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Entrevista a Miguel Ángel Vázquez

Incendios forestales al calor del cambio climático

      Luego de las dificultades de la última temporada de incendios en Jujuy, estuvo en Contra Tres (lunes de 16 a 17.30 por Radio Universidad), Miguel Ángel Vázquez, coordinador provincial del Plan del Manejo del Fuego, que depende de la Secretaría de Estado de Gestión Ambiental. Habló sobre la falta de conciencia, los daños por los incendios este año en Jujuy, las herramientas con que cuentan y las condiciones de trabajo de estas personas que arriesgan su vida y –quedó claro- no tienen una remuneración proporcional a su responsabilidad y riesgos.

 

-¿Este año se notaron más los incendios forestales o concretamente hubo más?
-Se notó más porque tuvimos un desplazamiento de las temporadas de incendios. Sin embargo en los últimos siete años nunca tuvimos menos de 200 incendios en una temporada, que anualmente abarca de junio a diciembre. Ahora hemos superado ese número porque casi hemos llegado a los 300 incendios; hemos tenido 295. Pero ya veníamos con una tendencia que venía creciendo año a año. Y esto es lo que se viene, lamentablemente.

-¿Tenían previsto esto?
-Ha superado nuestras expectativas. Sabíamos, porque lo marcaban las estadísticas, que estábamos entrando (y seguimos) en un periodo que sería la sequía más grande de los últimos 30 años. Se trata de un proceso progresivo, que no va a durar un año sino dos o tres. Y esto va a hacer que todo se agrave más. Hasta este año teníamos bien marcada la temporada, que empezaba en julio –agosto, con fuegos en la zona de los Valles, y se extendía hasta septiembre; en octubre ya se terminaban en el valle y empezaban en el Ramal. Lo que pasó este año es que superpusieron los incendios en las dos zonas. Y eso nos complicó, nos vimos superados y tuvimos que pedir ayuda a la brigada Nacional, con asiento en El Bolsón (Río Negro). La estructura que tiene la provincia de Jujuy no es grande, somos 20 personas, pero la veníamos “piloteando” bien.

 -¿Cómo está la situación en las serranías de Santa Bárbara, que fue lo más afectado por los últimos incendios?
-Allí se quemaron más de 1000 hectáreas, y si consideramos la zona de La Lucrecia, que también fue afectada, más la zona de Yuto, en el Ramal se quemaron más de 3000 hectáreas en yungas. Pero con una característica muy particular. Las superficies fueron importantes pero básicamente a partir de la recorrida que se hizo de la zona y los sobrevuelos, se observó que salvo puntualmente en el caso de algunos productores con forestaciones que tuvieron pérdidas puntuales, en cuanto a bosque nativo, se quemó el sotobosque. Es decir la parte baja, los arbustos, los yuyos, la hojarasca, y el dosel, es decir los árboles de mayor porte, no sufrieron daño. Se podría decir que la misma naturaleza hizo su propio control de combustible. El fuego no arrasó 3000 hectáreas, sino que se quemaron, y en verdad este tipo de quemas tienen una ventaja que es que ayudan a que más adelante no se produzcan incendios dantescos.

-¿Qué pasó con la fauna?
-El avance del fuego que bajó desde la serranías, si bien no produjo daños directos en la fauna, porque no se encontraron animales quemados,  pero sí un desplazamiento de esa fauna. Y a la inversa de años anteriores, desde arriba hacia abajo, que es la zona donde se encuentra el hombre. Y ahí sí podemos hablar de un daño secundario del avance del fuego, porque en ese encuentro pierde la fauna.

-¿Hubo otras zonas afectadas seriamente por el fuego de esta temporada?
-Al principio en la zona de El Carmen, San Antonio, incluso en Alto Comedero, en las Veinte Viviendas, donde hubo incendios en condiciones extremas, esto es, con viento norte fuerte, baja humedad relativa ambiente (menos de 30%) y más de 30º de temperatura. Y cuando confluyen esos tres factores tenemos incendios de comportamientos extremos. En particular, en esos barrios periféricos de Alto Comedero se da que los mismos vecinos prenden fuego para quemar pastizales, por cuestiones de seguridad, y por ahí se les va de las manos. Tuvimos incendios muy importantes y que producen mucho daño, con pérdida de alambrados por ejemplo. Por ahí estando en la ciudad uno no dimensiona, pero para un pequeño productor la pérdida de mil metros de alambre, con el costo que tiene, es una gran pérdida.

-Hay poca conciencia de la gente, porque un día de 37 grados a la siesta, se ve que se ponen a quemar los yuyos.
-Es muy frecuente. El 90%  de los incendios en Jujuy tiene al factor humano atrás: por negligencia, por descuido, por mal uso. Tampoco se puede descartar la presencia de un pirómano. En general tenemos un mal uso del fuego, incluso los mismos productores.

-Los productores recurren al fuego como una práctica habitual.
-Sí, como herramienta para limpiar terrenos, o en la misma faena forestal, con todo el sobrante, las ramas después del desmonte por ejemplo, se hacen cordones y se queman. Normalmente lo que suele suceder es que se eligen los días menos adecuados, no se piden las autorizaciones debidas, o, peor todavía, hubo casos en los que el personal trabaja, hace los cordones, prende el fuego y se retira.

-Recién hablabas de que son 20 combatientes, y estamos escuchando la complejidad de la tarea que realizan, además muchos de los que trabajan son muy jóvenes, ¿está bien remunerado el trabajo?
-No. El sueldo de bolsillo del combatiente de la provincia de Jujuy está en 1200 pesos. Pero si miramos hacia atrás, hace tres años, cobraban 500 pesos. Entonces, podemos decir que hemos dado un salto importante. Para hacer un poquito de historia: yo fui combatiente y en ese momento hace unos 8, 10 años, cobrábamos 250 pesos. Hace seis años, cuando me hago cargo por primera vez de la coordinación, empezamos a subir: 350, 450, 550 pesos. Y después, en 2006-2007, se incorporó a las 15 personas que estaban en ese momento, con contrato de localización de servicios, porque hasta 2006 el personal estaba en negro, sin aportes jubilatorios ni obra social. Sabemos que el sueldo no es el ideal, pero mirando hacia atrás las condiciones mejoraron. Ha sido un avance, porque además, antes se contrataba a los combatientes durante seis meses con los fondos que venían desde Nación y después los otros seis meses tenían que salir a buscar trabajo para sobrevivir. Al periodo siguiente, si estaban disponibles, volvían. Así funcionaba todo hasta 2006. Desde 2007 están todo el año y en 2009 se incorporó un grupo de cinco personas con contratos de locación de obra y con esto surgieron algunos inconvenientes porque no es el mejor tiempo de contrato; va a haber que rever esto.

-¿Cómo es el tema de la capacitación?
-Todos los años se dictan cursos básicos, este año también. Son cursos básicos, cerrados para empresas forestales, para la capacitación de los empleados. La idea es hablar el mismo idioma, trabajar más articuladamente, y, además, están entre  el grupo de actores sociales que nos prenden los fuegos. La intención es sumar y no pelearnos. Porque si decimos que con 20 personas vamos a controlar los incendios forestales, nos equivocamos; ni siquiera con 50, que sería el número adecuado para Jujuy hoy, porque si llegamos a tener un incendio muy grande vamos a necesitar que se sumen otros actores, en forma escalonada. En este año, en el Ramal lo hizo defensa Civil, Ejército. También tenemos prevista una capacitación para Ejército, que está prevista para enero.  Hay que ir sumando actores que estén capacitados para la tarea, y tener un equipo de trabajo de profesionales, como son los muchachos que están a mi cargo.

-Desde que el gobernador Barrionuevo decidió separar Gestión Ambiental del Ministerio de la Producción, y ponerla directamente bajo su órbita, ¿qué cambió?
-Básicamente, el apoyo, porque más allá de los inconvenientes que hemos tenido en esta campaña, haciendo memoria ésta fue la campaña donde más apoyo hemos recibido, en cuanto a vehículos, equipo, etc. Sobre todo, la coordinación de Manejo de Fuego antes dependía de la dirección de Políticas Ambientales, y este año pasó a depender directamente de Gestión Ambiental, al achicarse las distancias hay mayor capacidad de respuesta, más rapidez en la respuesta por parte de las autoridades.

-¿Cómo está el tema del equipamiento, se utiliza el avión hidrante?
-Hay que aclarar que no es de la provincia. En general los medios aéreos son contratados por el Plan Nacional de Manejo del Fuego y los asigna a distintas regionales. En el caso del NOA, este año tuvimos dos aviones y hidrantes y uno observador. El hidrante vino de Buenos Aires y el observador desde Bariloche; son de empresas que contrata el Plan Nacional. La modalidad de trabajo es que un hidrante tuvo asiento en Salta y otro en Jujuy, junto con un observador. Ambos fueron utilizados asiduamente este año cuando fue posible: en el ramal, en forestal, en Chijra, en San Antonio. Y fue una herramienta muy importante. Años anteriores lo tuvimos pero para cosas muy puntuales, porque no estaba aquí. Y esta modalidad dio muy buenos resultados. Lo que está previsto es que en 2010 se solicite un avión hidrante para cada provincia del NOA y en el caso de Jujuy vendrá un turbohélice, que tiene mejores características para montaña, un observador con ala alta porque así todo el terreno se puede ver. También está la posibilidad de que se incorpore un helicóptero para traslado de personal y con un helibalde.

-Es complejo el tema de los vuelos en Jujuy.
-Sí, no se pueden usar estas herramientas en todas las situaciones. Los jujeños sabe qué es el viento norte, pero los pilotos que vinieron, no, lo conocieron acá. No se puede volar con viento norte, aunque trabajaron con estas condiciones, por ejemplo en el ramal, pero haciendo un alto en las horas del mediodía, porque la baja presión y el viento tan caliente, hacían que el avión no tuviera sustentación. Por eso desde las 12 del mediodía hasta las 16 hs no se volaba.

-¿Y los combatientes cómo trabajaban?
-Los primeros días, como era tan grande el incendio, y la intención era frenarlo, se trabajó durante todo el día. Tuvimos varios casos de combatientes con principio de deshidratación. Cuando logramos detener el avance del fuego en el sector que más nos preocupaba que era en cercanías de fincas de la zona, cambiamos de modalidad, y entramos a trabajar de noche, manteniendo líneas de defensa, que son callejones que se abren con topadoras o a mano con herramientas, donde se saca el combustible, cortando la continuidad del fuego, y ahí es donde se lo puede detener porque al bajar de intensidad si no encuentra combustible se lo puede detener. Ese es el trabajo que realiza un combatiente; entrábamos a la noche, controlábamos las líneas de defensa para que no las saltara el fuego y a la mañana ya teníamos gente trabajando en terreno: un grupo trabajaba menos horas porque lo hacía en la siesta, y otro grupo, a la tarde-noche hasta la madrugada. Hay que aclarar que el avión no apaga incendios; el agua se evapora.

-Puntualmente, ¿qué es lo que hay que hacer para no provocar incendios forestales?
-Cuando cortamos pasto, ramas, etc. no quemarlo en el baldío de al lado. Llamar a la municipalidad y que se lleven todo eso. Cuando uno sale al campo, usar racionalmente el fuego, limpiar bien a la vuelta y cuando nos vamos apagarlo. Fundamentalmente, a los productores, recomendarles antes de hacer quemas primero hay que pedir autorización a la autoridad de aplicación, que es la dirección de Políticas Ambientales, y, en Manejo del Fuego podemos asesorarlos respecto de los momentos más convenientes, por las condiciones atmosféricas, etc. tenemos un equipo técnico que, en contra de lo que siempre se dice del pronóstico del tiempo, con cuatro o cinco días de anticipación, podemos estar previendo las condiciones. Podemos aconsejar y también se colabora cuando los productores no tienen los elementos para asegurar un control del fuego durante las quemas. Básicamente, el consejo sería no prender fuego.

-¿Qué significa para uds. el pronóstico del tiempo?
-Tenemos un área técnica que nos tira el pronóstico, las condiciones para los incendios. Podemos saber, para un lugar donde hay un incendio, a qué hora va a cambiar el viento, qué temperatura máxima va a haber, qué humedad, etc. Y tiene mucha exactitud. En el caso de Jujuy, hay dos personas que toman los datos, los tabulan y estamos en condiciones de establecer el índice de peligrosidad de incendios. (Gustavo Miranda/ Ariadna Tabera).






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