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Libros/Revistas

EL NACIONAL
Revista del Colegio Nacional T. Sánchez
de Bustamante. Julio/agosto 2005.
Redacción: Luciana Calvetti; Agustina Quiroga; Camila Remondegui; Florencia Calvetti; Eliana Serrano; Nehuén Shedán. Caricaturistas: Franco E. Rodríguez; Matías Maire; Fabricio Daza; Josué Salce; Gabriela Calderón. Alumnos del Nacional Nº1 lograron reeditar esta publicación del colegio, que hacía años que no salía. Tapa y contratapa sorprenden por la calidad de las caricaturas y los textos; papel e impresión excelentes que hablan de un respeto hacia el lector; diagramación muy cuidada, esta publicación es un ejemplo para todos. Más allá de los aspectos visuales, la crítica, el sarcasmo y el análisis a fondo de problemáticas particulares de la institución y generales de la educación en Jujuy y en el país, hacen que esta revista –tan criticada por docentes de la institución y que tanto revuelo produjo en algunos programas televisivos y radiales- se convierta en un símbolo de lo que pueden hacer y HACEN los adolescentes jujeños, a pesar de las crisis, de la inexistencia de modelos, de las dificultades del presente (ni qué hablar del futuro), de lo poco que los adultos sabemos acompañarlos.
Tienen la palabra: “¿Existe una materia que se debata, se fomente la expresión o en donde cada uno pueda opinar, reflexionar y pensar en sí mismo y no conformarse con la realidad leída en un libro o dictada por los profesores? Me pregunto ¿qué finalidad tiene el colegio secundario? ¿que los profesores tenga trabajo? ¿que los chicos tengamos un título en la mano para poder realizar estudios terciarios o universitarios?” (...) “No podemos conformarnos con esto, ¿a dónde nos situamos entonces los jóvenes? ¿por qué  aceptar y conformarse? ¿por qué los estudiantes no nos levantamos y exigimos educación verdadera? ¿por qué no encontrar placer en el estudio y la cultura? Quizá porque no hay coincidencia de cuál es la finalidad de la educación”. Los “chicos” no sólo tienen qué decir, saben cómo hacerlo de una manera creativa, inteligente y directa; los adultos no soportamos que nos tiren unas cuantas verdades, que los “changuitos” digan muchas cosas que nadie se atreve (lea la revista y verá), ¿será por eso que algunos profesores los persiguen?

PROYECCIÓN
Revista especializada del Colegio de
Ingenieros de Jujuy. Nº42, junio de 2005.
En tapa: “6 de junio: Día de la Ingeniería Argentina”.
“Por qué fracasan las pequeñas organizaciones” por el ingeniero Luis García muestra una visión sobre la situación particular de organizaciones y emprendimientos en el contexto de la globalización. En la nota “Una visión diferente” el ingeniero Alfredo Perullini analiza el modelo de gestión adoptado para el manejo de los servicios de saneamiento en la provincia de Jujuy.  En “La energía eólica argentina” el ingeniero Juan Domingo Revuelta plantea la situación particular de la Patagonia Central respecto a la investigación y puesta en marcha de generadores de energía eólica; ilustran la nota una serie de mapas de la zona. “Firma digital” por la ingeniera Carolina Gelmetti  explica las posibilidades de implementación, legislación y características de la firma digital, en el marco del trabajo desarrollado al respecto por el Colegio de Ingenieros de Jujuy. Cierra este número una interesante nota  acerca del “Movimiento Empresarios por la Nación, recuperación de la industria nacional”.                                    

PRESUPUESTO EDUCATIVO
EN LAS PROVINCIAS

El Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC)  editó recientemente su publicación  “El presupuesto educativo en las provincias. Acción ciudadana por el derecho a la educación”, cuyos autores son Florencia Mezzadra, Axel Rivas y Alejandro Vera. Se trata de una “versión preliminar, que deseamos mejorar a partir de lo comentarios recibidos” para lo cual los interesados pueden escribir a info@cippec.org o consultar otras publicaciones en www.cipec.org
Este trabajo tiene como objetivo brindar herramientas para participar en el proceso político de asignación de recursos en el ámbito provincial con el fin de mejorar la efectividad del cumplimiento del derecho a la educación y acercar propuestas tendientes a la Ley de Financiamiento Educativo, que será tratada próximamente por el Congreso de la Nación.
A partir de mostrar cómo se usan los recursos del sistema educativo y de dónde provienen los mismos, este documento profundiza en las particularidades de la asignación de los recursos en el ámbito provincial: presupuesto (aprobación y ejecución), control y evaluación. Otro aspecto es el gasto por alumno, en relación a los recursos por habitante; el gasto en educación de acuerdo al gasto público total. Por último, analiza las posibilidades de participación, a través de estrategias y actividades de incidencia.
El CIPPEC es una organización independiente y sin fines de lucro que trabaja “por un Estado justo, democrático y eficiente que mejore la vida de las personas. Para ello concentra sus esfuerzos en analizar y promover políticas públicas que fomenten la equidad y el crecimiento en Argentina.

Aguirre o la ira de la Pachamama
Conciencia crítica y ruptura en el libro Historietas
          El libro Historietas de Ernesto Aguirre es una obra clave. No sólo para su autor (es su primer libro) sino para una generación, ya que marcó lo que vendría después. Ahora, la historia es conocida: fue publicado en 1978, en los talleres gráficos Gutenberg, los mismos donde se imprimieron los dieciséis números de la clásica revista Tarja. Fue escrito en medio de la peor dictadura que tuvimos que soportar y tiene el desparpajo y la rebeldía que da la libertad bajo palabra.

      Recién en el 2003, acompañado por dos de sus hijos que integran una banda de rock, Aguirre presentó públicamente su obra. Él argumentó que el acto merecía una banda como fondo y, cuando apareció, no existían -o, por lo menos, el poeta no las conocía- agrupaciones locales de esa música. En realidad, había otras razones y de eso quiero hablar.
      El ‘78 es el año que, para los argentinos, la palabra mundial se carga de significación. Esto es así no sólo porque el ex jugador de Gimnasia y Esgrima, José Daniel Valencia, estaba en el equipo titular que debutó en el mayor campeonato de fútbol que se desarrolló en este país; sino porque en el año anterior, los jujeños habíamos conocido el término internacionalización. Recordemos que el 19 de abril de 1977 se inauguraron los vuelos internacionales del aeropuerto (entonces llamado) “El Cadillal”. Estos dos acontecimientos prefiguran lo que después sería la globalización. ¿Y qué tiene que ver la poesía de Aguirre con estos hechos? No hay ningún verso que los recuerde pero sí existe un espíritu de época que se refleja en esta obra.
      Por aquellos años la plata se volvía dulce y algunas familias jujeñas decidían hacer caso al pedido de sus hijas que empezaban a convertirse en mujeres: trocaban la tradicional fiesta de los quince años por un viaje a Disneylandia. Mientras tanto, Aguirre, que entonces pisaba los veinticinco, marcaba distancia con la tradición escrita local: escribía, por citar uno de sus temas, sobre Jimmy Hendrix, guitarrista que no terminó freezado como el creador del Pato Donald y -por el contrario- le imprimió una calentura indiscutible a las guitarras que sonaban por distintas partes del mundo.
      Cuando salió Historietas pocos lectores se dieron por enterado. Uno de ellos fue Jorge Calvetti, autor que Aguirre no soportaba y lo vociferaba (el tiempo modificará ese punto de vista, tanto que unas de las palabras más sentidas por el fallecimiento de Calvetti serán las del propio Aguirre), el escritor de Maimará respondió de manera lúcida: cuando la universidad local decide hacerle un homenaje, lo invita a Aguirre como gesto de amistad. Néstor Groppa fue otro que lo leyó con buena leche, éste debe haber sonreído satisfecho cuando vio aquel libro inicial; unos años antes, el autor de Obrador le había aconsejado que no escribiera sobre el indio ni cerros. “¿Vos creés que tenés algo nuevo para decir”, le dijo y Aguirre, en vez de irse al mazo, barajó de nuevo sus sentimientos y mezcló sus letras con toda la rabia del rock.
      No se embarcó solo en la tarea de renovar la poesía de esta región. Junto a Javier Soto y Saúl Solano, dos años más tarde, publicó Espejo astillado. Ambos libros son un tincazo a los testículos de la poesía tradicional jujeña. En ellos hay un ataque directo a la manera de escribir de la mayoría de sus contemporáneos, pero no se trata de una rebeldía sin causas. Para esa época, Aguirre ya había leído toda la literatura jujeña y tenía motivos más que suficientes para oponerse a una tradición que estaba más muerta que una momia de un Omaguaca. Por eso, él la provocó cuando escribió, en 1980, que “los cerros y burros pardos estaban incluidos en el holocausto”.
      Después, mucha tinta corrió por los papeles de Aguirre: publicó varios libros que marcaron un cambio en su propia producción. Creo que no soy injusto con su obra si afirmo que los poemas de aquellos primeros libros no son los mejores que escribió. No obstante que los últimos poemas de Espejo astillado ya configuran el autor que vendría después, son poemas de iniciación, de conciencia crítica y de ruptura, pero no los más logrados de su producción poética. Son textos de iniciación porque, salvo los poemas de Versos que escribí para que tocara Jelly (1975) del cordobés Daniel       Salzano, casi no hay textos de la literatura argentina con tanta influencia de la beat generation.
      Es posible que Aguirre no tenga conciencia del momento que inauguró, ni las cosas que se atrevió a escribir. En una entrevista que, en mayo del 2003, le realizó Jorge Boccanera, el autor minimizó aquella irrupción: “Fue mi primer libro, salió en el 78 con muchas ganas de putear al universo, algo inevitable en tiempo de rebeldía. Yo no creo que marque el comienzo de una nueva poesía en Jujuy. Quizá tenga la virtud de haber sido publicado antes que otros que ya estaban escritos y que compartían el mismo mensaje de ruptura”.
      Se equivoca: claro que marcó el comienzo de una nueva poesía. Lo que pasa es que él no tiene la distancia crítica -a pesar de que sí la tiene para dar cuenta de una sociedad opresiva- para mirarse a sí mismo. Por otro lado, no es una tarea fácil aceptar que un libro marca un comienzo, ni siquiera para el propio autor. Además, me consta que tanto Historietas como Espejo astillado estaban arrumbados en alguna librería y casi nadie se interesó por ellos hasta cerca de una década después de su publicación.
      A fines de la década del ochenta, realicé una encuesta, a ocho poetas nacidos entre 1949 y 1959, en la que me animé a preguntar -de manera condicional- si Historietas marcó un cambio de rumbo estético. (Aclaro que yo la planteé en condicional porque entonces cada vez que nombraba a aquella obra como de ruptura, lo hacía en voz baja.) ¿Qué decían los poetas encuestados? Alejandro Carrizo generalizó su respuesta y negó que el libro pueda ser considerado como “un eje histórico”; Ramiro Tizón no contestó esa pregunta; Jorge Accame esquivó la respuesta con habilidad (“Me resulta difícil contestar a esta pregunta porque condiciona la respuesta”); Estela Mamaní no argumentó sobre el libro en cuestión pero ubicó a su autor como integrante de una nueva generación poética; Aguirre se guardó la respuesta “por razones obvias”; Álvaro Cormenzana, al igual que las otras preguntas de la encuesta, no contestó nada. Solamente Nélida Cañas y Pablo Baca arrimaron el bochín. La primera contestó que el libro fue “un hito trascendente en la literatura jujeña porque abandona la tradición literaria vigente y el color local que la caracterizaba”. El segundo afirmo que: “Historietas ha sido un libro valioso por muchas razones. Ingresa a la poesía de Jujuy una época, signada por el creciente predominio de la imagen. Es también el reflejo de Jujuy, de cambios culturales que estaban ocurriendo en todo el mundo. Además apareció en el silencio de la dictadura, con el mayor desparpajo y rebeldía, como para recordar a todos el sentido de la libertad”.
      El libro tiene el mérito nada desdeñable de ser una parte fundamental de la escasa vanguardia local. Como marca Baca, refleja los cambios culturales que sucedían en el mundo, utiliza el collage gráfico (contiene historietas y dibujos) e incluye temáticas poco desarrolladas hasta ese momento en Jujuy (el rock, la alucinación, el sexo). Cuestiones éstas que hacían impresentable a este libro hace más de veinticinco años. Presentar Historietas en el año de “nuestro” Mundial de Fútbol hubiese sido imposible o, en caso de haber sucedido, un verdadero fracaso. Los lectores de Aguirre aparecerían recién varios años después . También hubiera resultado peligroso hacer la presentación de un libro que incluye un poema que narra cómo de la ventanilla de un auto aparece una mano “que tiene luz y es de acero”. Y, en una líneas más abajo, sigue con la prohibición de girar a la izquierda porque: “Su cabeza tiene precio./ Es un hermoso paisaje para agregar un pedazo de plomo”.
      Â¿Quién tiene la culpa de este desencuentro entre una obra y sus lectores? No su autor precisamente. Es posible que la falta de instituciones educativas que ayuden a entender obras contemporáneas sea unos de los motivos principales; el otro gran factor -qué duda cabe- es la falta de libertad de expresión. Con pocos lectores iniciales, aquel libro cuestionó a los libros de poesía que entonces existían, se presentaban y difundían por los medios. Historietas circuló en algunos bares de San Salvador de Jujuy y, a su manera, realizó una acción cultural lenta que años después permitiría que fuera presentado en sociedad y -lo más importante- dejó abierta una puerta por la que entró toda una generación. (Reynaldo Castro).


Un ensayo de Graciela Frega fue el primer trabajo crítico sobre la obra de Aguirre, para más detalles véase Reynaldo Castro (1988), El escepticismo militante: Conversaciones con Ernesto Aguirre, Córdoba: Alción Editora.





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