Parece que con la violencia no se puede, crece y crece, se multiplica y nunca muere. En pleno centro de Perico y en el Parque San MartÃn hubo provocaciones, emboscadas y revancha ... ¿ y la prevención dónde está ?
En la edición anterior renegábamos de los incidentes que se producÃan en el estadio â23 de Agostoâ o por lo que sucedÃa en Perico. Hoy tenemos que repudiar ataques a jugadores de fútbol. Terminado el partido entre Talleres y Cuyaya , algunos muchachos que habÃan perdido en la cancha 1 a 0, no tuvieron mejor idea que esperar al experimentado futbolista Diego Catalano, al que atacaron lastimándole la cara de tal manera que luego necesitó algunos puntos de sutura.
Parece que habÃa que bajar a la pesadilla en los 90 minutos de juego y al verdugo que marcó el único gol del encuentro, uno más de los 17 tantos con los que Catalano se convirtió en el máximo artillero de su equipo y de la Liga. Pero para quien no se enteró de esta historia, todavÃa no le conté quienes eran los agresores, si una vez más pensó que fueron los hinchas, se equivocó, en ésta oportunidad los mismos jugadores del equipo periqueño decidieron esperar a Catalano en un ciber cerca del club Talleres y darle para que tenga. Según los âagresoresâ sólo estaban buscando justicia por mano propia ya que Catalano los habÃa cargado en la cancha, y si hubiese sido asÃ, de ninguna manera justificaba tal agresión y mucho menos varios contra uno.
Asà Cuyaya campeón que festejaba su tÃtulo y el goleador, se volvieron a casa con los tres puntos del partido y los otros âtresâ puntos exclusivos del jugador Diego Catalano. Pero claro, cuando la historia sale a la luz , comienzan a aparecer las justificaciones y se escuchan barbaridades que nos hacen pensar que la violencia no sólo pasa por un partido de fútbol, sino que está metida en nuestra sociedad, en nuestra cultura, que si no empezamos a cambiarla en todo aspecto de la vida, estamos en el horno.
Los medios reproducÃan la palabra de un presidente que supuestamente quiere ser candidato de la polÃtica, no se en qué lugar y para qué, pero que repetÃa a quien preguntaba âno se dijo que Catalano provocóâ, âen algunos medios de prensa se habló sólo de una versiónâ, justificaba, asà de tercermundista esa declaración, avalando la agresión de los jugadores hacÃa otro de distinto equipo, pero ataque al fin, cara con sangre al fin y puntos al fin, que no le permitieron al futbolista agredido ir a trabajar adonde verdaderamente se gana el pan de cada dÃa con el riesgo que eso significa. Sin embargo los dirigentes seguÃan con el discurso ambiguo âvamos a excluir a esos jugadores, pero por algo actuaron de esa maneraâ, increÃble ¿no?.
Pero la cosa no terminó ahÃ, en algún momento la revancha tenÃa que llegar. Torneo reducido de la Liga, fecha número dos, ¿quién recibe a Talleres en La Tablada ?, sà señor adivinó , el campeón âCuyayitaâ era el anfitrión . Partido jugado un dÃa viernes con mucha gente en las calles y negocios trabajando, se imaginarán ustedes que la policÃa tomó los recaudos suficientes y su servicio de inteligencia -que parece que sólo trabaja en el centro de la ciudad- habÃa tomado las precauciones del caso. Otra vez le pifió igual que la policÃa, lamentablemente no hubo prevención y cuando terminó el partido que volvió a ganar el bandeño, se iniciaron los ataques de piedras al colectivo que trasladaba a los jugadores de Talleres, ¿hinchas del bandeño?, sà pero con jugadores de Cuyaya en el medio, que ayudaban a iniciar la tan ansiada revancha.
El escenario fue el parque San MartÃn, cuando los periqueños retornaban a su ciudad, y el saldo provocó un jugador del expreso de apellido Villa con el rostro ensangrentado, que fue atendido recién cuando llegó a Perico. Otra vez increÃble. Ni la policÃa, ni los dirigentes de Cuyaya y de Talleres, ni los jugadores de ambos equipos se comprometieron a evitar más agresiones, ya que es de suponer sucederÃan cuando se volvieran a encontrar.
Apenas llegados dirigentes y jugadores a Perico lanzaron su bronca a través de los medios. âNos atacaron, fue una vergüenza, casi ocurre una desgraciaâ, eran las frases más repetidas. Las mismas que habÃan destacado dos semanas atrás los del equipo bandeño.
Una verdadera locura nos está consumiendo a todos, me da la sensación que si escribimos sobre la violencia estamos destacando sólo lo malo y terminamos hablando de hechos graves, de sangre y peleas , pero si no tocamos el tema estamos mirando hacia otro lado. Las soluciones no llegan y la preocupación es cada vez mayor, porque vamos a una cancha a descargarnos y a tomarnos revancha de una situación que ya pasó hace mucho tiempo atrás.
La policÃa no previene, ni investiga y cada control en el ingreso a cualquier estadio se ha convertido en una simple palmadita. Como no darse cuenta que en el partido en La Tablada entre Cuyaya y Talleres podÃa haber revancha de los supuestamente damnificados, poniendo en peligro a la gente que caminaba, corrÃa o transitaba por el Parque.
Hubo pedreas, rompieron vidrios y hasta un jugador herido con una piedra, que si pegaba un poco más arriba le partÃa la cabeza al muchachito. La agresión fue compartida, todos unidos hinchas y jugadores, todos tomando justicia por mano propia, con tal nadie hace nada, o no se preocupa demasiado por los espectáculos deportivos, porque hablamos mucho de Di Zeo y compañÃa en Boca, de los barras de Racing , del Lobo, Independiente o de los muchachos del tablón de River, pero ¿y por casa?.
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En Jujuy, nos estamos contagiando, la epidemia es cada vez más grande y la droga para curar esta enfermedad no la tienen los médicos, la solución está en nosotros mismos, pero ayudados por los funcionarios de turno, por la buena policÃa y por los dirigentes de cada club, que no deberÃan fanatizarse más que un simple hincha. Hay que empezar a cambiar desde todos los aspectos y lugares, si es que no queremos perder lo más lindo del fútbol que sin ninguna duda no es atacar, bombardear, recibir balas de goma y gases lacrimógenos. Queremos festejar un gol gritando y hasta cantando en contra del rival, pero repudiando toda agresión a los provocadores y a los que concretan sus amenazas, a los que justifican y se escudan, a los dirigentes fanáticos y a los que buscan intereses polÃticos a través de un cargo en un club de fútbol. Basta, no seamos tontos, nos peleamos entre nosotros y los demás sacan provecho, los violentos están triunfando por goleada ... ¿ganarán la guerra?.Â
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