Si es que en algún momento estuvo en duda, Héctor Arzubialde, ratificó su continuidad en la conducción técnica de Gimnasia y Esgrima, después de la goleada de su equipo ante la Comisión de Actividades Infantiles de Comodoro Rivadavia. Es seguro y hasta lógico que los dirigentes negarán una y mil veces que la continuidad del técnico no estaba en duda ni mucho menos, pero los rumores cada vez eran más fuertes y hasta el propio entrenador demostró su nerviosismo en ese mismo partido, cuando se peleó con algunos plateístas, actitud que no se justifica de ninguna de las dos partes, sobretodo la del entrenador, que por reglas de juego debe saber aceptar el lugar que ocupa. La levantada del equipo no se dio sólo por los resultados, sino también por el nivel de juego. La columna vertebral del equipo está apareciendo y eso es fundamental para cualquier plantel que quiera pelear arriba.
      Si bien a Gimnasia le ha costado acomodarse y adaptarse al duro juego de la B Nacional, los resultados lo ubican en la mitad de la tabla, está apareciendo el equilibrio sustentado por esa famosa columna de la que todos habla. El ahora lesionado arquero De Georgi, fue fundamental en varios partidos, ahora atajará Bernacchia, en la defensa cuesta todavía encontrar un caudillo, pero Avendaño tiene chapa para ser el segundo de la línea de sustento del equipo.
      Del mediocampo no hay nada que descubrir, Iuvale y Ramasco, son dos hombres fundamentales que cuando no integran el equipo se nota. No es casualidad que en los partidos que han jugado los dos juntos, el equipo mantuvo el nivel. En la creación, todos celebran el despegue de Luna, quien tomó las riendas de un equipo que ahora genera situaciones de riesgo hacia el arco rival. Sin embargo, el habilidoso jugador puede mejorar todavía y no ha tocado techo, lo que significa un augurio para el Lobo. Adelante, la explosión y la fuerza de Fernández Francou pueden ser  importantes, hasta ahora es el delantero que más ha demostrado porque tiene que ser titular. A estos muchachos le sumaría la constancia de Castillo, que abastece a Luna cuando el chiquitín descansa durante el partido. El equipo ataca mucho más por izquierda y eso depende del experimentado jugador, ya que por el otro lado Arzubialde varió entre Gil, Barrionuevo y Rodriguez. Sin embargo, falta mucho y  hay jugadores que todavía no se involucran del todo con el juego pretendido por Arzubialde. Lo de Arraya es preocupante, distracciones que lo dejan siempre en posición adelantada o jugadas como la del otro día frente a Olimpo, cuando se agachó en una pelota que debía despejar y después vino el gol. Eso no puede pasarle a un hombre que representó a Gimnasia en primera división, por algo perdió la titularidad primero con Fernández Francou y después con Caggiano. 
      A esta altura del campeonato es claro que el equipo no ha explotado aún y que no llama la atención todavía como uno de los grandes candidatos a subir a la primera división de la Argentina, sin embargo la mejora fue considerable y el tirón de orejas bastante duro. Autocrítica mediante los mismos jugadores fueron los primeros en expresar que quieren salir del letargo y el adormecimiento que los llevó a jugar con poco público ante Independiente Rivadavia de Mendoza y la propia CAI, es claro la campaña no ayuda y los hinchas prefieren quedarse en el fútbol de veteranos o mirar los partidos de primera en la tele. No obstante, el nivel futbolístico del Lobo comenzó a observarse en los últimos partidos y sería bueno que lo demuestre en la seguidilla de fechas que le siguen a Ferro, es decir All Boys, Platense y Deportivo Italiano, encuentros que pueden ser fundamentales para la levantada definitiva o al hundimiento del barco con capitán y todo.
      La mejoría se nota, de eso no hay duda, pero los cambios permanentes de nombres y de esquema pueden confundir a los propios jugadores, porque da la sensación que el técnico no está seguro de lo que quiere expresar en la cancha y eso puede ser peligroso. Es tiempo de cosechar, sumar mucho y demostrar que Gimnasia de Jujuy, debe ser el grande del interior que quiere volver a primera, hasta ahora a pesar de la mejoría no se nota demasiado.

      Sin entusiasmo
      El dolor de ya no ser protagonistas se nota, el hincha del Lobo no se caracteriza por ser el que sigue al equipo en las buenas y en las malas, es decir en primera o en el Argentino “C”, lamentablemente no tenemos esa cultura y pasión de hincha. La ausencia del público se nota en las tribunas y  el entusiasmo se va perdiendo de a poco, porque hoy los que pagan la entrada no creen que con este equipo se pueda pelear el ascenso, consideran que es un plantel limitado.
      Debo reconocer que los soberanos tienen razón al manifestar que la campaña no entusiasma, no llega, no motiva y en consecuencia el 23 de Agosto se verá repleto sólo ante un San Martín de Tucumán, Belgrano de Córdoba y algún equipo más del interior. Es triste ingresar al estadio y ver la enorme preferencial que sólo se agrupa en el medio con un puñado de hinchas para taparse del sol, o cubrirse del frío.
      Las tribunas populares siguen siendo un gran problema, las peleas aunque ahora menos, continúan apartando a la gente y siempre son los mismos los que cantan tres canciones a la vez, desde la Sur, Norte y la Banda de La Flaca, no hacen una canción en común, no se entiende nada, no hay presión de la hinchada  y ese es otro de los detalles que influyen en los jugadores.
      Para muchos éste puede ser un tema menor, pero las recaudaciones ya no son las mismas, la televisión sólo se fijó en el Lobo en dos o tres partidos, los titulares de los diarios son más estrechos y en las páginas nacionales el rinconcito de la derecha es suficiente para pintar un comentario del partido. Se está perdiendo protagonismo, el entusiasmo ya no es el mismo y la dirigencia comienza a sentir la soledad del descenso.