âEl dÃa en que comencemos a hacer, no una crÃtica, sino una acción definida a favor de un modelo de educación que sirva al paÃs, creo que ahà puede comenzar la reconstrucción de la identidadâ definió el profesor Osvaldo Maidana, destacado investigador de temas de identidad y cosmovisión andina; profesor universitario de Ciencias de Educación y profesor honorario de la Universidad de Salta. Nacido en Maimará, Maidana desarrolló su vasta labor intelectual en la vecina provincia. Recientemente dictó una conferencia sobre estas cuestiones, invitado por la cátedra de PsicologÃa Social y la Unidad de Investigación Ciencia, Cultura y procesos sociales en Latinoamérica de la Facultad de Humanidades de la UNJu.
En la radio, Maidana empezó refiriéndose a la situación argentina âtan caótica en estos momentos desde todas las perspectivas que uno quiera analizar y, sobre todo, al enfocar el problema de la identidad cultural, pienso que es uno de los paÃses que más problemas tiene para resolver en ese aspecto. En consecuencia, lo importante de esta empresa -advirtió- es ver si puede funcionar la memoria o si todavÃa seguimos olvidándonos de todos los acontecimientos dramáticos que por lo general ocurren en el mundo de la Humanidadâ.
âCreo que si nosotros podemos penetrar en ese aspecto tan olvidado, y que yo digo que en vez de descubrimiento, tenemos que hablar de encubrimiento, cuando podamos lograr aclarar en alguna medida qué es lo que hemos perdido por olvido o por violencias, será posible pensar en estructurar una identidad cultural. Si tenemos la suficiente fuerza para que eso sea una realidad, evidentemente estamos echando mano a un optimismo, que es el que nos acompaña especialmente a las poblaciones que denominamos andinas simplemente para referirnos en realidad, más que a un sector geográfico, en todo caso a la columna vertebral del continente, y que por lo tanto incluye absolutamente todo el panorama argentino y continental y es allà donde de seguro -subrayó- el esfuerzo que debamos hacer para recapturar nuestra memoria, lo que nos llevará a definir nuestra identidadâ.
Sobre el postulado constitucional de âprotegerâ a los pueblos aborÃgenes, reflexionó que âla palabra protección es tan paternalista de por sÃ, no sirve por lo general para trabajar sobre una realidad internacional y por lo menos apelamos en este caso a esas visionarias formas de manejar el presente y el futuro, como es el caso del Pachacuti, aquella profecÃa maya que dice que cada 500 años amanece un nuevo sol, y he aquà que ese nuevo sol es el que seguramente va a permitirnos ahora afrontar toda una problemática que hace que el mundo se encuentre en una crisis que parece terminal, y que nosotros vamos a volver a surgir no con formas de salvación sino con la exigencia de los derechos que hemos perdido durante cinco siglosâ.
Definiéndose como âun nativo, nombre que encontré en La Quiaca y en boca de un niño de doce años, cuando me dijo: nosotros somos los de esta tierraâ, sostuvo que la gran cuestión de los pueblos originarios âes la que nos lleva a nosotros a persistir en la convivencia y en la pervivencia, y ese aspecto va a surgir en la medida que recapturemos uno de los valores más fundamentales de las milenarias culturas, que es el respeto. Si aprendemos a respetarnos, seguramente vamos a llegar a convivir; mientras no exista el respeto, no hablemos de convivencia, que puede ayudarnos sobre todo a elaborar ese pasado que tiene que sostenernos y que yo denomino identidad culturalâ.
Hablando de la reforma de la Ley de Educación nacional y qué polÃticas estatales imagina en relación al reconocimiento de la identidad en nuestro paÃs, Maidana afirmó que âcreo que tocamos uno de los puntos clave para una recomposición institucional. Me habÃa frustrado con mi carrera de educador y la olvidé, nunca hice ejercicio en ninguna materia de Ciencias de la Educación porque cuando la percibà ya al final de mis estudios, me di cuenta que somos un paÃs que ha vivido importando modelos de educación y hasta el dÃa de hoy no pierde esa costumbre. Si no es un modelo extranjero, no podemos armar nuestro propio sistema de educación y para educar, evidentemente hay que corregir todo lo que no funciona y en el caso nuestro, tal vez habrÃa que borrar todo lo que hemos manejado hasta el dÃa de hoy. Cuando comencemos a hacer, no una crÃtica sino una acción definida a favor de un modelo que sirva al paÃs y a todos sus habitantes, ahà puede comenzar la reconstrucción de la identidad; por el momento es cuestión de opción, es decir optar, porque no podemos tampoco caer en un racismo estrecho, decir somos indios puros, eso no sirve para nada; no tiene nada que ver la exterioridad personal individual sino que lo que tiene que funcionar es aquella opción fundamental de la conducta de que asumimos lo que es nuestroâ.
Para Maidana, âtoda nuestra historia es una historieta, más que una historia verdaderamente, creada a los fines de convencer que fue bueno lo que fue equivocado. Nos hablan de descubrimiento, siguen todavÃa insistiendo en el descubrimiento, que es una verdadera falsedad histórica; con una colonización y evangelización que siguen vigentes en la educación nacional. Es decir, no se corrige nada. Por supuesto que cuando tenemos que analizar la Constitución, uno tiene que aparecer a veces desde la posición que sustento, que es bastante cruel. No me convence la propuesta de Sarmiento para una educación lamentable; tampoco la del padre de la Constitución Nacional porque a nosotros nos hicieron aprender de memoria que gobernar es poblar y nunca nos dijeron que esa frase es trucha porque Alberdi dijo: âgobernar es poblar pero con anglosajonesâ. Entonces, pongámonos de acuerdo en qué camino tenemos que andar para poder manejarnos con la honestidad suficiente de poder sostener la mirada de frente y no estar con esquivos que no sirvenâ.
Terminando la entrevista, el profesor Maidana respondió con una metáfora a la pregunta sobre el rumbo de la Humanidad en este tiempo, desde la perspectiva de la cosmovisión andina: âTulumpa y Tocarpo son dos entidades a las que en el mundo precolombino se las conocÃa con la denominación de sempiterna. Tulumpa es el generador del equilibrio y Tocarpo el del desequilibrio. Estos dos supuestos son evidentemente sempiternos; nunca va a faltar el desequilibrio y jamás el equilibrio correspondiente. En ese ir y venir, en esos extremos de la existencia, estamos nosotros con todas las fuerzas que poseemos para optar por uno o por otro valor, porque son valores que hacen a la conducta. Se cae en el pesimismo; o el optimismo exagerado. Creo que el equilibrio es casi el fundamento básico de la conducta de la vida de los pueblos y de los hombres. Es parte de la cosmovisión que es un término que tampoco es muy claro, pero es lo que llamamos nosotros, el equilibrio cósmico en cuanto a la totalidad absoluta y el óntico, o sea el equilibrio que cada uno de nosotros lleva o por lo menos tiene que tratar de defenderâ.
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