Mientras allá afuera el calor juega con las cosas convirtiéndolas, de a ratos, en difusas imágenes con ondulantes movimientos, y la gente va y viene renegando un poco más de lo habitual, sintiendo como algunas gotillas de transpiración serpentean por sus cuerpos cansados y en muchos casos ajetreados, acá adentro (en la oficina de diariojujuy), el cuadro no varía mucho, sumando al guión improvisado de una tira diaria una noticia que leo atentamente: “Jujuy se está secando…”.
      El título del artículo no podía estar mejor pensado (modestia aparte) porque no exagera para nada la situación por la que estamos atravesando no sólo en Jujuy, sino también en numerosas provincias del noroeste argentino. La falta de lluvias comenzó a preocupar primero a productores y luego al resto: sí, a usted, a mí,  a mis vecinos….a todos.
Vale traer a colación una conferencia que se dictó días atrás, hace muy poquito, en el Colegio de Ingenieros y que estuvo dedicada a este preocupante tema, donde la ingeniera Susana de Jong realizó una comparación entre la demanda creciente y las reales posibilidades de obtener el recurso de la cuenca del río Reyes que actualmente provee a la ciudad capital. En la oportunidad la profesional, quien también presentó un proyecto para conservar las sub cuencas de los ríos León, Lozano, Yala y Reyes, hizo una proyección del crecimiento poblacional estimando que “para el 2021 el Gran San Salvador tendrá una población de 500.000 habitantes; el Río Reyes se estima que podría abastecer de agua potable hasta el 2015 por lo que resulta imperioso comenzar a trabajar para proteger las cuencas de los otros ríos”.     
      De cumplirse estas estimaciones, y para sumar sensaciones al estado general producido por las altas temperaturas reinantes,  podemos decir con todas las letras que “estamos en el horno”. Lo interesante de este tema es que no sólo se dio un panorama de las cuencas, sino que también se propuso un instrumento legal, llámese decreto o ley, que busca establecer medidas tendientes a  preservar las sub cuencas , prohibiendo los volcamientos industriales, agrícolas y cloacales sin tratamiento a las aguas superficiales, los volcamientos de efluentes sólidos y líquidos sin tratar, provenientes de cualquier actividad, a pozos  que afecten las napas de agua (excepto los efluentes domésticos de viviendas rurales dispersas). Prohibiendo además el uso de agroquímicos y la deforestación sin previa autorización de la Autoridad de Aplicación que se establezca.
      En definitiva, la propuesta consiste “en el Ordenamiento Territorial del área comprendida por las sub cuencas de los Ríos Reyes, Yala, Lozano y León; planificando las actividades productivas de modo de preservar las fuentes de agua potable, sin por ello impedir el desenvolvimiento de actividades productivas que permitan el desarrollo económico de los habitantes de la zona”.
Lo grave del problema está dado, sin dudas, por la falta de lluvias. Para los científicos, “por  factores netamente climáticos relacionados con el calentamiento global, la Corriente del Niño y las travesuras de la de la Niña”. Mientras que  para los dones y doñas, “la culpa es de los tabacaleros que tiran cohetes y corren las lluvias”. Dicho sea de paso, me enteré que mediante una resolución nacional, se dio lugar al pedido de la Secretaría de la Producción de Jujuy de financiamiento  en el marco del Programa de Cobertura de Riesgos Climáticos, por la lucha antigranizo, lo que significó el envío de más de siete millones de pesos para la compra de  mil trescientos cohetes, la adquisición de dos casillas y la construcción de dos puestos de lanzamiento. Este dinerillo salía del FET y el organismo ejecutor debía ser la Cámara del Tabaco y la compañía de seguros Latitud Sur.
      Siguiendo con el tema de los cohetes, también me enteré que las quejas por este sistema no son  exclusivas de los productores o de los campesinos de la zona de los Pericos que se dedican a otros menesteres, sino que en el Ramal, muchos piensan que “las lluvias van a volver después de que Ledesma termine la cosecha, porque como las lluvias juegan en contra, bombardean las nubes y espantan las lluvias”.
      El imaginario popular no descansa, y mientras unos defienden los métodos científicos, y otros los populares, y –por qué no- los más extremistas siguen condenando a pobres sapos poniéndolos de espalda sobre la seca y árida tierra con la esperanza de que llueva, se evaporan las charlas de entrecasa buscando una explicación a la cambiante atmósfera que rodea nuestro maltratado planeta, no nos damos cuenta de lo alarmante del tema.
      El agua se acaba, y hay que tomar conciencia para su cuidado. El problema no termina con una lluvia aislada o con ver que sale agua del caño. Esto merece medidas de fondo, no sólo siendo responsables a la hora de regar las plantas, lavar la vereda o lavar el auto, hay que evitar el derroche, y los señores que tienen el poder de tomar decisiones bien podrían interesarse por proyectos como el de la ingeniera Jong, o generar algún otro que apunte a preservar este importantísimo recurso natural.
      Lo que nos sucede hoy es un alerta y no debemos gastar el tiempo buscando culpables, no es tiempo de ser egoístas, pensemos un poco en los que vienen, en los más chicos. Todos estamos involucrados, y, como dice el título de esta nota, “Agua que no has de beber, guárdala...”.