Y...te sentí tan mía , tan propia
cuando al fin pude encontrarte,
oculta te burlabas de mis contradicciones.
Mitad y completud se peleaban por buscarte.
Nunca te fuiste, yo no quise verte,
pero no hubo tentativas sino amplias perspectivas,
las cortinas cayeron, los soportes aparecieron,
la claridad me habitaba,
estaba lista para hallarte,
eras el resúmen de los años de vida que te forjaron
junto a sus vivencias y aquél cóctel de sentimientos.
Tardé en percibirte, pero al fin lo logré ,
necesité abrazarte, llorarte , destaparte, aceptarte....
ya no preguntaría más por ti confusa,
eras verdadera, sincera, coincidíamos....
“condices conmigo!”-exclamé....
eras original, evolucionada
en ti confluían infancia, niñez, adolescencia y juventud
que juntas abrían paso
a la ahora no extraña visitante madurez.
Y allí estábamos en silencio,
mi identidad y yo,
atravesadas por una ansiada luz que nos unía
y que a la vez suponía
que nunca más me perdería
que nunca más te perdería.