Algunos antecedentes
TranscurrÃa el año 1810 y en los alejados territorios de Rinconada, Santa Catalina, Yavi y Cochinoca sacudÃa como un movimiento telúrico el clamor de las ideas por la libertad, instando a la rebelión. SeguÃa enardeciendo la sangre el ajusticiamiento del caudillo Pedro Murillo, acaecido en 1809, quien sentenció en el momento de su muerte: âNo se apagará jamás la tea que dejo encendidaâ¦â. La noticia del primer grito libertario emitido en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810, cundió como reguero de pólvora. Era claro que el fermento del sueño emancipador ya se encontraba maduro en las tierras altas de la Puna y en todo el ámbito del Alto Perú.
No surgieron estas expresiones en forma espontánea, sino que tuvieron un largo proceso de seguimiento social. Asà el espÃritu del Gobernador indio Manuel Caraguara, rondaba los fogones, especialmente en los lugares donde se extraÃan minerales y se realizaban trabajos forzados.
Se precipitaron los hechos y las acciones militares. El 7 de noviembre de 1810, se suscitó el primer triunfo patriótico, vivido dramáticamente en Suipacha. Los laureles del triunfo retemplaron los ánimos, por tal motivo la Junta Patriótica ordenó la acuñación de medallas con la leyenda: âLa Patria a los vencedores de Tupizaâ. Pero casi inmediatamente el ajusticiamiento de los jefes realistas Nieto, Córdoba y Paula de Sanz, ordenado por Mariano Moreno y cumplido por el integrante de la Junta Patriótica Dr. Juan José Castelli, conmovieron los ánimos de los vigÃas de ambos bandos, ya que avizoraban que las acciones guerreras se prolongarÃan en el espacio y en el tiempo.
Después del desastre de Huaqui, suceso que se dirimiera a favor de los españoles, quedaba seriamente amenazada la causa de los patriotas. A tanto llegó la euforia realista que Goyeneche lanzó dos agresivos manifiestos, los que se difundieron profusamente en la Puna y en la ciudad de Jujuy. Estas amenazas se rubricaron con el adelantamiento de las fuerzas españolas hasta Tupiza, mientras el grueso del ejército patriota constituyó su cuartel general en Jujuy, a las órdenes del General José Viamonte.
La Sorpresa de Sansana
Los patriotas destacaron un piquete de observación bajo el mando del Coronel Eustaquio DÃaz Vélez, quien actuaba en todo el territorio de la Puna, adelantándose hasta Pumahuasi, lugar que dista una cinco leguas de La Quiaca; mientras los enemigos se instalaron en el paraje denominado Sansana, ubicado al poniente de Yavi, con una partida de fusileros, para detectar los movimientos de los enemigos. El dÃa 16 de diciembre de 1811, los jefes patriotas encabezados por el ayudante de campo Manuel Dorrego, y los asistentes de Tenientes de Dragones Luis GarcÃa y Antonio Bazán, siendo la una de la madrugada se desplazaron sigilosamente hasta el poblado de Sansana, comprobando que una parte del contingente realista se habÃa cobijado en un rancho y el resto de la tropa dormÃa junto a los tapiales de unos rastrojos para pastaje. Los patriotas se dividieron en tres grupos, y en un momento determinado, en forma sincronizada, atacaron resueltamente favorecidos por la oscuridad de la noche. El factor sorpresa dio sus frutos, ya que después de un tiroteo que se prolongara por el espacio de una hora, se pusieron en evidencia los resultados, los que favorecieron a los patriotas.
El parte de guerra
Según el parte de guerra emitido por el Coronel Eustaquio DÃaz Vélez, fechado en Colorados (Departamento de Yavi), el dÃa 19 de diciembre de 1811, informaba a sus superiores: âLas pérdidas del enemigo fueron catorce muertos, dos heridos mortalmente y seis prisioneros; al principio de la acción huyeron cuatro a caballo y tres a pie por la quebrada inmediata. De nuestra parte hemos tenido tres muertos y un herido levementeâ.
âSe les tomaron veintisiete mulas, trece fusiles útiles y seis que se hicieron pedazos en el acto de acción; pero el mas feliz resultado fue que en los dichos ranchos existÃan los equipajes de los soldados y aún de varios oficiales de los que tuvo nuestra tropa cuantioso botÃn; pero como en estas circunstancias se aparecieron tres partidas enemigas en número de ciento cincuenta hombres en un cerro inmediato, hizo el capitán Dorrego que se pegase fuego a los ranchos para que se quemase el resto del equipaje que no habÃa podido tomar la tropa, el que según el incremento que habrá tomado el fuego, cuando se retiraron se redujo todo a cenizasâ.
âTambién se pudo constatar que el jefe de la patrulla realista pereció en el enfrentamiento armadoâ.
Conclusión
Hasta entonces se disputó palmo a palmo la extensión territorial de la patria. Los hechos militares suscitados posteriormente, demostraron que se abrieron instancias negociadoras hacia una paz que nunca llegarÃa, sembrando las consiguientes dudas entre morenistas y saavedristas, ambigüedad que costarÃa derramamiento de sangre, pérdida de bienes y luchas desmedidas por el ejercicio del poder. Esta lamentable confusión se prolongarÃa hasta después del año 1826, término en el que se incluyera la expulsión del Canónigo Juan Ignacio Gorriti, como representante de Jujuy a la Junta.
San Salvador de Jujuy, diciembre de 2009.
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