Diecinueve representaciones de paÃses de todo el mundo, en el marco del II Encuentro de las Colectividades, demostró una vez más que los brazos de Argentina pueden ser tan amplios como para cobijar a las más disÃmiles identidades del planeta. Satisfechas con los resultados de esta edición, la segunda, que convocó a doce representaciones más que el año pasado, MarÃa Antonia Singh de la colectividad hindú, MarÃa Celia Aróstegui de la vasca y Ãngela de Ponce de la siciliana, resaltaron en la radio el espÃritu de hermandad que reinó en los dÃas de la exposición, realizada en la Vieja Estación.
âEste año -señaló Ponce- participó un stand de Argentina, no como colectividad extranjera sino como anfitriona. La Federación Gaucha estuvo presente con un hermoso stand. Creo que Jujuy ha dado un ejemplo de que se puede convivir, que su comunidad es una familia. Somos diferentes etnias, a lo mejor de diferentes religiones, pero estamos todos juntos. Fue el Centro Islámico y nos pareció excelente. Perú no puso stand pero también estuvo; Grecia tuvo un stand importante. De todos los paÃses del mundo y especialmente europeosâ. Resaltaron la presencia masiva de niños y jóvenes de las escuelas que invadieron el predio al mismo momento que se inauguraba la feria. Este año, explicó Singh, se observó un mayor apoyo de las embajadas que como en el caso de la India, envió material para difundir los atractivos de aquella maravillosa nación.
También fue ponderada la participación de la colectividad sirio-libanesa, que se presentó este año por primera vez. La muestra permitió, como el año pasado, que la gente se conozca: âLo más importante es que nos respetamos. Tuvimos más apoyo y vinieron por primera vez descendientes de hindúes que viven en San Salvador de Jujuy y ya están prontos a colaborar para el encuentro del año que vieneâ, resaltó Singh.
Ãngela de Ponce, por su parte, contó que los sicilianos âhemos encontrado veintiún familias nuevas que antes no se habÃan acercado. El objetivo, por lo menos para nosotros, es ampliar la familia y que todos nos conozcamos. Además la sensación general fue de hermandad, de encuentro, de afectoâ. Y MarÃa Celia Aróstegui habló de la sorpresa que les produjo encontrarse con tantos jóvenes interesados en aprender el idioma vasco. Tantos, que ya están pensando en organizar clases a partir de marzo.
Aróstegui dejó en la radio una noticia para conmoverse: una prestigiosa institución vasca, la Hermandad de Oñati de Guipúzcoa, donó once molinos para extraer agua en el pueblito puneño de Queta, en Cochinoca, donde la falta de agua contribuye al éxodo de los jóvenes porque no hay en qué trabajar. Todo empezó -relató- en un vuelo que venÃa de Europa a la Argentina, donde se conocieron una joven jujeña con una vasca, quien pidió la ayuda de la Hermandad después de enterarse que la tristeza de su compañera de asiento era por esos ignotos pueblitos de una provincia llamada Jujuy, donde la sed mata no sólo las plantas sino también las esperanzas.
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âUn centro vasco de Buenos Aires, dijo por otro lado Aróstegui, mandará un gran contenedor con medicamentos para el programa Tujume, que brinda atención médica en olvidados rincones de la geografÃa jujeñaâ. Cosas del corazón que también gana sus batallas en un mundo donde parece que todo está perdido. Terminando la entrevista, vasca, hindú y siciliana se despiden con un âestamos esperando que llegue el año que viene para volver a realizar la feriaâ. Lo mismo que confiaron hace un año cuando quizás nadie imaginaba que el abrazo podrÃa ser tan grande.
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