âQue la definición de las candidaturas tenga que ver con un proyecto polÃtico y no simplemente con encumbrar a algunos en espacios de poder. Esta es mi primera diferencia, porque creo que el partido no puede estar siendo forzado por algunos dirigentes para determinar estrategias electorales para dentro de un añoâ dijo en la radio Margarita Stolbizer, secretaria general del Comité Nacional de la UCR, quien participó del programa a través de una jugosa y larga entrevista telefónica.
-En Jujuy, la posición sostenida en general por los dirigentes radicales es la que sustenta Iglesias, mientras que su posición toma distancia del enfrentamiento que se desató antes de la convención en Rosario y que tiene expresiones todos los dÃas en los medios nacionales y provinciales ¿cómo sigue?
-La primera cuestión para mà es analizar el contexto, porque hay hoy una urgencia desmedida, injustificada en definir candidaturas para una elección, para la cual falta más de un año. Cuando los partidos polÃticos dedican su tiempo, su esfuerzo, su inteligencia en priorizar estas cuestiones, contrasta con lo que son los problemas de la vida cotidiana de la gente, que son muchos a esta altura, y produce cada vez una mayor distancia entre la sociedad y sus representantes polÃticos. Por lo tanto, lo primero que planteamos es que el Partido debe definir con claridad -y más aún, la polÃtica, para que haya previsibilidad para la sociedad- cuál es el proyecto de paÃs que se quiere construir, cuál es el modelo de sociedad en el que se quiere vivir; y hacerlo de la forma menos voluntarista, menos retórica posible. O sea que hay que definir con mucha precisión cómo se alcanza una sociedad más justa, que es aquella con la que todos soñamos, cuáles son las reformas que hay que hacer y las polÃticas que se tienen que implementar.
-¿Pero quién encabezarÃa y conducirÃa esas propuestas?
-Hay que buscar con quienes tenemos coincidencias en torno a esa visión a la que se quiere y debe llegar; y, finalmente, los candidatos, son las circunstancias que mejor expresan en cada momento histórico esa visión y esa idea con la que hay que ir para adelante. Porque no nos olvidemos que la elección pasa y los candidatos son los grandes protagonistas de los meses que dura una campaña electoral y después todo sigue: la polÃtica, las instituciones, los partidos.
-O sea, proyectos primero y personas después...
-Absolutamente, hay que tratar que la definición de las candidaturas tenga que ver con un proyecto polÃtico, y no simplemente con encumbrar a algunos en espacios de poder. Esta es mi primera diferencia, porque creo que la Unión CÃvica Radical no puede estar siendo forzada por algunos dirigentes para determinar estrategias electorales para dentro de un año.
-Se nota en la UCR un duelo que no cierra por pasados fracasos, algunos más recientes, otros más lejanos...
-Otra cuestión es que creo que no hay que dramatizar, ni el proceso de debate que vive el radicalismo ni la crisis. Siento que el hecho de que un partido polÃtico debata de cara a la sociedad como lo hace la UCR, porque nos peleamos, nos gritamos, disentimos, no es malo sino bueno, siempre que los ejes del debate pasen por las ideas y no por estrategias de conveniencia o supervivencia.
-¿Es realmente debate?
-Claro que sÃ. Hay partidos que no debaten, que aceptan verticalmente lo que algunos pocos les indican o que toman sus decisiones en el living de un departamento y todos a trabajar ordenadamente sin poder opinar o participar. Creo que hay que rescatar que nuestra Convención de agosto fue buena, hubo un marco de debate muy importante y muy público, más allá de que algunos se excluyeron.
-¿Cómo analiza hoy la posibilidad de que Roberto Lavagna sea el candidato presidencial de una alianza en la que la UCR tratará, seguramente, de modificar pasados errores?
-Otra diferencia desde que analizo el tema es que me parece que las dos posiciones, aquella de quienes quieren una concertación con el gobierno y la de los que quieren apoyar la candidatura del ex ministro de Kirchner y Duhalde, lo hacen desde la desesperación de encontrar una estrategia que les permita salvar o conseguir espacios y me parece que esto también es malo para la discusión de las ideas, confunde a los propios dirigentes y, por supuesto a la gente que quiere y necesita claridad de proyectos.
-Según las encuestas, hay mucha gente que ve con muy buenos ojos al ex ministro de EconomÃa, en una verdadera transversalidad que abarca a peronistas, radicales e independientes en todo el paÃs.
-Personalmente creo que Kirchner y Lavagna son dos caras de la misma moneda y que en realidad nos tenemos que hacer cargo de los cambios que se han producido en el sistema polÃtico, en la propia sociedad y tratar de pensar cómo modificar el modelo económico social, construido en la década del â90, que no se ha cambiado. Implementar propuestas serias sobre cómo restituir a los trabajadores los derechos que se les arrebataron, cómo hacer una sociedad más justa. A ambos sectores no los veo comprometidos a cambiar, sino todo lo contrario, están comprometidos con el mantenimiento del statu quo. Porque no es casual que la Argentina tenga superávit, crecimiento sostenido durante varios años, y, sin embargo, la brecha de desigualdad cada vez es mayor. Algo no está funcionando bien. Todos -no sólo los partidos polÃticos, sino también los distintos sectores sociales- debemos discutir de una vez por todas cómo utilizar la riqueza que hay hoy en Argentina para mejorar la calidad de vida de muchos compatriotas.
-La crisis dirigencial afecta en forma muy parecida a la dirigencia de la UCR, del PJ y de otros partidos, aunque el manejo del poder es muy diferente. ¿Qué visión tiene desde una provincia como Buenos Aires, en la que la UCR se debilitó tanto habiendo sido tan fuerte, con dirigentes que permanecen igual a lo largo de estas más de dos décadas de democracia.
-Uno de los problemas que veo es, precisamente, el de los que permanecen, porque indica que estamos renunciando a preguntarnos qué nos pasó. Y cuando la sociedad ve que aquellos que orientaron el partido en los últimos años comenten permanentemente un error tras otro y siguen haciéndolo, no tiene por qué pensar que vamos a terminar de una forma distinta, que vamos a crecer y acompañar sus necesidades con soluciones reales. Y la diferencia con el peronismo es que ellos, que , tal vez, deberÃan hacer una autocrÃtica mayor que la nuestra, tienen la capacidad de no cargar al partido con la responsabilidades personales: acá todo el mundo habla de Menem y nadie del PJ. Se desembarazan de esa responsabilidad y no la transfieren al partido. En cambio, nosotros pagamos todos de igual manera por la crisis de 2001, por la frustración del gobierno de De la Rúa y de la Alianza; algo que tampoco paga el FREPASO, por ejemplo, pese a haber formado parte del mismo gobierno y de haber protagonizado la crisis porque muchos de ellos (que hoy están con Kirchner) consintieron e impulsaron el ingreso de Cavallo al gobierno, que muchos radicales rechazaron; tal vez ellos tengan una convicción orgánica y de cuerpo de la que nosotros carecemos y eso se nos vuelve en contra.
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