Popol Vuh, a mis alumnos
Dice que ellos crearon su mundo en trece dÃas. Trece dÃas, señora, recalca.
Dice que los dioses los crearon para escuchar una alabanza; y ellos supieron dársela.
Dice que después llegaron esos, como papagayos gigantescos, y se llevaron todos libros. Los libros que alababan a los dioses, señora, y contaban nuestra historia. Se los llevaron hasta cerquita del mar y los quemaron. Yo no pude salvar ni uno, señora, nada.
Dice que enamoraron a sus mujeres y ellos nada pudieron hacer.
Después sobrevino el silencio.
¿Qué pasó después? Insisto en la pregunta.
Dice, señora, después no hay después.
Y queda callado, silenciado. La mirada perdida.
Pero siempre hay un después.
No, señora, dice, hasta eso se llevaron.
Ildiko Nassr, Placeres cotidianos.
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