Gimnasia pudo quedarse con esa cantidad de puntos en el campeonato Apertura de AFA, pero ni siquiera le salió el tiro del final. El Lobo deberá apuntar a cosechar más de 25 unidades, por lo menos, en el próximo Clausura 2006

      Que mala suerte Gimnasia. Frase que puede utilizarse tranquilamente para calificar la última parte del Torneo. Es cierto que los dirigidos por Mario Gómez jugaron partidos muy malos, pero al final terminaron encontrándose con un juego mucho más adecuado a la exigencia del fútbol de primera. Si bien el planteo no dejó de ser especulativo, Gimnasia  comenzó a sumar en los últimos encuentros y fundamentalmente de visitante. Los jugadores adquirieron más confianza y el técnico, que si bien se mantuvo en la suya, acertó en algunos partidos. En el final del Torneo no ayudaron los tiros en los palos, y mucho menos las desconcentraciones en los últimos minutos de juego que trajeron como consecuencia no sumar de a tres, mereciendo ganar por goleada. Siempre al final algo pasaba, se dormía la defensa, la pelota se perdía en el medio o el técnico metía el cambio equivocado. En este sentido hubo enfervorizados cuestionamientos al entrenador que casi siempre tenía un defensor o un volante a disposición para sacar a un delantero.
      Para mala suerte de “Don Mario” los cambios no daban resultados, el director técnico tuvo la mayoría de las veces la virtud de sacar al que mejor estaba jugando. Otro de los cuestionamientos por parte del hincha y la prensa, fue la elección de los jugadores que concentraban en cada partido.
      En esas convocatorias nunca estuvo el “Ale” como dice la popular que corea su nombre en cuanto lo ve. Tampoco fueron tenidos muy en cuenta, Juárez, Roth que ya se fue; Arraya, Devallis, Córdoba, quien jugó dos partidos al final; Alarcón lesionado; Herrera y algunos más. Todo esto ayudó a enardecer al simpatizante que por muchas razones no acompañó con un aliento positivo, ya que los nervios y la bronca lógica de un cambio mal hecho, un penal marrado o una situación no concretada, contagiaba la desesperación de los hinchas a los jugadores.
Gimnasia siempre jugó más suelto y relajado de visitante y así llegaron la mayoría de los puntos cosechados en el Torneo. Con River y Colón estuvo muy cerca la victoria, pero también de visitante se les escapó sobre el final ante Quilmes y Tiro Federal. Es decir que si Gimnasia tuviera hoy 26 puntos sería, ni más ni menos, lo justo. Pero, señores, en el fútbol la justicia sólo la imparte el réferi que supuestamente no está en el campo de juego para decidir resultados, aunque si de árbitros hablamos hay que decir también que los hombres de negro se equivocaron mucho contra Gimnasia, con intención o no, hubo fallos nefastos que incidieron mal en el equipo jujeño.
      La esperanza del Lobo para quedarse en primera en el próximo torneo, son los últimos partidos. Con Quilmes el equipo mereció ganar, jugando en forma brillante y con Tiro Federal no se aprovechó el penal a favor. Por eso es que el técnico deberá analizar el plantel que tiene dentro y fuera de la cancha, porque ahí si existe responsabilidad del entrenador. El ejemplo más claro sin que se enoje Balvorín, es que el tucumano no era el indicado para patear el penal ante los rosarinos, sin embargo Gómez dejó que le quitaran la jugada de pelota parada al indicado para ejecutarla que es, indudablemente, Serrizuela. En esas pequeñas pero sucesivas equivocaciones se basaron la mayoría de los problemas del Lobo durante todo el Torneo. Claro que esas mínimas distracciones se fueron sumando y de repente se convirtieron en una montaña cuyos resultados están a la vista.
      Esa gran acumulación de errores hunden al Lobo en el descenso directo hasta ahora, habrá que intentar solucionarlas cuanto antes, porque el tiempo de la verdad se acerca y los verdaderos porotos se juegan en el 2006. No estará mal pensar en nuevos nombres y aprovechar el cupo de cuatro refuerzos, pero tampoco estará mal tener en cuenta a un plantel numeroso en el que algunos jugadores que quieren de verdad a la camiseta deberían tener su oportunidad. Ya se fueron algunos muy dolidos y con razón que se quedaron con las ganas de jugar en primera y se irán otros que llegaron a la entidad jujeña para salvar la temporada, esos que seguramente también se marcharán buscando salir cuanto antes de la “isla” en la que nunca se sintieron cómodos. Usted saque sus propias conclusiones. Hay jugadores que se fueron porque el técnico no los tuvo en cuenta, y otros que se marcharon porque nunca transpiraron la camiseta. En diferenciar este tipo de jugadores estará la clave de la salvación y en la elección correcta del técnico y los dirigentes también.
      Para lograr una suma cercana a los 25 puntos, Mario Gómez deberá ser el hombre clave, para corregir y mejorar esta campaña que se quedó en 18. De él y sus jugadores dependerá que el querido Lobo se quede en primera. Con esa convicción , sin caprichos y con amplitud, los jujeños disfrutaremos unas cuantas temporadas más en primera.         

Los fanáticos …
un capítulo aparte
      El hincha colmó el Estadio en todos los partidos que se jugaron en el 23 de Agosto, en las buenas y en las malas. Así también algunos “alborotados” se portaron mal, ya que la violencia se adueñó de las instalaciones en los últimos encuentros. Algunas cuestiones extrafutbolísticas a las que no estamos acostumbrados en Jujuy, se iniciaron lamentablemente en este Torneo. De plano las rechazamos, ya que sería pésimo que se pongan de moda y se hagan costumbre como en otros lugares, el apriete, las amenazas, las bombas de estruendo y las emboscadas que lamentablemente sufrieron injustamente  la mayoría de los integrantes del plantel.
      Tampoco es bueno que en cada partido que juegue el Lobo haya piedras y bombas hacia la hinchada visitante como ha pasado en los últimos tiempos. Está más que claro que esa clase de reclamo es repudiado por la mayoría de los simpatizantes que a lo mejor reniegan o gritan fuerte contra el equipo o el técnico, pero no pasa de ahí. No es bueno darle vida a estos personajes que de a poco se van apoderando violentamente de todos los reclamos habidos y por haber, sean o no futbolísticos.