Hace pocos días fue liberado en la Cuesta de Lipán, cerca del Abra de Proterillos, un cóndor andino, que durante cinco meses estuvo en Buenos Aires, asistido por miembros de la Fundación Bioandina, la dirección del Proyecto de Conservación del Cóndor Andino y el Zoológico de Buenos Aires, donde fue enviado, al encontrarlo envenenado en la zona de la liberación, por Raúl Collarte y Félix Artaza de la Comisión de Estudio e Inspección de Obra del Paso de Jama. (ver entrevista en la nota siguiente).
      Fue transportado del Aeropuerto Horacio Guzmán, directamente a la Cuesta de Lipán, acompañado por un contingente integrado, entre otros, por autoridades y técnicos de la dirección de Recursos Naturales y Medio Ambiente y de las organizaciones que se encargaron de la desintoxicación del “bicho” envenenado; también se contó con la colaboración de Gendarmería Nacional que aportó dos vehículos.
      Antes de efectuar la liberación, gente de la comunidad local honró a la Pachamama -era agosto, todavía-; se recordaron “los lazos que unene a los hombres con los animales” y el propósito en el contexto del tradicional ritual, fue “devolver al cielo a un hijo de la tierra”.
      â€œLipán”, después de abandonar la jaula y observar atentamente su entorno, tomó vuelo con tranquilidad y naturalidad, llevando en sus alas transmisores de radio y satelitales que permitirán el seguimiento de sus desplazamientos a los efectos de un mayor conocimiento de la características de la especie.

      Los biólogos de la Fundación Bioandina y del Zoológico de Buenos Aires, instituciones que lograron la recuperación del cóndor macho que fue encontrado, envenenado, a un costado de la Cuesta de Lipán, María del Mar Contaldi, Vanesa Astoren y Maximiliano Bertini, junto al director de Medio Ambiente de Jujuy, Juan Pablo Villafañe, contaron en la radio -dos semanas, aproximadamente antes de la liberación- los entretelones de la historia de Lipán, el cóndor, recientemente devuelto a su medio natural..

      La iniciativa de rescatar a Lipán fue posible gracias a un convenio dirección de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Jujuy con la Fundación Bioandina; cuyo principal objetivo es el rescate del Cóndor Andino, especie en peligro de extinción. Villafañe explicó que “en varias oportunidades nos encontramos con ejemplares que han sido tiroteados, que han sufrido envenenamiento o que nosotros decomisamos y necesitan rehabilitación y recuperación para poder ser reintroducidos, en el mejor de los casos, en su propio medio natural. Hace unos meses, encontramos un ejemplar que rápidamente fue atendido en sus primeros trámites por profesionales de nuestra Dirección y luego remitido a la Fundación; hoy está plenamente recuperado y a fines de agosto lo vamos a liberar nuevamente en su hábitat. Queremos iniciar una campaña de sensibilización; esto nos viene fantástico, que hayamos podido recuperar un cóndor que estaba prácticamente al borde de la muerte; es un ejemplar adulto, un macho que estuvo envenenado. Suponemos que pudo haber comido algún cebo puesto para los zorros, como suele ocurrir en algunos lugares de Quebrada y Puna. Para nosotros y para la Fundación es muy importante y nos da pie para trabajar en los temas de educación y conservación -lo hacemos habitualmente- pero hoy, con este ejemplo, viéndolo al bicho, llevando los chicos de las escuelas y acercando toda la experiencia que tiene la Fundación, podemos movilizar el tema, no solamente del cóndor, sino de la mayoría de las especies que corren peligro.

-¿Cuántos cóndores se estima que hay en el NOA?
-Astoren : No hay censos exactos con respecto a la población de cóndores. Lo que sí sabemos es que se distribuye desde Venezuela hasta Tierra del Fuego. En Venezuela, por ejemplo, el cóndor se extinguió en 1965 y las poblaciones de cóndores en toda la zona de Ecuador, Perú y Colombia son muy reducidas. Tenemos en Colombia 75 ejemplares; en Perú alrededor de 100. Chile y Argentina tienen las poblaciones más numerosas, a lo largo de toda la Cordillera. Pero tenemos extinciones locales. En la parte argentina, por ejemplo, a mediados de 1800, Darwin, Perito Moreno, Hudson, encontraron cóndores en la costa atlántica. En zonas de adentro de la Cordillera, gente de la zona nos dice que antes había cóndores pero hoy lamentablemente ya no. Los problemas comenzaron con la llegada del hombre blanco a América. Creían, y aún muchos creen, que matan al ganado. Pero el cóndor es exclusivamente carroñero; solamente se alimenta de animales muertos, una función muy importante, ya que si se extingue en una región, se pierde al “basurero” ecológico de la zona. Además, carroñeros menores que se alimentan gracias al cóndor, ya no pueden acceder a esa comida. Es una cadena muy importante.

-Los zoológicos son inquietantes, francamente muchos tenemos prejuicios contra ellos ¿Para Uds. cómo es trabajar allí?
-Contaldi: Estudié biología y al principio no quería ni pisar un zoológico por nada. Pero hay que decir que el rol de los  zoológicos cambió mucho con los años. Antes solamente eran un lugar de exposición de bestias salvajes; pero con el correr del tiempo los zoológicos de todo el mundo establecieron estrategias de trabajo y funcionan como “arcas”. Fue un cambio cultural. O sea, el zoológico es un lugar donde uno puede trabajar en conservación y estudiar las especies.
-Astpren:  Lamentablemente, hay animales que ya no se pueden devolver a su medio natural, no sólo porque que ya están acostumbrados a los humanos, sino que hay una suerte de “Diluvio Universal”, que no es de lluvias sino la desertización, contaminación, un montón de problemáticas sociales y todo lo que le sucede al planeta y a sus habitantes en estas épocas. Por suerte, al cóndor lo podemos devolver, pero hay otras especies que si uno no mejora su ambiente, no pueden volver a su lugar natural. Es por eso que lo que se está tratando de trabajar en todos los zoológicos es procurar mantener la mayor diversidad genética, hacer intercambios con otros zoológicos, sin sacar al animal del medio ambiente; generar como “arcas” de parejas genéticamente diferentes. En el caso del cóndor estamos trabajando con los zoológicos de Sudamérica, que tienen parejas estables y ponen un huevo, nos llaman, lo  retiramos, se incuba, se cría en aislamiento y se prepara el ejemplar para liberar. Hace catorce años que estamos trabajando en el Proyecto Cóndor y ya hemos liberado 44 ejemplares de en toda Sudamérica. Esa es la función que hoy en día tienen todos los zoológicos en mayor o menor escala, por un tema económico porque la conservación es muy costosa y por eso hay que trabajar en conjunto.
-Bertini: Estamos trabajando no sólo en Jujuy, sino que también vamos a hacer una liberación en La Rioja de dos ejemplares que han sido rescatados y, en diferentes lugares del país, tenemos trabajos de campo con el cóndor y con otras especies, a través del Zoológico de Buenos Aires y la Fundación Bioandina.

-¿Dónde van a liberar al cóndor de Jujuy?
-Villafañe: El ejemplar apareció al pie de la Cuesta de Lipán. Entonces nos pareció importante devolverlo allí. Elegimos un sitio que está muy cerca del Abra de Potrerillos, la parte alta, de manera que el bicho, llamado Lipán, también por el lugar, pueda rápidamente llegar a su antigua zona de nidificación.
-¿Cuánto tiempo lo tuvieron?
-Cuatro meses.
-El trabajo de rehabilitación, después del rescate, necesariamente se tiene que hacer en el Zoológico de Buenos Aires o se piensa más adelante, hacerlo más cerca?
-Hay distintos procesos. En general, la dirección cuenta con un Centro de Rehabilitación de Fauna y la primera, en función de las dificultades que puede ofrecer, la brindamos nosotros. Está en las instalaciones que tenemos en El Carmen, en nuestra Estación de Piscicultura. Pero en este caso, dada la gravedad de la situación del animal y la especialización que tiene la Fundación Bioandina en este tema en particular, nos decidimos inmediatamente a que hicieran toda la recuperación ellos porque excedía a nuestros recursos.

-¿Dónde se atiende a los animales a recuperar?
-Astoren: El centro de rescate está en Escobar. Muchas especies silvestres requieren atención muy especifica, toda la parte veterinaria, sanitaria y de comportamiento. Hay tanta variedad de animales que lo que se intenta es generar nexos de muy buena comunicación, como en este caso con Jujuy. Si hubiera pasado un día más, quizás Lipán no contaba el cuento porque estaba envenenado. 
-¿Cuánto pesa un cóndor como éste?
-Los cóndores adultos pesan alrededor de 12 o 13 kilos y Lipán -que llevará ahora unas bandas alares para poder identificarlo visualmente- pesa actualmente 13. Así que está en muy buen estado. Cuando llegó estaba muy débil; ahora está increíble de fuerte. La verdad es que estamos muy contentos y orgullosos de toda la comunicación y trabajo en conjunto que se hizo. También es importante que la gente, cuando encuentre un animal con problemas, sepa adonde dirigirse y si se tiene alguna institución con la cual generar nexos, mucho mejor. Un cóndor puede volar en un día, mínimo, 200 kilómetros; o sea que tiene áreas muy grandes de dispersión. Entonces es importante tener conexión con todas las provincias.
-¿De dónde provienen los recursos con los que uds. funcionan?
-Fundamentalmente del Zoológico de Buenos Aires y las fundaciones Teimaken y Bioandina y recibimos muchas donaciones. Las provincias también hacen aportes. En este caso, nosotros estamos haciendo la búsqueda del lugar gracias a ellos, que nos llevaron. Vamos a hacer una campaña educativa junto con  los gobiernos provincial y nacional, este último nos da apoyo como proyecto emblemático y nos permite trabajar libremente dentro de todo el país, una cosa importantísima para poder llegar a logros efectivos. También tenemos ayuda externa de la fundación CETACOC de Estados Unidos y de la NASA. Lipán llevará un transmisor satelital que nos guiará por dónde esté volando y qué lugares ir protegiendo, porque no es solamente liberar sino trabajar junto a Medio Ambiente para que, sabiendo cuáles son los lugares que está recorriendo Lipán, recorrer esa zonas, protegerlas y hacer educación. Por suerte, todos ponen su granito de arena; desde voluntarios que hacen su trabajo hasta instituciones que colaboran.
-Villafañe: Este hecho, al igual que muchos otros, tiene una relevancia científica enorme porque gracias a este tipo de información podemos conocer mucho más sobre la biología, sobre la conducta, sobre los  hábitos de estos animales, y es lo que nutre todos los programas de gestión que llevan adelante los organismos provinciales en el manejo de las especies silvestres.

-¿Cuál es el planteo que ustedes hacen, desde lo educativo, antes de realizar la liberación de un ejemplar?
-Villafañe: Esta es la oportunidad de poder mostrar en vivo y en directo, los frutos de un trabajo que en este caso, no fueron solamente los cuatro meses de recuperación del ejemplar, sino que está el respaldo y el trabajo de la Fundación que viene trabajando hace muchos años. Y esto es importante en el proceso educativo, que la gente pueda vivirlo, verlo, compartirlo, estar en el momento. Verlo con nuestros propios ojos transmite mucha fuerza, transmite mucho y eso es lo que moviliza.
-Astoren: Unos días antes de la liberación lo que se hace, junto con la institución de la zona, un cronograma de las escuelas que se encuentran en el área de influencia; cuánto más se pueda abarcar, mucho mejor. A partir del 24 de agosto, vamos a recorrer con la gente de Medio Ambiente los establecimientos, explicando qué es el Proyecto Cóndor, el caso de Lipán, que fue encontrado a un costado de la ruta, para que conozcan cómo es un trabajo de conservación y que sepan sobre la biología no sólo del cóndor sino de los otros animales que habitan la zona. El cóndor es una especie ‘paraguas’; tiene una distribución tan amplia que a través de él uno puede aprender a conservar  y proteger otras especies.