¿Y ahora todos sí?
Después de idas y vueltas, profusos partes de prensa, comunicados, movilizaciones, reparto de volantes, bombas, reuniones etc., parece que por fin todos nos escuchamos y estamos a favor de: “una minería al servicio del pueblo y no el pueblo al servicio de los capitales”.
Con todos o la mayoría a favor del “si”, sin que éste se materialice de alguna forma, sin que el Ejecutivo Provincial manifieste una clara estrategia al respecto, o se convierta en el que convoque a discutir una política de Estado con respecto al tema; como ciudadano libre, considero oportuno seguir reflexionando.
Conclusión y propuestas
De esta forma sintetizaba en el artículo anterior mi opinión sobre el tema minero en Jujuy, buscando que esta idea sea un camino; no el único, a una solución de consenso:
-Nos corresponde como Nación y Provincia definir qué proceso debemos darnos para garantizar en la Argentina una política de soberanía comunitaria y popular en el tema de: “los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat”.
-La secretaría de Gestión Ambiental de Jujuy debe proponer la creación de áreas protegidas y fijar las pautas de gestión de las mismas.
-Se debe modificar y actualizar la normativa vigente en materia de minería y medio ambiente.
-Se debe reglamentar y dar efectivo cumplimiento a la Ley General de Medio Ambiente de la Provincia Nº 5063 del 14 de julio de 1.998.
-Se deben definir las pautas del ordenamiento territorial para que el Estado Provincial fomente el desarrollo socioeconómico equilibrado y ambientalmente sustentable de las diferentes zonas o regiones del territorio provincial.
Así podremos evitar lo que actualmente se da y genera un modelo de explotación de estos recursos en forma privada, con contaminación y depredación; ya que esta es una realidad que a corto, mediano o largo plazo nos afectará a nosotros o a las futuras generaciones. En el mismo sentido, me permito completar la idea acercando algunas nuevas consideraciones.
Basta de decidir por los demás
El ciudadano es el destinatario final de las decisiones tecnológicas simples o complejas que se toman desde las grandes empresas privadas o desde las instancias legislativas, políticas y administrativas. Hoy al acercarnos a los 200 años de Nación, muchos entendemos que ya sabemos de que se trata y que es necesario establecer nuevas pautas de relación y trabajo en nuestra sociedad.
Somos concientes porque la historia y nuestras propias experiencias de vida nos enseñaron que sólo la conciencia pública, ejercida a partir del compromiso y de la participación ciudadana serán nuestra única garantía, para oponer a un modelo, que ya nos mostró su rostro deshumanizado en el proyecto neoliberal que se encaró en nuestro país en los años '90 y que en muchos aspectos sigue vigente. Por ese motivo, no se trata de decisiones parciales, son fundamentalmente resoluciones de conjunto y un grave reto a la educación general, a los medios de comunicación y, sobre todo a quienes desde las instituciones de la democracia, tienen el poder y la obligación de llevar adelante lo que se acuerde.
Algo de historia
Por las dudas siempre es bueno tener presente que, contrariamente a lo que se suele creer, el tema del desarrollo y el progreso humano fue y seguirá siendo centro de estudio y de apasionado debate, ya que la industria desde la antigüedad, generó progresos y también enfermedades, por ejemplo: Hipócrates describió el cólico producido por el plomo, así como las propiedades tóxicas del metal. Galeno citó enfermedades que eran típicas de los mineros, curtidores, bataneros, químicos y otros. Juvenal hacia notar la vida breve de los mineros.
En el papiro Sallier, se puede leer los efectos que ciertas ocupaciones producían en los antiguos egipcios. Plinio El Grande, describe que en ciertas ocupaciones que producían polvo, los obreros se ataban una vejiga sobre la boca para no inhalarlo. Muchos otros médicos de la antigüedad como Agrícola, Marcial, Celso, Dioscoride Pedanio y Heródico han discutido la influencia de los oficios en la salud de los trabajadores. Ni que hablar de los aportes a la medicina laboral de B. Ramazzini 1.770 en su De morbis artificum diatriba (la enfermedad de los mineros). Por eso, cuando los griegos hablaban de higiene (hace 2.500 años), querían significar salud, buena salud, bienestar físico, proveniente del adecuado funcionamiento de las distintas partes del cuerpo. Si tenemos en cuenta que el ser humano no vive aislado del mundo, sino en íntima relación y contacto permanente, todo lo que lo rodea actúa sobre el.
Esta relación no siempre es útil y estimulante, y no se puede ocultar hablando bien de las empresas, aduciendo tener un titulo, conocimiento o por simples cuestiones personales, ya que muchas veces y hoy lo vemos a lo largo y ancho de esta provincia, la relación del ciudadano con el medio ambiente no es siempre útil estimulante o inocua y sí muchas veces resulta nociva y en ciertas circunstancias, hasta mortal.
Algo de memoria
Cuando en los´90 se empezaba a instalar en la sociedad desde los medios de comunicación, las ideas que luego darían lugar al neoliberalismo salvaje que vivimos, muchos advertimos con claridad que: ese modelo económico permitiría a las grandes empresas inmensas ganancias que saldrían de la reducción de los costos laborales y de la explotación irracional de los recursos naturales. Que la mentirosa estabilidad económica lograda, produciría exclusión y marginalidad en las clases populares (el cierre de más de 300.000 pequeñas empresas con millones de desocupados), lamentablemente nos terminaron dando la razón. Ni que hablar de otros males que vinieron a instalarse en la democracia como los decretazos, la subordinación de la Justicia, la corrupción y el autoritarismo.
Sobre la corrupción
A lo largo de su historia la Argentina fue testigo silenciosa de la creciente capacidad de influencia del poder económico en las decisiones de las mayorías. Pero por si no bastara la historia, los recientes gobiernos continuaron trabajando a favor de los procesos privatizadores que han llevado al extremo esta capacidad de influencia; la que posibilitó la sobrevivencia y reforzamiento de monopolios u oligopolios legales, la consolidación de mercados protegidos y el establecimiento de condiciones que aseguran, bajos o nulos riesgos empresariales, la producción sin medir consecuencias ambientales o contaminación. Por eso y de una buena vez, debemos acabar con el famoso achicar el Estado para agrandar la Nación por una nueva consigna profundizar la democracia con un Estado fuerte para ser una potencia en el mundo.
Otras propuestas
Un nuevo estado, con bases más amplias de sustentación social, de políticas públicas, potenciando las instancias institucionales de participación que garanticen el consenso como criterio rector y con la suficiente fuerza para desarrollar un conjunto de políticas que regulen el comportamiento del capital interno más concentrado: una nueva relación con los grandes grupos empresarios. Este nuevo estado debe ser capaz de:
·Regular el desempeño de los grandes grupos económicos que han crecido en forma desmesurada a través de su propio vaciamiento, el endeudamiento y las privatizaciones.
·Introducir nuevos elementos en el proceso decisorio y constituirse en un instrumento social de distribución mediante la creación de empleo, o de la redistribución geográfica de la actividad económica entre otros temas.
Entes de control y reguladores
La mayoría fueron desmantelados, introducidos a un freezer, o simplemente reducidos a un cargo para cubrir algún compromiso partidario, magnificando la autonomía de la voluntad en los negociados que se hicieron. Estos organismos deben recuperar su rol en forma inmediata; para ello se debe proveer una legislación acorde, otorgar los recursos económicos, el personal y la libertad política para realizar sus tareas. En este sentido deben ser tenidos en cuenta entre otros: el ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación y su Agencia Territorial, la dirección de Minas de la Provincia y su Policía Minera.