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Petit Esopo

La Fábula del Poder

Petit Esopo


      Buena parte de la fauna con la que la literatura de todos los tiempos contó, también está en esta pieza que nos gratifica por dos motivos: que entre la dirigencia política local se encuentre alguien con ánimo de recurrir a estas formas clásicas de la narrativa universal y que a la vez se resuelva con tanta precisión que hay animales que tienen objetivos, otros sólo intereses; algunos apetito, otros sólo gula y codicia; están los que parten desde la idea del bien común y los que sólo lo hacen pensando en sus propios bienes (los que tienen y los que arrebatarán); en fin, felinos buenos y malos, aves de rapiña, bichos rapaces, insectos molestos y venenosos y algunas nobles bestias del poder político jujeño. A consideración de los lectores.

      Ã‰rase una vez una pintoresca Comarca Feliz, en cuyas verdes praderas y sedientos desiertos convivía un multiforme muestrario de singulares animales. Lo que los hacía únicos, era que tenían voz de humanos y se comunicaban como tales, más no habían perdido su antigua naturaleza salvaje.
      Un rey león loco e inteligente había sido coronado legítimamente, pero la engañosa noche lo emboscó con crueldad y se lo llevó anticipadamente junto a su tío, antiguo profeta y rey de la manada de leones. Un Pequeño Cuervo Advenedizo, que había dedicado su vida a criticar con acidez a los leones y su variopinta saga (en especial a la de su fundador, el Viejo León Herbívoro), accedió al trono de la Comarca Feliz sin merecerlo.
      Este Cuervo, antiguamente era muy escuchado por su voz chillona y penetrante, y cuando por su inesperada cercanía oyó bramar a los leones, quedó admirado, por lo que quiso imitarlos. A pesar de su cómico empeño no sólo no pudo igualarlos, sino que perdió su propia voz. Así, se quedó sin la voz de los leones y sin la suya, y tuvo que rodearse de muchos Camellos Oportunistas que le prestaron su voz, pero ya nadie le creyó. Entonces los comarcanos despertaron de su Primer Gran Letargo, y sobrevino la Primera Era de la Confusión en la Comarca Feliz, y los leones desconocieron al rey ficticio.

      Fue así que una Comadreja Soberbia quiso destronar al cuervo inexperto y construyó un púlpito para difundir la Palabra del Desarrollo de la Comarca. Pero el púlpito carecía de audio, por lo que pocos escuchaban, y el Amo del Micrófono se lo negó a la Comadreja, ya que prefería los leones de rubia melena como la suya.
      Había un atípico León, que no era enojoso ni cruel, partidario de la no violencia, era tratable y mesurado, y se hizo amigo del Amo del Micrófono. Fue así que de mala gana la Comadreja Soberbia, se asoció con el león mesurado, y con una Hiena Gritona, para salir a la caza de los cuervos advenedizos.
      Fueron a la puerta del refugio de los cuervos y los camellos: mientras la comadreja y la hiena esforzaban su voz para hacerlos salir, el león los acechaba a la salida para darles presa de inmediato. Una vez que el Pequeño Cuervo Advenedizo huyó asustado, el león mesurado accedió al trono: como no abusó de su posición, se transformó en el Rey León Bueno, y de a poco la Primera Era de la Confusión se fue desvaneciendo de la Comarca Feliz.
      La oveja durmió con el puma, y la pantera con el camello: los apacibles comarcanos, satisfechos por la sabiduría del Rey León Bueno, se dejaron adormecer nuevamente por la monótona voz del Amo del Micrófono, e ingresaron así a su Segundo Gran Letargo.
      Más la Primera Era de Confusión de la Comarca Feliz le había dejado herencia muy pesada al Rey León Bueno. Aprovechando el caos, dos perros abandonados y audaces habían prosperado y amasado una gran fortuna, vendiendo toda clase de mercancías. Se transformaron en dos enormes Lobos Hambrientos que asolaban la comarca con sus temerarias incursiones. Sus modales no eran nada refinados, pero efectivos para la consecución de sus objetivos.
      Estaba también la pomposa Cofradía de las Águilas del Ultimo Piso lideradas con dureza por dos añejos y experimentados especímenes, el Poeta de la Montaña y el Ave Rapaz Mayor. Este último tenía dos renombrados hijos, Pato Criollo y Halcón Amable. Las tres aves de altura un día viajaron a las lejanas Bermudas y trajeron a escondidas un gran Triángulo Mágico.
Pato Criollo tenía una peculiar vocación de servicio: merced a la pesada y larga sombra de las alas de su progenitor, era contratado una y otra vez por la desprevenida Comarca Sin Memoria para construir refugios sin techo, paredes sin ladrillos y otras curiosidades por el estilo. Como a cada paso del Pato Criollo aparecía un inocultable y pestilente montón de estiércol, los tolerantes comarcanos, asfixiados por tanto hedor, empezaron a quejarse en voz baja, temerosos de ser escuchados desde el Ultimo Piso.
      A pesar del grave problema ambiental que había causado, el Pato Criollo se declaró ofendido por tamaña osadía e ingratitud, por lo que conminó a su hermano Halcón Amable para que presentara su queja formal a los sumisos empleados de Ave Rapaz Mayor. “Es inaceptable que estos comarcanos ignorantes no aprecien debidamente las aristocráticas cualidades de mis nobles deposiciones: exijo una inmediata satisfacción”exclamó muy alterado.

      Las mágicas cualidades del Triángulo de las Bermudas surtieron un sorprendente efecto, reparando el inexistente daño moral infligido al voraz Pato Criollo, y tragándose las esqueléticas arcas del Tesoro de la Comarca. No satisfechos con tantas indigestiones, los Lobos y las Águilas se peleaban ruidosamente, como perros salvajes que se tironean los desperdicios a la salida de un matadero. Mientras tanto la Comadreja Soberbia se iba empequeñeciendo, hasta que se transformó en un inofensivo Mosquito: pero no se dio cuenta de ello, ya que los serviles ofidios que lo rodeaban le acercaban un espejo que distorsionaba su imagen, haciéndolo parecer un temible león.
      Envalentonado, fue a reclamarle al Rey León Bueno la sucesión al trono, sosteniendo haber sido el principal artífice de la epopeya de la cacería de los cuervos y los camellos y por ende del nuevo reinado, merced a su vocinglero griterío. Y el Rey le contestó “¡Oh, Sí, fueron soberbios tus gritos. De no saber de quién se trataba, yo mismo me hubiera espantado! Ahora será mejor que te marches, si no quieres correr la misma suerte que las presas...” Y el Mosquito decidió irse, y le preguntó al Rey si se alegraba de que por fin se marchara. Y el Rey respondió: “...si no había notado que todavía seguías allí, tampoco advertiré cuando te vayas”. Y así fue: y el oscuro Mosquito se transformó en el Mosquito Despechado y se marchó lleno de rencor, planeando picar en el futuro a los leones hasta desangrarlos.

      Y el Rey León Bueno organizó su séquito para gobernar la Comarca Feliz: se rodeó de sus antiguos y fieles Leones, de un Zorro Sagaz, de un Tigre Leal, y de Jóvenes Asnos Soberbios. El Tigre Leal ocupó el lugar del Mosquito Despechado, cuidando las espaldas del Rey de las intrigas de la Casa de Piedra. El Zorro Sagaz se encargó de hacer atractiva para los comarcanos la monótona voz del Amo del Micrófono, mientras susurraba en el oído atento del Rey las verdades que los jóvenes asnos soberbios y lisonjeros no se animaban a decir. A veces el experto Zorro viajaba a consultar el Oráculo de la Pitonisa del Poder, y al volver se retiraba raudo y circunspecto a su guarida. Los Leones Fieles fueron enviados lejos del castillo a defender las fronteras más lejanas. Algunos de ellos se transformaron en Esforzados Bueyes, y cargaron con el pesado arado para volver fértiles los campos. Acarrearon la tierra que sobró a las puertas de la Comarca, para edificar una nueva y más sólida muralla.
      Los Jóvenes Asnos Soberbios, originarios de la tribu rival de los Gallos y comensales clandestinos de las Águilas, a diferencia del Cuervo Advenedizo habían logrado adquirir una verosímil voz de felino. A pesar de ello los Leones no confiaban para nada en ellos, por lo que los Asnos, fastidiados, tejían permanentes intrigas en su contra en los oídos del Rey León que los escuchaba divertido, pero tampoco les creía ¿o sí?.
      Los Jóvenes Asnos Soberbios aportaron así su abundante bosta y variado estiércol, y algunos Cuervos Residuales de la Primera Era de la Confusión, con seca paja hicieron una maloliente mezcla que unió precariamente los resistentes adobes construidos por los Esforzados Bueyes y cuidados por los Leones Leales. Se cumplió así la parábola del Viejo León Herbívoro, fundador primigenio de la gran manada, de que una pared se edifica con adobe, paja y bosta.

      Y sucedió que los Asnos y sus aliados los Cuervos, inexplicablemente quisieron atribuirse el exclusivo mérito de la construcción de la nueva muralla frente al Rey León Bueno. En su extraña confusión, incluso llegaron a creerse los principales artífices del éxito del reinado, minimizando la habilidad del Rey. Como la paz reinaba en la Comarca Feliz, y la pretensión era a toda luces absurda, nadie los puso en su lugar y entonces llenos de temerario coraje, quisieron  avanzar aún más y a pesar de sus endebles pezuñas, pretendieron asesinar a los Leones y Bueyes Leales, pero fracasaron ruidosamente en el intento.
      Más su insensata gula, que le había sido contagiada en sus banquetes secretos con la Cofradía de las Águilas, hizo renacer las discordia en las praderas de la Comarca Feliz, irritando a los Leones y a los Bueyes, y obligando al Tigre Leal y al Zorro Sagaz a abandonar por un tiempo sus inofensivos disfraces de cisnes amables.
Para agregar aún más confusión, un Mono Estúpido, fallido ahijado del Amo del Micrófono, infausto desadministrador de la Principal ciudad de la Comarca Feliz y enfermo crónico de indigestiones de bronce, le creaba permanentes problemas al Rey, generando profundo descontento entre los comarcanos.
      Habiéndose percatado de la polvareda en la corte del Rey, el jefe de la Manada Rival de los Gallos, hábil predicador de muchas morales sucintas (tantas, que nadie podía saber cuantas tenía realmente), y sempiterno enemigo de los leones (que según él siempre lo dejaban sin suficiente comida), aprovechó para unirse al Mosquito Despechado en la empresa de jubilar al Rey León Bueno, a pesar de las buenas obras de este y de los deseos de los comarcanos.
      Un Chacal Confundido, permanente y obsesivo hostigador del Mono Estúpido, reclamó a los gritos varias sobras para sí, pero fue mordido y rechazado por los demás animales salvaje, por los que fue a relamer sus heridas junto a la Manada de los Gallos, que finalmente también lo echaron hartos de  sus incoherencias.
      Ni los Asnos ni los Lobos ni las Águilas ni los Gallos ni los Mosquitos ni los Chacales ni las Hienas ni los Monos, e incluso quizás algunos Leones, tenían clara conciencia de sus evidentes y patéticas limitaciones. Fue así que los ominosos nubarrones de la Segunda Era de la Confusión, empezaron a oscurecer el horizonte luminoso de la Comarca Feliz.Y el Rey León Bueno, cansado de tamaña tarea y tanta prédica estéril, sintió un gran fastidio por esa inexplicable incomprensión, y empezó a considerar seriamente apartarse por un tiempo de su civilizada naturaleza, para transformarse en el Rey León Cruel.

MORALEJA: nunca sobrestimes tu inteligencia y menos aún tu suerte.

 

PERSONAJES
          Como la fábula en cuestión es fácilmente dramatizable, aportamos la lista de personajes para algún emprendedor director de teatro, con elenco responsable.

      Los Leones: los compañeros.
      Pequeño Cuervo Advenedizo: un ave chata.
      Viejo León Herbívoro: el General.
      Comadreja Soberbia (luego Mosquito Despechado): el profeta del desarrollo.
      Hiena Gritona: turquito torturador del Ramal.
      El Amo del Micrófono: operador de aves parlantes.
      Mono estúpido: petiso indigestado de bronce.
      Antiguos Leones Fieles y Bueyes: medianeros prístinos y perplejos.
      El Zorro Sagaz: especie de amplia visión lateral.
      Lobos Hambrientos: viajantes de café.
      Jefe de los Gallos: el eterno perdedor.
      Chacal Confundido: inmigrante calabrés.

      Asesor no honorario: Petit Esopo montañés






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