El dirigente mercantil César Ojeda anticipó en la radio su posición favorable a la unificación de las dos centrales obreras jujeñas, proceso que -dijo- debería llevarse a cabo hacia finales de este año, cuando concluyen los actuales mandatos en ambas organizaciones. Admitió que tanto la CGT que encabeza como la que lidera Raúl Cabrera “tienen la misma mirada, los mismos elementos, el mismo camino a  recorrer” y aseguró que están separadas “porque nuestra CGT madre también lo está. Incluso, a nivel nacional, hay tres o cuatro organizaciones y entonces uno se pregunta por qué y porque tenemos esos egoísmos, esas miserias, esa mochila que llevamos todavía que nos hace decir: ‘yo tengo que ser algo’ y la ambición de los dirigentes perjudica mucho a los trabajadores”.
      â€œTenemos que sentarnos un día -enfatizó el mercantil- y decir: que no sean ni Pedro ni Juan ni Carlos los que ocupen el cargo de secretario general, porque por ahí pasa. ¿Y cómo tenemos que hacer? En diciembre, a más tardar, finalizan las gestiones de las dos CGT simultáneamente. ¿Qué es lo que corresponde ahora para no estar hablando de compañeros auténticos y otros que no lo son? (hay que terminar con ese descalificar al par de uno). Para mí corresponde hacer una elección pública, conversando previamente todo lo que haya que hacerlo para consensuar  una lista de unidad y si no nos ponemos de acuerdo, hacer una compulsa leal y pública, en la que los compañeros dirán quiénes serán los directivos de la futura Confederación General del Trabajo”.
      Ojeda subrayó que este proceso debe hacerse con “compañeros que estén reconocidos por la autoridad de aplicación, que es el Ministerio de Trabajo de la Nación. Los gremios reconocidos tenemos que decir quiénes son los congresales de cada uno de ellos, hablar con nuestra entidad madre, y cuando finalicemos esta gestión, públicamente la CGT Regional Jujuy será la que elijan los congresales”.
      Por otro lado y hablando del trabajo en negro, el dirigente -aludiendo a los últimos indicadores del INDEC- afirmó que en Argentina “casi la mitad de la población que produce, que tiene el privilegio de estar trabajando, se encuentra desprotegida de la seguridad social”. “Yo digo que el trabajador es cómplice de su empleador; calla, porque piensa que si hace la denuncia como corresponde, seguramente se va a enterar el patrón y lo van a dejar sin trabajo. Se ha instalado intencionalmente en el trabajador que si se denuncia, se terminará perjudicando y que si cobra en negro ‘por lo menos, algo tengo’, pero hay que decir por todos los medios que el trabajador tiene su protección en la dirección de Trabajo y en el sindicato que corresponde a su actividad”, explicó.
      â€œPero la realidad es que el compañero, verdaderamente no quiere hacerlo y para no perjudicarlo y no obligarlo a que él tenga que hacer la denuncia, estamos recorriendo en nuestro ámbito, hablamos pero no en una situación de enfrentamiento ni confrontativa con los empleadores y les decimos que tienen que tomar conciencia que un trabajador en negro es mucho más caro que uno en blanco. También le hacemos conocer toda la desprotección que tiene ese trabajador y que en caso de accidente y hasta lo más fatal, que es la pérdida de la vida, no tiene con qué pagarlo y ese patrón puede tener perjuicios económicos que lo lleven a la ruina”.
      Sobre otra realidad que tiene que ver con el papel del Estado, que no considera la situación de los pequeños empleadores, afirmó que “por la situación de crisis que ha pasado el país, aparecieron alternativas como los planes de trabajo, que daban ocupación y hablando con el patrón cae sorprendente, insólito, que un dirigente sindical diga que tenemos que dejar a un costado la legislación laboral pero hay que hacerlo. No salimos a hacer una inspección diciéndole al empleador como se hacía antes, que si tiene un empleado en negro le corresponde tal sanción o tal multa; no, ahora le preguntamos cuántos trabajadores en negro tiene, en qué condiciones están, por qué no los puede bancar, cómo lo puede encuadrar en algún plan o programa transitorio que mejora la situación de los dos, y que además a esos trabajadores les puede pagar aportes previsionales hasta un 50 % menos y si ese trabajador cuenta con esas asistencias de 150 pesos, los seguirá cobrando, pero además el convenio que lo ampara en esa actividad, le va a pagar la diferencia; va a trabajar dos horas menos y lo van a capacitar”.