El apellido de José termina igual que el del hombre de acero, aunque le faltó el âsuperâ para convertirse en héroe y volamos de la Copa del Mundo de la que nos sacó el villano alemán âLuthorâ Lehmann.
Lamentablemente la criptonita nos jugó en contra, aunque muchos dicen que el hombre con apellido de superhéroe ni siquiera pensó en utilizarla para terminar de destruir a los alemanes. La historia cuenta que en el lejano planeta de BerlÃn-Krypton , habÃa un paquetito que decÃa âMessiâ Kent, pero como todo ser humano, el paladÃn de la justicia decidió utilizar su gran debilidad, otro paquete más grande, denominado Juan Román Riquelme, el casi seguro salvador de todos los argentinos futboleros que nunca pensaron en quedarse sin mundial.
La historia comenzó con intriga y miedo, como toda aventura de superhéroes. Llegaron unos morochos grandotes, provenientes del Planeta de Costa de Marfil, que decÃan ser los protagonistas del promocionado Grupo de la Muerte. Pero apareció Pekerman con su Liga de la Justicia y ganaron la primer batalla, de la mano de un chiquitÃn con poderes, que no fue el Cohinor ni mucho menos, sólo se trataba de Saviolita, que junto a Crespo, Ayala, un tal Maxi y el gran Pato fueron los que se destacaron en el combate inicial.
Pero como la pelÃcula tiene que durar dos horas por lo menos, las batallas debÃan continuar y la última maravilla de âJulio Grondónâ, se propuso batir el récord de los mundiales: jugar contra dos equipos a la vez. Asà llegó Serbia y âdespuésâ Montenegro, y a falta de un gol le hicieron seis. Claro que el director técnico maravilla se aprovechó de ese equipo que no era una potencia ni mucho menos, pero lo mismo los integrantes de la Liga de la Justicia le obsequiaron la clasificación. En esa pelea se mostraron todos, Crespo, Maxi RodrÃguez, Saviola, Cambiasso, Tévez y hasta el propio Messi.
Llegó la tercer lucha, ya sin los nervios de las dos anteriores, porque el técnico superhéroe ya habÃa logrado conseguir lo que un tal Loco Bielsa no pudo hace unos años. Miles de integrantes del Planeta Argentina gritaban Pekerman te pedimos perdón, gracias por todo y la contienda siguió. La naranja mecánica nos esperaba para saber quien era lÃder. Los superhéroes empataron y la celeste y blanca terminó en primer lugar. En esa batalla los compatriotas se cuidaron un poco más, los soldados se guardaban para los próximos enfrentamientos.
Y llegó la contienda más dura de la trama. Los villanos eran verdes, pero no marcianos, saltaban, corrÃan y hasta tenÃan un argentino de su lado, nada más y nada menos que el propio director técnico con apellido de modelo. Era México el que esperaba amargarle la vida a los héroes argentinos, y la verdad es que estos mexicanotes se agrandaron y le cascotearon el rancho como al Gran Chaparral, uno de los tiros entró y habÃa que contraatacar. Menos mal que apareció un muchacho con el pelo Crespo que hizo justicia. Pero seguimos sufriendo porque la batalla no terminaba nunca, los superpoderes ni los rayos laser hacÃan efecto y los centroamericanos no se dormÃan. Hasta que llegó el bombardeo final, el soldado Maxi RodrÃguez descubrió dentro de sà poderes superhumanos y habilidades asombrosas que le permitieron hacer explotar el arco rival con el bombazo definitivo. Otra batalla se habÃa ganado, pero cada vez costaba más y de pelear 90 minutos los muchachos sumaron treinta más.
Tan duras eran las luchas que la fuerza sobrehumana de la justicia encabezada por el lider Pekerman, no se asustó cuando le dijeron que la próxima partida serÃa con los más villanos de todos, los locales. Alemania esperaba y los muchachos de Klinsman y compañÃa ya se sentÃan ganadores. Pero la sociedad de la justicia y la verdad no dejó que los pasen tan fácilmente por arriba, los muchachos se convirtieron en netos dominadores del combate y atacaron primero, tanto es asà que el maldito Lehmann no detuvo el gran tiro de cabeza del experimentado soldado Ayala, quien perforó las mallas del arquero teutón. Hasta ahà todo estaba muy bien para los buenos de la trama, pero como últimamente los malos están de moda, ésta no podÃa ser la excepción y asà saltó el temible Klose, dejó fuera de combate al gran Pato, fusiló las mallas sudamericanas y la batalla quedaba nuevamente igualada, a sólo diez minutos del pitazo final.
Pero las malas seguÃan apareciendo. Los soldados del planeta argentino se habÃan quedado sin fuerzas y a medida que pasaban los minutos el William Bu eslovaco, Lubos Michel, árbitro del partido, quiso darle una mano a los amigos de la cerveza. Entonces el campo de batalla se inclinaba cada vez más hacÃa las porterÃas argentinas que no encontraban reacción en su máximo héroe Pekerman, para ser justos a Superman también le pasó y si a Superman le sucedió qué queda para José. Tanto fue el bombardeo de los villanos, que hasta se equivocó en no poner al superboy y dejó en cancha soldados cansados y destrozados.
Pero como todo termina y ya llamaba la directora de la revista para decir que al escenario de batalla los necesitaban Batman, Robin y la Batichica, el villano Michel decidió que los tiros eran la mejor forma de terminar el duro combate. Comenzaron ellos y atacaron primero, acertaron todos en el tiro al blanco, con cara de Franco. Los héroes sudamericanos como buenas personas que son, le perdonaron la vida al maldito arquero anfitrión y los muchachos nos amargaron la tarde con una listita entre sus piernas y un sin fin de cargadas.
Asà Pekerman y su liga no encontraron justicia, más allá de merecerla y sà chocaron contra la puerta que se abrÃa para volver a casa. Esa puerta que pudo abrirse en su momento pero que el propio técnico no utilizó, quedándose con los cartuchos mortales en el banco de los suplentes. Nos volvimos a casa, pero como todo argentino, festejamos también la eliminación de los ingleses, gozamos la derrota de nuestros archienemigos brasileños y gritamos muy fuerte los goles italianos que dejaron fuera de la final a la propia Alemania. Se dieron cuenta, una vez más que la justicia es lenta pero llega. Forza Italia, hiciste justicia.
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