Este ferrocarril llega por dos ramales a Tucumán, y le corresponde a la provincia la construcción de una estación central de transferencia de cargas para unir la trocha angosta del Belgrano con la ancha del Mitre y de este modo hacer competitiva la producción del Norte Argentino y del sur de Bolivia. El Belgrano conecta con el Norte de Chile a través del Paso de Socompa, y une a nuestra región con los puertos de aguas profundas del Pacífico: Antofagasta, Arica, Iquique, y el que será el más grande del mundo: Mejillones. Este tren se une por Jujuy con el ramal de Bolivia, que puede llegar al Perú y al Puerto Ilo en el Pacífico. También llega a Santa Cruz de la Sierra, a Formosa y al Chaco. Así tendríamos la infraestructura ferro-vial para dinamizar la economía regional y abrir comunicación a los puertos de Brasil.
Se realizaron reuniones de gobernadores para alentar la integración, pero está faltando la institucionalidad de la región. Para que ésta pueda concretarse, deben crearse órganos como la Junta de Gobernadores, el Parlamento Regional y un organismo técnico para la gestión de intereses comunes, además de la unificación de las quince universidades nacionales del Norte. De este modo, se asegurarán políticas regionales para el desarrollo no sólo económico, sino también cultural, turístico y deportivo, sin la actual dependencia del gran centro metropolitano. Si se trata de imitar, hay que traer como espejo a la Unión Europea, que ha destinado fondos llamados de Cohesión Social, para asistir a las zonas o países de la Comunidad que estén por debajo de un 66% del promedio del PBI per cápita.Estos fondos no se entregan a los diferentes países, sino que son inversiones que se hacen según proyectos que presentan los municipios, y la Comisión Europea otorga los créditos para su desarrollo.La unión de las provincias del NOA resulta imprescindible por razones geográficas y geopolíticas. Hay que sumar y proyectarse hacia el futuro.
Por otro lado, en nuestra provincia el tratamiento y la solución integral de los problemas relacionados con los suelos, aguas, recursos energéticos, recursos minerales y desastres naturales han devenido en una cuestión de primer orden ya que han ido creciendo con el tiempo y con frecuencia han conducido a una situación crítica con respecto a las actividades socioeconómicas y el medio ambiente. Por ello, es de vital importancia, la planificación y puesta en marcha de un Plan de Ordenamiento Territorial.
En San Salvador de Jujuy y áreas circundantes, el incremento de la población, la instalación de establecimientos industriales y la explotación de los recursos naturales han estado generando un cuadro preocupante en tal sentido. En ella vive la mayor parte de la población provincial, buena parte en estado de pobreza. Aún ahora hay escasez de energía y su demanda crecerá considerablemente en los próximos treinta años. Para esa parte de la población, la leña es todavía un combustible imprescindible y así, el deterioro ambiental causado por la obtención de madera para fuego, abre camino a la erosión y provoca la reducción de la tasa de recarga del agua subterránea.
Además, anualmente kilómetros de monte son destruidos por la quemazón de la floresta y el talado de los árboles. Al mismo tiempo, extensiones considerables de la tierra arable sufren la erosión y la degradación del suelo. La carencia o la disminución del agua potable y su polución afectan la salud de una buena cantidad de personas, como parte del empeoramiento de las condiciones de vida en los asentamientos urbanos.
Por consiguiente aparece como necesaria la ordenación integral del territorio provincial, mediante la elaboración y ejecución de un plan que armonice las diversas competencias sectoriales, articulando el espacio económico con la calidad de vida en todos sus aspectos.
El ordenamiento del territorio es entonces una vinculación racional de las actividades económicas y sociales en el espacio físico, que puede emplearse para asegurar un desarrollo perdurable, la corrección de desequilibrios entre áreas y la gestión ambiental.En esta planificación, es fundamental tener presente el tema agua, ya que han aumentado las superficies cultivadas de caña y de tabaco y también algunos cultivos de invierno los que también demandan riego. Este recurso que cada vez dista más de ser un bien renovable, es una limitante. La provincia de Jujuy en general depende de la provisión de agua de riego: hortalizas, tabaco, caña, frutas. A nivel del sector agrícola se está tomando conciencia de que el agua es un bien escaso, con el agravante de que los sectores urbanos no tienen conciencia del tema. La contaminación cada vez más creciente en las altas cuencas y en zonas industriales como Palpalá, afecta seriamente la salud de la población.
A nivel del sector productivo se está tomando razón de que se tiene que mejorar todo lo que es conducción y distribución del agua para evitar las pérdidas y ser mucho más eficientes en el manejo del sistema. Esto último, como un paso fundamental para poder incrementar nuestras fronteras agropecuarias. Nuestra provincia tiene condiciones, el mayor esfuerzo está en nosotros, en nuestras prácticas, en nuestros gobernantes que deben apoyar al sector con políticas públicas que fomenten en serio el desarrollo agropecuario.