Cuando dentro de 100 años se haga memoria de los 200 años de fundación de la nacionalidad argentina, como hoy deberÃamos recordar los nombres y actitudes de los actores polÃticos y sociales del Centenario, sobre todo de sus intelectuales crÃticos, se estará hablando de la Generación del Bicentenario. Cada uno de nosotros, ciudadanos o dirigentes de la Argentina del 2010-2016, está hoy, entonces, inscribiendo su nombre en la historia. Por acción u omisión, por construcción o destrucción de posibilidades, forjaremos nuestro destino. Los hombres y mujeres del presente bicentenario de la nacionalidad, concientemente o no, desarrollan una determinada gestión cultural, polÃtica, económica y social de trascendencia histórica y emiten un mandato de futuro a las generaciones posteriores. Tal como ocurrió, con la declaración de independencia en Tucumán, el 9 de julio de 1816.
Tal es la significación de la efeméride que, con apatÃa ciudadana y superficialidad pública, en nuestra Argentina, hoy nombramos simplemente âsegundo centenario" (con visión portuaria, cosmopolita), "bicentenario" (con actitud temporal, festiva, celebratoria) o "década bicentenaria" (con perspectiva de proceso fundacional, participativo, de historia viva). Por ello, es importante: analizar, diagnosticar, proyectar, tomando conciencia de la magnitud de la tarea inconclusa. De ayer, y de hoy. Se trata de una decisión polÃtica inclusiva, no excluyente. Desechando posiciones sectarias, aldeanas, reaccionarias, conservadoras. Concordantes, en última instancia, con el progresismo cosmopolita. Ambos, detractores del Estado - Nación intuido por nuestros libertadores. Digo bien: tarea inconclusa, pues el proyecto libertario e independentista de los fundadores de la Patria, es un proyecto nacional frustrado por intereses exógenos a nuestro espacio vital: Suramérica. En este espacio, en este proyecto, Argentina tuvo y tiene un papel esencial. Por eso, la discusión histórica, las posiciones polÃticas, económicas y sociales, sobre el acontecimiento, adquieren dimensión epocal y de futuro.
Toda conmemoración de un acontecimiento histórico es un acto cultural (que abarca lo polÃtico, económico y social), y es potestad del sistema institucional, de sus gobernantes, de sus ciudadanos, hacer de aquel una interpretación democrática, republicana, nacional, que justifique y legitime el proyecto del presente, en vistas a la construcción de nuestro porvenir.
AsÃ, la conmemoración de nuestro bicentenario tiene sentido si proyectamos la acción de nuestros próceres y caudillos, ciudadanos y pueblo, como un ejemplo digno de ser luchado en el presente. Tal como fuera, en la gesta imperecedera de nuestra libertad e independencia.
La Comisión Provincial "Década Bicentenaria 2006 - 2016" plantea y propuso (apoyada en los Encuentros Interprovinciales realizados), como opción histórica con proyección geocultural, expandir el calendario y la localización geográfica de las efemérides bicentenarias. Abarcando en el caso de Salta, que no nació como frontera sino como centro, el norte argentino, y el espacio regional que ocupan las hermanas repúblicas de Chile, Bolivia y Paraguay. Unirnos a la Córdoba del Tucumán, Cuyo y el Litoral, para equilibrar las cargas con la pampa y el puerto. Convocar a las provincias nuevas, a las que no lo hicieron en 1816, a firmar la independencia en el año 2016.  Â
Nostalgias de futuro
Hemos vuelto a transitar, el camino iniciado con la Reconquista y la Defensa de Buenos Aires en 1806 y 1807, con el primer grito de libertad en Chuquisaca el 25 de mayo de 1809 y el ineludible hito de la Revolución protagonizado por el Cabildo de Buenos Aires en 1810, apoyado en forma indubitable por el Cabildo de Salta (Capital de la Intendencia de Salta del Tucumán), hecho que fue continuado por los Cabildos subalternos. Todo este proceso polÃtico y social rememora una tradición norteña basada en el éxodo salto - jujeño, el combate de RÃo Piedras, las batallas de Tucumán y Salta, la jura de la bandera a orillas del rÃo Juramento, el encuentro de San MartÃn, Belgrano y Pueyrredón en la frontera salteña, y la culminación de esa lucha militar, en la Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas de Suramérica, jurada en Tucumán el 9 de julio de 1816. Este proceso incluye los hechos heroicos de la Epopeya de la Guerra Gaucha (1814 - 1821). Rescatar también, el mensaje trunco de unidad, elevado por Artigas a Güemes, interceptado por intereses sectoriales, de ayer y de hoy.
Las gestas Belgraniana, Sanmartiniana y Güemesiana, desempeñadas en nuestro norte, son los hechos claves a estudiar, difundir y proyectar con vistas a la reparación histórica del norte argentino.
No intentamos revivir la dicotomÃa porteños - provincianos, sabemos que en los barrios de nuestra capital y en el Gran Buenos Aires, viven muchos norteños, desarraigados de su paisaje, abrazados a su nostalgia. Buscamos unir sobre lo fundamental: nuestra historia de libertad e independencia, para construir nuestra empresa sugestiva de vida en común.
Los que abrazamos la tradición nacional, forjada por el movimiento de reivindicación polÃtica y social en el Siglo XIX y XX, hacemos nuestra la idea de la emancipación cultural, y la autonomÃa continental, para el Siglo XXI.
Es nuestra convicción, que el tiempo de la historia es el presente, y que la conmemoración del Bicentenario 2010 - 2016 une pasado, presente y futuro. El bicentenario se transforma, asÃ, en lugar de reflexión histórica y de debate sobre la acción transformadora de la realidad. Nombrar es crear, imaginamos o erramos.
¿Qué provincia, qué paÃs, qué estado, que nación, buscamos edificar? ¿A qué federalismo debemos aspirar? ¿Cuál es la democracia, la república, que debemos construir? Toda crisis implica un desafÃo. Dar respuesta a las preguntas y trabajar para hacer realidad nuestras utopÃas, es la forma de prepararnos para la nueva epopeya nacional y popular, digna de la herencia de la generación de argentinos que hace 200 años se declaró libre a pesar del mundo entero.
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