MarÃa Soledad Arroyo
Al hablar de sistema nos referimos a todo intento de examinar el campo de la psicologÃa desde un punto de vista especÃfico y a partir de allà organizar objeto, método y problema a abordar (Heidbreder Edna.1976,pág 28). Es una amalgama de enunciados empÃricos, metodológicos, filosóficos y teóricos (Marx y Hillix.1922, pág 26). Una vez definido el concepto de sistema es posible realizar un recorrido por tres de ellos: asociacionismo, reflexologÃa rusa y funcionalismo; haciendo hincapié en algunos de sus criterios de análisis: antecedentes, definición de psicologÃa y posición frente al problema mente-cuerpo.
Las ideas que repercutieron en los sistemas de la psicologÃa provienen de su pasado precientÃfico, perÃodo que abarca desde la antigüedad hasta el siglo XIX, donde los filósofos realizaban especulaciones metafÃsicas para explicar la realidad. De este marco cada sistema seleccionó presupuestos metafÃsicos, formas de conocer que no se someten a verificación empÃrica ni se modifican.
âMas que una escuela de psicologÃa, el asociacionismo es un principio psicológicoâ(Marx y Hillix-1922-pág 53), inspirado en el empirismo inglés, corriente filosófica que postulaba que se conoce mediante los sentidos y las ideas complejas provienen de la asociación de otras mas simples. Los empiristas siguieron también a Aristóteles quien explicaba la contigüidad: si dos cosas se experimentan próximas al mismo tiempo, probablemente ambas se asocien.
Una de las figuras importantes en la reflexologÃa fue el fisiólogo Pavlov quien realizó trabajos sobre el condicionamiento, proceso de construir reflejos condicionados al sustituir un estÃmulo por otro, es decir, un estÃmulo neutro adquiere el poder de provocar una respuesta que originalmente era provocada por otros estÃmulos. Realizó experimentos de esta Ãndole a fin de estudiar la dinámica de la actividad psÃquica a la que él llamaba "actividad nerviosa superior", aunque sus construcciones eran fisiológicas estaban basadas en observaciones conductuales, el asociacionismo de âideasâ se iba progresivamente trasladando a un asociacionismo de âestÃmulosâ.
Thorndike, uno de los representantes del desarrollo asociacionista y pionero funcionalista, definió a la psicologÃa como el estudio de las conexiones o vÃnculos estÃmulo-respuesta. Su principio de conexión explica que todo acto que en una situación dada produce satisfacción se asocia con esa situación de modo que cuando esta se reproduce el acto tiende a repetirse, sucede lo contrario si se experimenta una situación displacentera. Esta definición al igual que su posición frente al problema mente-cuerpo está teñida por sus apreciaciones hacia el funcionalismo, sistema que postula que el conocimiento es válido en tanto sea útil y práctico. La psicologÃa debe interesarse en conductas adaptativas, en como el organismo se adapta al entorno, definición que es de esperarse dados sus antecedentes de la teorÃa de la evolución que expresa la continuidad de los seres humanos con los animales.
Habiendo expuesto el anterior panorama nos adentraremos en uno de los problemas que originó grandes controversias, la forma de considerar tanto a la mente como al cuerpo. En contraposición al interés estructuralista en los contenidos de la mente, los funcionalistas se interesaron en sus operaciones, en descubrir en qué consisten los procesos mentales, qué es lo que realizan y bajo qué condiciones aparecen, subrayaron la idea de la mente como mediadora entre el entorno y las necesidades del organismo.
Carr, considerado un amplio y completo desarrollador del funcionalismo, siguió al filósofo y psicólogo Dewey, uno de los fundadores funcionalistas, quien rechazaba el dualismo según el cual la mente y el cuerpo pertenecen a órdenes diferentes y no son reducibles el uno al otro, insistiendo en la interacción entre lo mental y lo fÃsico.
Carr parece contradecir su inclinación al sostener que: la psicologÃa como ciencia empÃrica y natural no necesita preocuparse por problemas metafÃsicos (Marx y Hillix.1922, pág138), al igual que la expresión de Thorndike:âprobablemente en ninguna circunstancia hubiera podido o querido ocuparme de filosofÃaâ (Marx y Hillix-1922-pág 69), si ambos consideraban que este era un problema del que debÃa encargarse la filosofÃa entonces ¿por qué Carr siguió a Dewey? y ¿por qué Thordike tomó los principios de contigüidad aristotélicos para explicar las conexiones estÃmulo- respuestas?. Si bien sus definiciones de psicologÃa se acercaban más a una ciencia natural que por supuesto no responderÃa jamás a la metafÃsica, se podrÃan haber planteado otras opiniones dado que es un tema que desde los griegos, siguiendo por Descartes ha generado debates, a mi parecer estas frases desconciertan, serÃa como si los funcionalistas no aceptaran que el haber hecho blanco de crÃticas al estructuralismo permitió en gran parte su surgimiento. La filosofÃa contribuyó al desarrollo de la psicologÃa y sus temas han permitido desarrollar diversos puntos de vista.
Al cuestionar la polaridad excluyente sujeto-objeto o su equivalente cuerpo-mente avanzamos hacia un nuevo espacio cognitivo. Ya no se trata de indicar nuevos lugares en el viejo mapa de la modernidad sino que los desarrollos contemporáneos exigen la construcción de un nuevo espacio cognitivo donde cuerpo-mente, sujeto-objeto, materia-energÃa, son pares correlacionados y no oposiciones de términos independientes (Najmanovich, Deniseâ2005-pág 21).
Asà como Dewey que planteaba una interacción la propuesta de esta autora nos invita a pensar nuestra constitución humana saliéndonos de esquemas que no permiten una integridad. Si ser desarrollador de un sistema es madurar el mismo valiéndose de cimientos construidos por pioneros que permitieron establecer un sistema a sus fundadores, seamos personas capaces de interrogarnos un mundo en términos dialécticos y no dogmáticos para poder madurar, cimentar o tal vez fundar, nuevas perspectivas.
Cabe preguntarnos qué pasa hoy con el cuerpo, y la imagen corporal parece ser lo único importante, cuando no se acepta el indefectible paso del tiempo y cualquier signo de envejecimiento quiere ser borrado a toda costa, mientras que en otra época sólo eran sÃmbolos de sabidurÃa y respeto.
¿Y la mente, y el espÃritu?, ¿dónde quedaron?, ¿qué lugar ocupan en la escala de valores de nuestra sociedad? La pregunta surge hoy, cuando los medios masivos de comunicación, y hasta la contratapa de algún diario local nos asedian con la imagen de cuerpos âesculturalesâ, âperfectosâ pero ¿naturales?, las tapas de muchas revistas son acaparadas por cuerpos con curvas excesivas y músculos trabajados, y no con la de los ganadores de un Premio Nóbel, salvo las cientÃficas. Por que no citar también, aquellas frases que reflejan el imaginario colectivo: ¡qué cuerpo tiene!, ¡me voy a operar la nariz!, ¡tengo que bajar tres kilos!
Y los cuerpos agredidos con toda clase de drogas?, los deportistas que superan su propio record inmediatamente sometidos a un antidoping por si usaron alguna sustancia indebida para su rendimiento?... ¿donde ha quedado aquel lema âmente sana en cuerpo sanoâ?.
El cuerpo es nuestra carta de presentación, el modo en que lo cuidamos, apreciamos y manejamos habla de nosotros, traduce lo que nos sucede desde el interior, desde nuestra psiquis.
Creo que es preocupante la forma en que dÃa a dÃa se va gestando una ideologÃa donde prima el relativismo y la superficialidad. Es un signo de nuestra época en el que hay que trabajar, llegar al fondo de lo que está pasando por nuestras mentes las que deberÃan desarrollarse, enriquecerse y no ahogarse en el vacÃo.
La antigua dicotomÃa mente-cuerpo ha entrado en crisis, en todo el sentido de la palabra: ruptura, desestructuración de un orden previo, desorden, discontinuidad súbita, debilitamiento o ausencia de referentes. Aquello en que nos apoyábamos u orientábamos se percibe como insatisfactorio, ya no se discute el pertenecer o no a posiciones dualistas o monistas, sino en que operaciones lograrán la mejor estética o cual será el mejor cirujano, el admirar una mente brillante se extingue a pasos agigantados.
Si las alternativas contemporáneas proponen pensar una mente corporalizada y un cuerpo cognitivo emocional (Najmanovich Denise.2005, pág 23) serÃa bueno replantearse el clima en donde pretende surgir.
El realizar un recorrido por los sistemas de psicologÃa, a mi parecer permite, además de conocer ideas que según Marx y Hillix no convierten en fundadores de los mismos a quien primero las tiene sino a quien realiza un trabajo completo con esa inspiración, (Marx y Hillix.1922, pág 55) abrir nuevas indagaciones para aplicar a la época actual y asà poder entenderla. Como futuros psicólogos no podemos ignorar el legado de la historia de esta disciplina que nos permitirá seguir escribiendo páginas, aspirando a guiar a la humanidad hacia la búsqueda de un sentido donde el sujeto puede verse abrazando su cuerpo y su mente.
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